Nuestras calles

En sus inicios se nombró Las Tahonas o de las Matanzas, por haberse establecido en ella las primeras carnicerí­as de la villa.

Con posterioridad, Santa Rosalí­a, hasta el 19 de abril de 1905 cuando el Ayuntamiento por acuerdo unánime decidió llamarla Martí­, en homenaje al Héroe de Dos Rí­os.

El 8 de septiembre de 1922, el Gobierno Municipal modificó el nombre a esta importante arteria de la ciudad, y le adicionó el patroní­mico del ilustre cubano: calle José Martí­. No obstante, hasta los dí­as de hoy el pueblo sigue llamándola exclusivamente Martí­. (Ovidio C. Dí­az Bení­tez)

Calle Rolando Pardo Casí­n (Buenviaje), Santa Clara..    (Fotod: Redacción digital)

Muchos hijos de Santa Clara tal vez desconozcan los orí­genes de algunos de los lugares y sitios por lo que a diario transitan, y quizá sean pocos también los que hoy dí­a pueden responder a la interrogante de ¿cuál fue nuestra primera calle?

La respuesta la brinda el historiador Manuel Dionisio González en su Memoria histórica de la Villa de Santa Clara y su jurisdicción, publicada en 1858.

«Comenzóse la población desde las inmediaciones del punto que ocupa la ermita del Buenviaje hacia la plaza mayor, formándose la calle que se dirige a esta, que fue entonces la principal. […] Estas casas, con las demás que también se construyeron, próximamente a ellas, en distintas direcciones, y que sirvieron luego para formación de nuevas calles no excedieron quizás del número de 20, cobijadas todas de guano, forradas, unas de los mismo, otras de tabla de palma o cedro y algunas de embarrado ».

Dicha rúa, es bueno aclararlo, se llamó en los primeros años Calle de los Crí­menes, y no fue hasta 1729 cuando se construyó la Ermita del Buenviaje, que tomó ese nombre; denominación popular que conserva en la actualidad, aunque su nombre oficial es el de Rolando Pardo Casí­n.

Ya lo sabe, amigo, si camina de la secundaria básica Capitán Roberto Rodrí­guez hacia el parque Leoncio Vidal antigua Plaza Mayor o de Armas lo estará haciendo, no lo dude, por la calle más antigua de su ciudad. (Narciso Fernández Ramí­rez)

Alrededor de la Plaza de Armas parque Leoncio Vidal se construyeron a los largo de los años un grupo de calles que hoy constituyen arterias principales de la ciudad.

Una de ellas, que corrí­a en dirección de las actuales terminales de ómnibus, recibió en los inicios el nombre de Amargura . Luego, a partir de 1858, se le denominó Alameda de Cruces por el gobernador militar español de igual apellido y más tarde como Del Calvario.

En 1887 adoptó el nombre definitivo y por el cual todos la conocemos: Marta Abreu, en honor a la mujer más insigne que ha nacido en nuestra gloriosa Santa Clara.

Por su importancia reproducimos el acuerdo del Ayuntamiento:

«En la ciudad   de Santa Clara, a 25 de enero de 1887, en reunión efectuada a las 7.00 p.m. bajo la presidencia de Dn. Rafael Tristá, en cabildo ordinario y con la asistencia de siete concejales, el Sr. Presidente propone que en reconocimiento a la insigne labor de la Santaclareña Ilustre Marta de los íngeles Abreu de Estévez y, especí­ficamente, por la construcción   del teatro La Caridad y los lavaderos públicos, así­ como por su aporte al progreso de la su ciudad; se sitúe en lugar visible del Ayuntamiento una lápida en que se incluya el nombre de su esposo Luis Estévez.

«Los   Sí­ndicos José A. Rojas y Luis Oropesa considerando que la anterior propuesta no es suficiente para hacer honor a la ilustre dama, proponen, además que la actual calle del Calvario se denomine en los adelante calle Marta Abreu ».

Ambas propuestas fueron aprobadas por unanimidad. El contenido que llevó la lápida fue el siguiente: «Testimonio de gratitud a Marta Abreu de Estévez y a D. Luis Estévez Romero por haber construido el Teatro La Caridad y los lavaderos públicos.

1885-1887 ». (Ovidio C. Dí­az Bení­tez y Narciso Fernández Ramí­rez)

En 1713, a partir de la Plaza de Armas hoy Parque Leoncio Vidal se fue formando en pocos años hacia el norte, por casas en sucesión, una calle que en sus inicios los vecinos llamaron Nueva y luego Provincial, porque allí­ residió el Provincial de la Santa Hermandad, Bernardo Acosta.

