Cuántos recuerdos guarda el parque Casallas, ese símbolo placeteño que muchos lugareños consideran el más hermoso de todos.
A pesar de los dos años que lleva en remodelación; valió la pena esperar hasta que el SARS-CoV-2 diera una tregua para poder continuar con las labores constructivas y ganar el tiempo perdido.
Rigoberto Rodríguez Real, director de Comunales en la localidad, confiesa que muchas veces se sitúa en una esquina a contemplar la obra que se ejecuta y le parece increíble.
«Ahora me lo creo. Ya contamos con más de 50 000 losas de granito de óptima calidad », cuenta y asegura con orgullo: «Este es el regalo para el pueblo: nuestro parque, el de todos ».
Esta plaza, amplia y hermosa, con más de 58 bancos donde pueden sentarse 1200 personas es un sitio que distingue a la localidad y cuya remodelación los pobladores agradecen.
La cultura del detalle
Rigoberto Rodríguez habla de la remodelación total de la jardinería, como elemento que acentúa la belleza; del cambio de luminarias y de la poda de algunos árboles, que al inicio fue blanco de cuestionamientos.
«Al retirar una parte de los existentes en el área central, hubo inconformidades porque se perdía la sombra. Ya se repusieron y la opinión ha cambiado ».
La anterior glorieta, cuya demolición tuvo detractores en los primeros tiempos, fue sustituida por la que se muestra en la imagen de la derecha. También los laureles que identifican a Placetas fueron podados en busca de mayores espacios de sombra, y ahora exhiben un reverdecido follaje. (Fotos: Archivo y Ramón Barreras Valdés)
Y la demolición de la glorieta, ¿qué criterios despertó?
La gente estaba muy arraigada a ese núcleo central del parque; pero nada se ha hecho según el criterio de un grupo limitado de personas; las opiniones de los pobladores, lo que les gusta y lo que no, han sido una especie de guía. Hoy muchos manifiestan que es el parque más bonito de Cuba y de la provincia sin estar aún terminado.
«Tuvimos coterráneos que siguieron los detalles de la restauración. Nos acompañaban a diario y nos daban fuerzas con sus sugerencias; sin embargo, por culpa de la pandemia ya no están, y su ausencia nos obliga a reforzar el compromiso de entregar una obra digna en memoria de ellos ».
Con un monto general de 4 millones de pesos, el proyecto ha contado con el apoyo partidista y gubernamental, de conjunto con la Empresa de Producción Local de Materiales de la Construcción (Plomac), las brigadas de Servicios Comunales, proyectistas, trabajadores por cuenta propia, y el Fondo de Bienes Culturales, que salvaguarda los valores patrimoniales placeteños. Se calcula que quedará listo en julio venidero para festejar el aniversario 67 de la gesta del Moncada.
Rigoberto Rodríguez insiste en la necesidad de ser meticuloso para lograr la necesaria cultura del detalle. Antes de concluirlo hay que darle los toques finales a la jardinería y al sistema de riego, que ya está listo para montar, y limpiar el piso. «Todavía quedan por hacer trabajos en las cercas exteriores, y en los monumentos y sitios históricos insertados en el conjunto de la Plaza, así como el Rincón de las Madres inaugurado en mayo de 1950 », agregó.
Desde uno de los bancos un fiel placeteño de 79 años sigue el vuelo de las palomas refugiadas en su «casita », que también forma parte del entorno. Admira lo realizado y disfruta de la tranquilidad del lugar.
Un poco de historia
La construcción de la Plaza de Armas se concluyó en 1894, fue nombrada entonces Alfonso XII y con el devenir del tiempo pasó a llamarse parque Rafael Casallas Monteagudo.
En sus inicios era un espacio dedicado a reuniones, almuerzos y ventas de productos, entre otros fines, y contaba con 25 laureles de India que fueron sembrados en 1880 a ambos lados de las calles principales en la entrada y la salida del pueblo y en otros espacios públicos. De ahí toma el nombre de Villa de los Laureles.
Ya en 1894 se concluyó el arreglo de la Plaza de Armas con sus calles, jardines triangulares y la siembra de cuatro palmas que a petición del alcalde municipal en aquellos tiempos, Isidro Sánchez Perales, se incorporaron otras, en 1938, como tributo a los ocho estudiantes de Medicina injustamente fusilados por el régimen colonial.
A través del tiempo el parque vivió diversas modificaciones. En 2019 comenzaron las obras de restauración como forma de rescatar el patrimonio local custodiado por esas palmeras como guardianas del centro del parque de Placetas.