
Maidelis Vázquez Arcia es la directora municipal de Educación en Ranchuelo. Graduada de Educación Primaria en 1985 y con 25 años de trabajo de ellos, 18 como cuadro, afirma que asumir dicha responsabilidad no le hace perder las esperanzas de algún día volver a la docencia.
Comenzó como maestra primaria y transitó desde primero a sexto grado en el seminternado Jaime Hugo Vilella, en Santo Domingo. Luego se trasladó a la ENU Leonor Pérez Cabrera en el consejo popular de Jicotea. Ahí fungió como directora del plantel. Entonces inició su larga trayectoria como dirigente en el sector.
Fue jefa del departamento de Educación Infantil, subdirectora general y desde 2006 asume su actual responsabilidad.
«En mi vida laboral me he mantenido en cargos de dirección. En estos momentos en Ranchuelo estamos trabajando con la superación posgraduada, pues de 1453 docentes existentes en el municipio, solo 100 no son licenciados. Ello posibilita elevar la calidad del proceso docente educativo. Asimismo, enfatizamos en la labor preventiva comunitaria, lo que requiere preparación de los educadores para trabajar temas tan complejos como el de la adicción ».
Una de las tareas de mayor dedicación es la captación de alumnos hacia carreras pedagógicas, en la cual el territorio lleva más de tres años sobrecumpliendo el plan. Con esos fines, en estos momentos se encuentran en la preparación del próximo curso escolar 2019-2020.
«Aplicamos 54 alternativas, pero no es lo que deseamos. Trabajamos con fuerza la estimulación al personal docente, desde los recursos con que cuentan las escuelas, en cumpleaños colectivos, Día de las Madres y otras fechas significativas. De manera tal que los maestros de los 41 centros educativos existentes en el municipio se sientan reconocidos ».
¿Cómo puede una maestra renunciar al aula para dirigir?
Nunca he renunciado al aula. Considero que los cuadros de dirección asumen la responsabilidad no tanto porque les guste o constituya un anhelo, sino más bien por convicción y principios. Ser dirigente conlleva sacrificio, consagración, ser justo y ejemplo.
¿Cuál ha sido su mayor satisfacción durante este tiempo en el cargo?
Lograr la unidad en los colectivos, no solo en la dirección municipal, sino en cada institución educativa. Comprobar cómo ante cualquier llamado, son capaces de responder. Constatar resultados positivos en un territorio que no estaba en la avanzada.
Me siento satisfecha con lo que he aprendido durante más de seis años en esta responsabilidad.
¿Qué es lo que más extraña del aula?
Quizá algún día pueda volver al aula porque los cargos de dirección no son eternos y estoy dispuesta a volver. Lo que más extraño es el vínculo con los alumnos, la familia, desde la primera infancia. Sentirme parte de ellos, de sus vidas. Saber cómo desde edades tempranas se logra moldearlos.
Hoy muchos de los que fueron mis alumnos son médicos, ingenieros, profesores. Se acuerdan de mí con una llamada, un mensaje, pues algunos están cumpliendo misiones internacionalistas. Eso me hace sentir muy útil y satisfecha.