63 años de una Revolución siempre joven

Editorial de Vanguardia por el nuevo año 2022.

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Vanguardia - Villa Clara - Cuba
Editorial
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01 Enero 2022

«Y cuando tenga una dificultad, vendré a ver al pueblo,y cuando tenga un problema, vendré a ver al pueblo »
Fidel, Santa Clara,
6 de enero de 1959

¡Cuán duro han sido estos 12 meses que acabamos de dejar atrás! El dolor y el luto hirieron a nuestras familias, amistades, compañeros de trabajo, vecinos; pero, también, este ha sido un tiempo de aprendizaje y arrojo.

¡Cuánta batalla ganada y qué grande el orgullo que nos embarga al darle bienvenida, este sábado 1.o de enero de 2022, a otro aniversario del triunfo revolucionario; el cumpleaños 63 de una Revolución siempre joven y vital, que convierte lo imposible en milagro, aún en medio de las más adversas circunstancias.

Cerramos un año largo, terrible; pero las dificultades nos hicieron más fuertes. Un virus nos mantuvo en aislamiento, sin embargo logramos sentirnos, en la distancia, más cerca que nunca. Experimentamos miedo, angustia, dolor, incertidumbre. Lloramos, aplaudimos a nuestros médicos, nos ayudamos. Les dijimos adiós a seres amados. Los despedimos en silencio. Crecimos. Nunca nos pasó tanto en tan poco tiempo. Y aquí­ estamos.

Justo en ese aprendizaje colectivo, nuestros jóvenes alcanzaron la estatura de gigantes. Los vimos en centros de aislamiento, en la zona roja, dirigiendo hospitales de campaña y, sobre todo, haciéndonos ver que en ellos está el alma de la Patria, su perdurabilidad.

También entre los grandes, ataviados con la bravura de los valientes, marchó adelante, en esta batalla contra un adversario microscópico,   el personal de la Salud. El incondicional ejército de batas blancas salvó a miles de compatriotas a lo largo de nuestra angosta geografí­a insular y a decenas de miles más allá de las fronteras nacionales.

Los nuestros, los de Villa Clara, fueron modelos de esa ética altruista de entregarse a los demás, de consagrarse al prójimo; solo por la satisfacción de disfrutar de la cándida sonrisa de un niño, del agradecimiento de una madre, del abrazo paternal de un abuelo; del inmenso placer del deber cumplido.

A todos ellos les debemos el respiro de estos meses de tregua epidemiológica   y a los cientí­ficos cubanos, los Finlay del presente. Gracias a quienes dedicaron su vida a salvar la nuestra, hoy Cuba tiene sus vacunas. Nuestra pequeña isla bloqueada   y pobre, ostenta el honor de ser el primer paí­s de Latinoamérica en obtener y producir sus inmunógenos contra la terrible COVID-19 y la primera nación del mundo en aplicar con éxito la vacunación masiva a menores de 18 años. Estos son los tozudos hechos, como afirmaba Lenin, y contra ellos, nada puede, ni siquiera los millones destinados a una guerra mediática.

(Ilustración: Alfredo Martirena)

En el año que dijimos adiós hace apenas unas horas, el que quemamos en el tradicional muñeco; además de batallar contra un virus horrible, nos tocó librar una batalla ideológica que discurrió, sobre todo, en las redes sociales. Los enemigos de siempre pensaron que podrí­an usar nuestros agobios y hasta nuestras desdichas, para darle la estocada de muerte a la Revolución. De nuevo, se volvieron a equivocar.

En esta nueva guerra, que es   también una guerra de sí­mbolos, Cuba Vive, resiste, y abraza. Cuba lucha y vence. Cuba se levanta.

En el quinto aniversario de su paso a la inmortalidad recordamos a Fidel y volvimos a ratificar que todos somos eso: sus hijos. Hijos agradecidos y seguidores de sus enseñanzas. Una dirigencia renovada, fruto de la sabidurí­a del Comandante en Jefe,   asumió el liderazgo, mantuvo enhiestas las banderas del Socialismo y se probó, con creces, en el combate.

