Celia Sánchez Manduley. (Foto: Tomada de Internet)
Ricardo R. González
@riciber91
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11 Enero 2022
11 Enero 2022
hace 2 años
Una mañana diferente se hizo sentir este 11 de enero desde el pequeño jardín situado al inicio del reparto Bengochea, en Santa Clara, con motivos suficientes para rendir tributo a Celia Sánchez Manduley (1920-1980) en el aniversario 42 de su desaparición física.
Fue este el mejor de los sitios, ese que a diario es de ella, rodeado de la sencillez que caracterizaba a la flor más autóctona de la Revolución, como se le conoce. Un sencillo lugar para evocaciones y distinguir a un grupo de mujeres destacadas a lo largo de los años o recibir a las continuadoras de su camino.
Justa ocasión para que 20 jóvenes que arriban a los 14 años recibieran el carné identificativo como integrantes de la organización femenina, en tanto se les entregara el bono Mi aporte por la Patria a 30 dirigentes de base.
Por su parte, Marta Beatriz Pérez Rodríguez, secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) en Santa Clara, depositó dicho distintivo en manos de Dilky Ponce Expósito, primera secretaria del Partido en la capital provincial, y de Mayelín Díaz Rodríguez, representante de las mujeres en Villa Clara, como expresión simbólica del aporte de 3000 pesos en nombre de las federadas santaclareñas.
Un instante de reconocimiento vivió, este martes, la Dra. Iliana Ferrat Clark, especialista en Psquiatría, por sus contribuciones y colaboración en la Casa de Orientación a la Mujer y la Familia (COMF), la primera fundada en el país en 1990.
De la manzanillera inolvidable se abordaron numerosos pasajes al evocar su legado, desde aquella infancia traviesa en el ingenio Isabel, en Media Luna, hasta su vínculo abierto con la causa revolucionaria mediante el Movimiento 26 de Julio y la lucha de guerrillas, incluida su participación en el combate de El Uvero.
Bajo los seudónimos de Norma, Lilian, Carmen y Caridad cumplió altas responsabilidades dentro de la clandestinidad, y ya al triunfo revolucionario asumió con vigor cada misión hasta su fallecimiento, en enero de 1980.
Así, Mayelín Díaz también recordó cuando subió al Pico Turquino, junto a su padre, el Dr. Manuel Sánchez Silveira, y la escultora Jilma Madera, para colocar un busto al Apóstol en el lugar más alto de Cuba, lo que inspira en nuestros días a que cada fémina se convierta en continuadora de su obra.
Temas como í“leo de mujer con sombrero y Pequeña serenata diurna, de la autoría de Silvio Rodríguez e interpretados por el trovador Diorge Ortíz, se escucharon en este sitio de Santa Clara a manera de tributo, en una ciudad en la que Celia anda entre su pueblo, revive en las mujeres y se multiplica en los sueños de la infancia como esa flor que expande su perfume por la aurora y viste de color a la montaña.