A la hora prevista comenzaron las labores en el vacunatorio habilitado en el seminternado de primaria Vietnam Heroico, en Santa Clara, que esta vez recibe a los adolescentes de los grados terminales de preuniversitarios, carreras técnicas y pedagógicas.
De manera organizada fluye el proceso, y en la sala de observación permanecen Carlos Manuel ílvarez Marín y Liyitsy Gómez Santos, luego de recibir la primera dosis del inmunógeno.
Ahora esperan una hora para comprobar que la vacuna fue asimilada, sin causar reacciones adversas.
Él aspira a matricular Diseño Gráfico cuando concluya sus estudios de duodécimo grado en el preuniversitario Osvaldo Herrera, en la capital provincial, y está consciente de que la vacuna cubana Abdala es un sobresaliente paso de avance, pero que no puede verse como la meta de la total prevención ante el SARS-CoV-2.
«Se hace necesario seguir cumpliendo todas las medidas orientadas para evitar el contagio. No olvidemos el uso del nasobuco, el distanciamiento necesario y el lavado frecuente de las manos, porque estamos en el deber de cuidarnos y cuidar a los demás ».
Ella también está en el grado terminal del pre Osvaldo Herrera y su sueño es alcanzar la Universidad para algún día dominar el amplio caudal de las lenguas extranjeras.
Siempre esperó con calma que le llegara su momento con Abdala, la que reconoce como algo prometedor y una luz a la esperanza.
« ¡Gracias, Cuba! Y ahora a seguirnos cuidando y esperar la segunda dosis el día 17 ».
Carlos Manuel y Liyitsy. Dos historias y un mismo fin: abrazar la vida.