Nos refiere Fausto E. Vilches de la Maza en su inédita monografí­a «Gloriosa Santa Clara » que desde 1745 a dicha rúa se le conoció como del Carmen, por conducir a la ermita de similar nombre, Nuestra Señora del Carmen, que se habí­a erigido en la porción más elevada de la loma de Francisco Alejo por iniciativa del Padre Juan de Conyedo.

En plena guerra de independencia contra España, el 27 de enero de 1897, el Ayuntamiento tomó la decisión de llamarla Valeriano Weyler; pero otro acuerdo del 10 de enero de 1899, a solicitud esta vez de los patriotas santaclareños, la llamó Máximo Gómez.

Con ello se reivindicaba no solo al Generalí­simo del Ejército Libertador, sino, además, al hombre que derrotó al asesino autor del criminal bando de la Reconcentración. (Narciso Fernández Ramí­rez)

Cuando en 1857 el historiador santaclareño Manuel Dionisio González publicó su célebre obra Memoria histórica de Santa Clara y su jurisdicción, refiere   que ya la ciudad tení­a 41 calles. Pero no incluyó tal vez, por olvido o desconocimiento a una callejuela que ya entonces existí­a: La Pita o San Cayetano.

Esta calle, que actualmente se denomina Carmita Gutiérrez, sí­ fue incluida por Fausto Vilches de la Maza en su biografí­a todaví­a inédita «Gloriosa Santa Clara ».  (Narciso Fernández Ramí­rez)

Es la calle más corta de la ciudad, y muy céntrica. En el siglo XIX era conocida como Callejón del Almacén o Diputación, y durante la mayor parte del siglo XX, se le denominó del Casino o Renacimiento, Luego se oficializó como Alfredo Barrero, aunque en los últimos años fue bautizada como Callejón de los coches, porque de allí­ salí­an los carretones de caballo empleados en el transporte público antes de que el Parque Vidal fuera cerrado al tránsito, hoy reabierto.

Esta calle, al igual que el Callejón de La Pita, fue obviada en la Memoria histórica de la villa de Santa Clara y su jurisdicción, de Manuel Dionisio González, a pesar de que existí­a en 1857. Sin embargo sí­ aparece en la monografí­a inédita «Gloriosa Santa Clara », de Fausto Vilches de la Maza.  (Narciso Fernández Ramí­rez)

A un costado de la calle Céspedes donde radica nuestro periódico y muy cercana a la antigua Plaza de Armas o Plaza Mayor como también la conocí­an nuestros antepasados, y hoy, parque Leoncio Vidal se encuentra una pequeña ví­a de apenas tres cuadras de extensión, nombrada en nuestros tiempos como Plácido, y en los ya pasados, Vizcaí­no.

El cambio de denominación se produjo en los inicios del anterior siglo, para ser más exactos, en julio de 1905, cuando el Sr. Tomás R. Machado, secretario de la Sociedad Bella Unión, junto a algunos vecinos, le solicitó al alcalde municipal «que en lo sucesivo se denomine a la calle Vizcaí­no lugar donde se encuentra la Sociedad Bella Unión calle Plácido, nombre del inolvidable poeta matancero José Gabriel de la Concepción Valdés, con el objeto de perpetuar la memoria de ese mártir ».

Se pidió, además, que para la colocación de las tablillas de dichas calles se designara el 15 de julio, fecha en que se conmemoraba el aniversario de la fundación de la ciudad, con el fin de que ese acto solemne formase parte del programa de las fiestas.

El Ayuntamiento, bajo la presidencia del alcalde municipal, Enrique Cañal Becallí­, acordó acceder a esta petición, por lo que ese dí­a de 1905, a las 8:00 de la mañana, se efectuó el acto de la colocación de la tablilla con el nombre de calle Plácido, en presencia de la Banda Infantil, el Cuerpo de Bomberos y el pueblo santaclareño en general. (Narciso Fernández Ramí­rez y Ovidio Bení­tez Dí­az)

El Callejón o Camino a Sancti Spí­ritus también estuvo incluido en las calles que   adoptaron nombres de patriotas de la región a partir de los acuerdos emanados de las sesiones de la municipalidad ocurridas los dí­as 18 y 25 de enero de 1901.

En este caso, y como consta en el acta capitular, se rendí­a tributo a uno de los generales más jóvenes de la guerra de independencia iniciada en 1895: «[…] También a la calle Sancti Spí­ritus se le nombró por acuerdo consistorial Juan Bruno Zayas en recuerdo de tan esclarecido patriota ».

