El trabajo de los centros de atención primaria resulta esencial para evitar la proliferación del nuevo coronavirus COVID-19 en nuestro país. Hasta el momento, se sigue un protocolo que busca una respuesta lo más rápida y acertada posible con respecto a potenciales casos del virus que puedan llegar a los centros asistenciales.
Ante esta situación, cada policlínico ha definido a una enfermera clasificadora en el cuerpo de guardia de la institución, con el objetivo de detectar los casos que lleguen a causa de una infección respiratoria aguda (IRA). Estos pacientes se trasladan a una consulta específica para este tipo de situación, y los atiende un personal debidamente protegido y preparado.
Una vez allí, de acuerdo con el antecedente epidemiológico de la persona, se clasifica como sospechoso o no de tener COVID-19. Hasta el momento, solo existen, como criterio de sospecha, el haber regresado en los últimos 14 días de algún país donde existe transmisión de la enfermedad o haber tenido contacto con una persona que haya sido declarada como infestada con el virus.
Estos son los únicos criterios en la actual situación epidemiológica, porque aún no se ha declarado la transmisión de persona a persona en el país; en ese caso existe otro protocolo y será dictado oportunamente por la Dirección Nacional de Salud. De resultar un paciente con un cuadro respiratorio, pero que no califica como sospechoso, se le da el tratamiento normal en el área de Salud, pues en la actualidad circulan en Cuba otros virus como la influenza A y B, que presentan síntomas similares.
Para declarar un caso como sospechoso, se activa un equipo de respuesta rápida integrado por un clínico, un médico y un pediatra para atender casos de menores de edad. Este equipo es el encargado de recibir en el policlínico a los pacientes o de acudir a un consultorio o subsistema de salud donde se haya presentado un posible caso del virus, para hacer el interrogatorio y los exámenes pertinentes.
Luego, se informa de la situación a una mesa coordinadora ubicada en la Dirección Provincial de Salud, que valorará si el caso resulta sospechoso y si debe remitirse, en una ambulancia del SIUM, al centro de aislamiento de la región para continuar el protocolo.
El equipo de respuesta rápida se activa a cualquier hora del día y tiene también la responsabilidad de buscar los contactos más estrechos de la persona, examinarlos y realizar un procedimiento de desinfección de la vivienda. Por el riesgo que representa esta tarea, cada miembro del grupo ha de trabajar con la vestimenta requerida: gorro, gafas, nasobuco, guantes, bata, sobrebata y botas de tela, además de mantener una distancia razonable en sus consultas y cumplir con los procedimientos de desinfección antes y después de atender al sospechoso.
Estos procedimientos se suman a las medidas higiénico-sanitarias que debe tomar la población, a las pesquisas activas en la comunidad, y al trabajo de los consultorios y subsistemas de salud, con el objetivo de enfrentar el nuevo coronavirus y evitar su transmisión.