Sesiona en Villa Clara taller de la región central del proyecto internacional IRES frente al cambio climático. Intercambio de criterios entre especialistas de centros docentes y científicos vinculados con el desarrollo agropecuario y productores.
Comunidad agropecuaria de San Pedro, Corralillo, beneficiada con un proyecto de desarrollo local y las bondades de financiamiento que ofrece el programa de IRES en la regeneración natural del bosque. (Foto: Luis Machado Ordetx)
Luis Machado Ordetx
@MOrdetx
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24 Febrero 2022
24 Febrero 2022
hace 2 años
Con una Gira de Campo por el Bosque Modelo de Sabanas de Manacas, así como áreas de manejo forestal de Gavilanes, en Corralillo, al noreste de Villa Clara, concluirá el viernes el taller central organizado por el proyecto de la Resiliencia Climática en los Ecosistemas Agrícolas de Cuba (IRES), en el cual intervienen coordinadores, promotores, extensionistas y productores de la región central.
También visitarán instalaciones ganaderas y la perspectiva Finca Escuela El Despertar, dirigida por el productor Mariano Quintero Almeida, en acción conjunta entre los Proyectos de Desarrollo Local de Corralillo y la coordinación de IRES en la provincia, una de las tres escogidas en el país para el ajuste y aplacamiento de los efectos del cambio climático.
Carlos Alberto Díaz Manso, coordinador técnico del programa nacional, dijo a Vanguardia que disponen de financiamientos aprobados de conjunto por el Fondo Verde del Clima y Cuba con el propósito de beneficiar la agricultura en los municipios Los Arabos (Matanzas), Corralillo, Santo Domingo y Quemado de Gí¼ines (Villa Clara), así como Amancio, Jobabo y Colombia (Las Tunas), con patrimonios de suelos erosionados, invasión de malezas marabú, carencia de agua subterránea y superficial, daños por penetración del mar y afectaciones en manglares de litorales costeros.
Disponen, señaló, de un fondo total de unos 175 millones de pesos, así como asistencia técnica de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), empeñada, junto a la parte cubana del montaje de módulos agroforestales y silvopastoriles para cambiar el uso del suelo en unas 35 000 hectáreas.
De una manera u otra, acotó, la iniciativa implementada por el Ministerio de la Agricultura (Minag), beneficiará de forma directa a unos 50 000 residentes, y otros 230 000 habitantes recibirán los resultados de las transformaciones agropecuarias que en siete años ocurrirán en esos territorios.
Grecio Lorenzo Rodríguez, coordinador general de Villa Clara, apuntó que durante el taller en sesiones teóricas de intercambio con especialistas de instituciones científicas y docentes del país con los productores seleccionados, se trazan metodologías de trabajo en las cuales intervienen 92 entidades de la provincia vinculadas al desarrollo forestal, cañero, de flora y fauna y ganadería.
Resaltó que unos 73 000 pobladores, a partir de la implementación de los seis módulos agroforestales y silvopastoriles, recibirán los beneficios del proyecto en los municipios seleccionados. Tendrán empleos estables, principalmente el sector femenino, y contarán con tecnología moderna para la preparación de suelos y eliminación de marabú, zonas de reforestación de cuencas hidrográficas, establecimiento de manglares, producción de alimentos (cultivos varios, frutales, madera, leche y carne), y contribuirán a la emisión de gases de efecto invernadero.
El árbol como centro de reforestación integral, señaló Díaz Manso, dará la posibilidad de creación de un fondo de resiliencia para el paisaje y el Desarrollo Local, según las necesidades de los municipios, y dejará servicios ambientales con corredores agrícolas y biológicos.
También el proyecto se incluye dentro de los planes estatales de la Tarea Vida, y de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional en los cuales están involucrados los esfuerzos por impulsar una agricultura sostenible y ecológica, detalló.
Por su parte, Ubaldo Ortiz Betancourt, coordinador en Los Arabos, Matanzas, destacó en el taller que ese municipio tiene unas 2000 hectáreas con infestaciones pesadas de marabú, así como lluvias estacionales, escasez de agua subterránea y superficial, y a partir de IRES según la vulnerabilidad al cambio climático, prevén la plantación de bosques de madera preciosa, frutales y cultivos varios y se vincularán a labores productivas unas 400 mujeres, principalmente operadoras de maquinarias con modernas tecnologías.
De acuerdo con declaraciones de Díaz Manso un 60 % de los suelos que abarcan los siete municipios de las tres provincias cubanas acogidas al proyecto, tienen una degradación moderada, con mal drenaje, pocos contenidos de materia orgánica y carencias de agua. Las limitaciones obligan, resaltó, a una restitución de las cualidades perdidas y el montaje de unas 1000 ha de tierra con sistemas de riego por goteo. Eso consolidará el fomento agropecuario con árboles, cultivos y pastos resistentes a la sequía, dijo.
El coordinador técnico de IRES precisó que ese proyecto es el primero financiado en Cuba por el Fondo Verde para el Clima, y dará posibilidades al manejo sostenible del suelo, la biodiversidad y el empleo del agua, como recurso esencial en la agricultura cubana. Todo se sustentará en principios ecológicos ante las condiciones climáticas de los diferentes territorios y comunidades rurales acogidos a la rehabilitación integral de paisajes productivos.
Con esa visión se desarrolla el taller en la región central, un principio para contribuir a la creación de sistemas de producción resilientes y económicamente viables en el contexto rural, tal como se distingue en particularidades del Bosque Modelo Sabanas Manacas, al noroeste de Santa Clara, convertido en iniciativa integradora del manejo sostenible de los recursos naturales y los actores sociales que allí participan.