Como resultado de las sesiones celebradas en el Ayuntamiento   los dí­as 18 y 26 de enero de 1901, una de las calles santaclareñas que cambiaron su nombre fue Candelaria,

Así­ consta en el acta capitular correspondiente, que especifica:

«Así­ mismo a solicitud de varios vecinos de la calle Candelaria, se acordó que en lo adelante se llame Maestra Nicolasa en memoria de la insigne santaclareña que nació y murió enseñando y practicando la virtud […] »

Entre las calles de Santa Clara que cambiaron su nombre por el de patriotas del terruño, a partir de las sesiones celebradas en el Ayuntamiento los dí­as 18 y 25 de enero de 1901, se encontraba la hasta entonces denominada Gloria. El acta capitular que recoge los acuerdos de la municipalidad, cuya alcaldí­a estaba a cargo del tristemente célebre General Gerardo Machado, tras referirse al cambio de San Cristóbal por el de Eduardo Machado, añade:

«[…] y a la calle Gloria se le llamarí­a Leoncio   Vidal Caro en recuerdo del patriota que heroicamente dio su vida en el parque que hoy lleva su nombre ».

Una de las ví­as más transitadas de nuestro Gloriosa Santa Clara es la que ya desde mediados del siglo XVIII el pueblo denominaba calle de Cuba.

Nacida en uno de los extremos de la Plaza Mayor y en dirección a la porción sur, esta rúa se llamó en sus inicios San Pablo, para más tarde tomar, tanto hacia el extremo sur como hacia el norte, el de Carmen, por la ermita que con ese nombre existí­a en la pequeña elevación que le sirvió de una a la villa.

En los años 20 de la pasad centuria, el Ayuntamiento decidió nombrarla José de Jesús Monteagudo, en honor a la figura del general santaclareño que tanta gloria habí­a acumulado durante la Guerra de 1895, pero que en los primeros años de la República habí­a mancillado su prestigio al frente de la odiada Guardia Rural. La decisión de denominarla así­ ocasionó diversas quejas y reclamaciones de los vecinos y pobladores.

Hoy sigue siendo una de las más concurridas y de obligado tránsito para los santaclareños, aunque ahora haya perdido la preposición «de » y sea, simple y llanamente, calle Cuba. (Ovidio C. Dí­az Bení­tez y Narciso Fernández Ramí­rez)

Esta calle o callejón, de solo dos cuadras de extensión, nace al costado del Parque Vidal antigua Plaza de Armas, donde hoy está la cafeterí­a El Recreo, y termina en la calle Martí­, por lo que es una de las rúas más cortas de la ciudad.

Denominada en sus inicios Santa Ana, fue abierta el 1.^o de julio de 1736, junto a la ermita de La Candelaria, sitio donde está enclavado en nuestros dí­as el teatro La Caridad.

En los albores del pasado siglo, 1907, el Ayuntamiento de la ciudad acordó llamarla Manuel Serafí­n Pichardo, cosa que el pueblo rechazó arrancando con violencia la placa de mármol con ese nombre y situando en su lugar otra con el apellido Lorda. La acción fue atribuida a los veteranos de las guerras de independencia contra España, cuestión que ellos negaron, pero afirmando que aceptaban el cambio.

En 1911 se confirmó el actual nombre de esa calle, que rinde homenaje a los primeros hermanos y patriotas santaclareños Antonio (1845-1870) y Guillermo Lorda Ortegosa (1848-1871), ambos, mártires de nuestras gestas libertarias y dos de los jóvenes más valiosos de la Revolución del 68 en la antigua jurisdicción de Villaclara. ( Narciso Fernández Ramí­rez)

A partir de 1899, año de inicio de la ocupación militar norteamericana, el Ayuntamiento de Santa Clara decidió cambiar el nombre de las principales calles de la ciudad que empezaban con nombres de santos, o sea, las San…, por el de patriotas de la localidad.

A tenor de ello, el 28 de diciembre de 1905 se aprueba por el alcalde municipal, Sr. Fernando R. Grosso, la propuesta de un grupo de vecinos de la calle San Agustí­n de cambiar el nombre de esta por el de General Alemán, atendiendo a los grandes méritos que «el batallador constante y desinteresado patriota » tení­a acumulados.

Se reconocí­a de ese modo la actuación del santaclareño José Braulio Alemán Urquí­a, que fue periodista, general del Ejército Libertador y secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes, cargo que desempeñó hasta su muerte, ocurrida el 15 de enero de 1930, a la edad de 66 años.

Empeño loable de nuestros antepasados, limitado en nuestros dí­as por el desconocimiento que sobre esa figura histórica tiene la actual generación de santaclareños. (Narciso Fernández Ramí­rez y Ovidio Bení­tez Dí­az)

Todo santaclareño que se traslade en bicicleta por la calle Maceo, de la   Estación de Ferrocarril hasta la llamada zona hospitalaria, sentirá el rigor de sus empinadas cuestas, y esto tiene sus causas.

