Con tristeza, familiares y amigos despidieron al mayor Dr. Yaiquier Díaz Morales, vice director asistencial del Hospital Militar Comandante Manuel Fajardo Rivero. Lamentablemente, después de ayudar a salvar a tantos, no logró vencer su propia batalla contra la COVID-19.
Este sábado, en el poblado de Vueltas, el Dr. Yaiquier Díaz Morales recibió su último adiós. (Foto: Tomada de la CMHW)
Leslie Díaz Monserrat
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12 Febrero 2022
12 Febrero 2022
hace 2 años
Los médicos deberían ser inmunes a la COVID-19. Tener una armadura especial, una coraza de anticuerpos ganada después de dar tanta batalla contra un virus. ¡Qué paradojas tiene la vida! ¡Cuán injusta puede ser cuando le corta el soplo de aire a quien ha ayudado a respirar a otros!
El mayor Dr. Yaiquier Díaz Morales, vice director asistencial del Hospital Militar Comandante Manuel Fajardo Rivero, de Villa Clara, no pudo ganar la batalla contra el enemigo diminuto que nos castiga con saña. Cree el SARS-CoV-2 que logró apagarlo por siempre. ¡Imposible! Los hombres crecen más cuando su ejemplo ni siquiera se doblega ante la muerte.
Sus familiares y amigos lo despidieron hoy. El pueblo lo llora todavía. Vanguardia, en homenaje a la memoria de un joven doctor de tan solo 40 años, recoge el sentir de colegas que lo admiran y aprecian.
«Falleció un gran amigo, hermano, un héroe de estos tiempos. Falleció el doctor Yaiquier Díaz Morales. Un joven que desde el comienzo de la COVID se entregó a la lucha por salvar vidas. Tenía 40 años, era especialista en Medicina Interna, mayor de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), esposo, excelente padre, hijo ejemplar, amigo incondicional. Fueron muchos los esfuerzos del personal de Salud por lograr salvar a quien salvó a tantos. Te fuiste físicamente, pero estarás siempre en nuestro pensamiento. Nos esforzaremos por rendirte tributo. Fuiste y serás un paradigma como médico, cuadro, hijo, hermano, esposo. Gloria eterna para ti ».
Dr. Juan José Pulido López, jefe del Departamento de Atención Médica en Villa Clara
«No conocí a nadie que fuera mejor persona que él durante el tiempo que transitó por estos lares. Nunca lo vi molesto. Siempre estaba con los ojos rojos de no descansar, luchando por la vida de los demás y, ahora, la COVID le arranca la de él. Con paciencia sabía salir de cada discusión útil o inútil. Ojalá tuviéramos 12 000 000 de Yaiquier. Con 12 000 000 de Yaiquier la vida fuera más agradable y resolutiva. Amigo, donde quiera que vayas, lleva siempre mi gran aprecio. Un abrazo eterno ».
Dr. Elibet Chávez-González, cardiólogo
«Se nos fue un gran ser humano, un incansable luchador de estos tiempos, ejemplo para las generaciones presentes y venideras. Somos de una misma tierra: pueblo de gente humilde, sencilla, trabajadora; y él supo preservar esas virtudes en su máxima expresión. Su sencillez y el espíritu de sacrificio ante el trabajo lo caracterizaron.
«A lo largo de estos dos años, enfrentó con entereza esta misión a la cual hemos sido llamados. Nunca lo vimos desalentado, con pérdida del optimismo o cansado. En la trinchera de combate estuvo mañana, tarde y noche, aliviando el dolor y el sufrimiento de todos aquellos que lo necesitaron.
«En lo personal, para nosotros fue una responsabilidad muy grande, y pasamos días de trabajo intenso, junto a un grupo de profesionales, intentando devolverlo a la vida. Lamentablemente, esta batalla con la muerte la perdimos. Pareciera una paradoja que este virus, contra el cual tanto luchó, le cegara la luz de la existencia.
« ¡Hasta siempre, hermano, colega, amigo! No se dice adiós a los héroes, tu ejemplo vivirá en nuestros corazones, y servirá de luz en los caminos de los hombres de bien ».
Dr. Carlos E. Herrera Cartaya, especialista en Medicina Intensiva y Emergencias
«No sé cómo despedirte, pero en lo más profundo de mi corazón siempre estarás. Descansa en paz, mi amigo, mi compañero, mi hermano. Siempre fuiste ese ser humano extraordinario, buen padre, buen hijo, buen hermano y una excelente persona. Nunca te olvidaré y tu partida todavía no la acepto; pero me queda la satisfacción de que hasta tu último momento de vida hice todo para darte apoyo y fuerzas. No has muerto, vives en mí, en tus hijos, en tu esposa, en tus padres, en tu hermano, en cada rincón de ese hospital que se siente de luto ante tu partida. Tus cualidades de buen jefe y amigo perdurarán por siempre y te recordaré cada uno de mis días por ser, más que mi amigo, ese hermano que tuve a mi lado mientras íbamos venciendo cada batalla juntos. Te extrañaré. Descansa en paz ».
Yaima Sánchez García, directora de Logística del Hospital Militar Comandante Manuel Fajardo Rivero