El 8.o Congreso del Partido ratificó la senda de lucha y sacrificios que nos señaló la clarinada del 10 de octubre de 1868, del 24 de febrero de 1895, del 26 de julio de 1953 y la alborada victoriosa del primer dí­a de aquel inolvidable enero de 1959, y nos demostró que el camino de la construcción del Socialismo sigue siendo ignoto y lleno de riesgos, pero es el más humano y esperanzador para el mundo convulso que vivimos.

La utopí­a del Manifiesto Comunista ¡Proletarios de todos los paí­ses, uní­os! lo sigue siendo a nivel global, pero en Cuba, la unidad del pueblo alrededor de su Partido y su Gobierno, está lograda hace décadas y es preciso cuidarla y fortalecerla.

Cabalgar con el ejemplo de Fidel, con el ¡Sí­ se puede! de Raúl y con las ideas renovadoras de continuidad que conduce Dí­az-Canel, será siempre un antí­doto indestructible contra cualquier intento de dividirnos.

Hace menos de un mes, el 2 de diciembre pasado, Villa Clara vibró con la visita del primer secretario del Partido y presidente de la República, Miguel Dí­az-Canel Bermúdez, quien, para muchos santaclareños, sigue siendo Migue o Miguelito, el joven de melena larga que recorrí­a la ciudad a pie o en bicicleta, en los dí­as más duros del Perí­odo Especial. En esa visita nos recordaba que en el Condado habí­a nacido un proyecto comunitario que transformó el barrio; por eso, haber celebrado el acto provincial allí­, con su gente, fue la ratificación de que en los barrios humildes, con sus pobladores sencillos y laboriosos, se robustece la Revolución.

Y confirmó, además, que las transformaciones comunitarias en los lugares más vulnerables, la entrega de más de 150 casas a madres de tres hijos, la atención diferenciada a los ancianos desvalidos, a los más necesitados, no son fruto del efectismo, sino de una profunda transformación conceptual en nuestros modos de actuación, que en este 2022 debe consolidarse. Algo tan humano y altruista, como la propia esencia de la Revolución, y que llegó para quedarse.

Tampoco los 12 meses por venir serán fáciles. Contra nosotros sigue pesando el fardo de un bloqueo recrudecido y una pandemia que no oculta sus intenciones de seguir marcando la dureza de estos tiempos, con una variante, quizás menos agresiva que la Delta, pero de mayor transmisibilidad.

A nuestro favor contamos ya con más de un millón de compatriotas con sus dosis de refuerzo, y nuestros cientí­ficos trabajan en actualizaciones que permitan vencer a í“micron u otras variantes similares que pudieran aparecer. En el empeño de mantenernos a buen resguardo, no pueden existir descuidos y ya conocemos, al dedillo, las medidas sanitarias a seguir.

La economí­a deberá crecer un 4 % en su producto interno bruto, la matriz energética continuará modificándose, el turismo también seguirá siendo nuestra locomotora y la ciencia ratificará el porqué, en ese reciente estudio comparativo entre nuestro paí­s y los Estados Unidos, en el enfrentamiento a la pandemia, Cuba alcanzó mejores resultados que la mayor potencia imperialista del planeta.

Para aplastar nuestro ejemplo, nuestra entereza, buscarán viejos, y nuevos resortes, para desestabilizar al paí­s y subvertir el Socialismo.

En lo jurí­dico y legislativo, tampoco el 2022 tendrá un camino llano y sin obstáculos. Entre febrero, marzo y abril será sometido a consulta popular el Código de las Familias y su aprobación definitiva constituirá un salto cualitativo importante que situará al paí­s a la vanguardia mundial en la defensa de los derechos inalienables de los seres humanos, sin distingo de razas, origen, preferencia sexual, creencia religiosa; protegerá el derechos de las familias en plural y se parecerá mucho más a la Cuba actual.

En este 2022 seamos mejores. Fortalezcamos la unidad. Ayudémonos los unos a los otros, seamos más solidarios. Defendamos nuestras ideas y principios, y dotemos a las futuras generaciones de una Cuba triunfante y culta.

Defendamos la Revolución con la bravura de los mambises y como Martí­, en su Lectura en Steak Hall, el 24 de enero de 1880, juremos que « ¡Antes de cejar en el empeño de hacer libre y próspera a la patria, se unirá el mar del Sur al mar del Norte, y nacerá una serpiente de un huevo de águila! »

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