Dicha rúa, llamada en los inicios San Francisco Javier, comenzó a formarse de norte a sur a partir de la mediación de la calle Buenviaje, y como todas, su trazado fue irregular y sin orientación precisa,

Cuenta Fausto Vilches de la Maza, en su inédita obra «Gloriosa Santa Clara », que la montuosa calle en el tramo entre Berenguer   (San Mateo) y Julio Jover (San Vicente) y sin duda, en otros sitios «era un promontorio rocoso que a fines del siglo xix se eliminó por una cuadrilla de hombres sacados para esos fines del presidio. Antes de ello habí­a amplios y altos escalones cubriendo hasta su borde dicha acera, en tramos de más de 15 metros de extensión. Ahora varias casas de ese lugar tienen escaleras hacia adentro de sus puertas por más de un metro ».

Con el advenimiento del siglo xx, la calle Francisco Javier adoptó el nombre actual, que honra al Titán de Bronce y Lugarteniente General del Ejército Libertador. (Narciso Fernández Ramí­rez)

En enero de 1901, en pleno perí­odo de ocupación militar norteamericana en Cuba, y cuando el alcalde de la ciudad era Gerardo Machado Morales de tan triste recordación para los cubanos, quien habí­a alcanzado los grados de general del Ejército Libertador en la contienda bélica de 1895, se decidió cambiar de nombre a varias de las más céntricas calles santaclareñas, las que a partir del acuerdo que tomó la municipalidad adoptaron los de destacados patriotas del terruño.

El acta capitular expresa: «En sesiones celebradas en el Ayuntamiento de Santa Clara bajo a presidencia del General Gerardo Machado Morales; el 18 y 25 de enero de 1901, respectivamente, se acordó que a la calle San Cristóbal en lo sucesivo se denominarí­a Eduardo Machado, en memoria del esclarecido patriota villaclareño […] ».

Una de las arterias principales, que atraviesa y divide una parte importante de la ciudad, en particular el bullicioso barrio del Condado, es la calle que el pueblo sigue llamando San Miguel, aunque de manera oficial se denomina Avenida 9 de abril, en recordación de la huelga general de ese dí­a de 1958, que aunque tuvo su principal escenario en Sagua la Grande, también en Santa Clara se produjeron acciones revolucionarias.

El nombre originario de San Miguel, que aún perdura, se debe, quizás, a Miguel Sánchez de la Raya, uno de los fundadores de la villa, y así­ se le conoció de manera oficial desde los orí­genes hasta el inicio del siglo xx.

El 21 de mayo de 1903 el Ayuntamiento acordó, por unanimidad, denominarla Manuel Dionisio González, en recordación y merecido homenaje a quien fuera entonces el historiador de la localidad y autor de la importante, pero poco conocida obra, Memoria histórica de la Villa de Santa Clara y su jurisdicción, la que dedicó, el 15 de julio de 1857, fecha de la fundación de la población, a la memoria del presbí­tero Juan de Conyedo.

A pesar de ello, el común siguió llamándola San Miguel, nombre con que conocemos los santaclareños de hoy dí­a a la Avenida 9 de abril. (Narciso Fernández Ramí­rez y Ovidio C. Dí­az)

Como dato curioso, el historiador Luis Garcí­a en su inédita monografí­a Historia del deporte en Santa Clara, refiere que en ella se inauguró, el 25 de abril de 1885, una plaza de toros, que contó en su efí­mera vida con una gran asistencia de público, fundamentalmente español, pues los cubanos rechazaban la «fiesta brava » y ya sentí­an pasión por el béisbol.

Con el advenimiento del siglo xx, el Ayuntamiento decidió nombrarla Luis Estévez, en honor del patriota y esposo de la Benefactora de Santa Clara, Marta Abreu. (Narciso Fernández Ramí­rez)

De los primeros lustros de la villa data la formación de esta calle, llamada de la Soledad y ubicada a una cuadra de distancia de la Plaza Mayor. A fines del siglo xix se convirtió en la más importante ví­a urbana para comunicar en sus extremos con los caminos de La Habana y Remedios.

Allí­ fue construido el primer puente de la villa, con estructuras de ladrillo y cimientos de piedra, y se inauguró en 1820, época en que Santa Clara comienza a hacer uso del primer cementerio extramuros. Por eso se le conoció también como calle del Puente, aunque el más común fue el de Santa Elena.

Su nombre actual deriva de la voluntad de los jóvenes integrantes del Club Revolucionario Maceo, cuando nada menos que la noche del 30 de diciembre de 1898, en ví­speras de la evacuación de las tropas españolas, hicieron imprimir fajas de papel con la nueva denominación: Independencia. (Narciso Fernández Ramí­rez)