Antes proliferó el marabú en superficies cercanas a Caibarién. Ahora allí se erige una eficiente plantación de cultivos varios para suministros a comunidades azucareras, la industria y comedores obreros.
Escaleras en siembras estables de yuca, a partir de semilla certificada, representan una cosecha estable y segura en ventas a trabajadores, la población y suministros a comedores. (Foto: Luis Machado Ordetx)
Luis Machado Ordetx
@MOrdetx
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19 Marzo 2022
19 Marzo 2022
hace 2 años
Contra el marabú que invadía suelos fértiles en la cercanía de Dolores, en Caibarién, fueron los hombres, machete en mano, hasta que llegaron los equipos pesados para acondicionar los campos y sumar superficies de tierra casi vírgenes a la producción de cultivos varios. Desde entonces el bregar agrícola figura en la palabra empeñada para ganar alimentos en cada cosecha.
Aquel propósito comenzó hace apenas dos años perseverancia de la entonces Empresa Azucarera Villa Clara, y la dirección de Atención a Productores con Amado Cordero López al frente, y ahora todo deriva en plantíos con exigencias agrícolas y apego a la ciencia y la técnica, según corrobora cualquier visitante en la extensión de ventas en mercados y suministros a comedores obreros.
La finca se nombra La Papaya, y en la actualidad pertenece a la Empresa Agroindustrial Azucarera Heriberto Duquesne, en Remedios. José Andrés Concepción Rodríguez figura como líder del colectivo laboral integrado por otros seis cosecheros quienes atienden unas 53,68 hectáreas en las cuales hay sembrados frutales, viandas y hasta hortalizas.
El suelo, beneficiado ahora con sistemas de riego eléctrico y canales por aniego, también garantiza acopios a las industrias conserveras del sector y otras entidades estatales, principalmente de fruta bomba y tomate, cultivos que van en ascenso en ese territorio.
La diversificación agrícola y el trabajo diario de los productores no se detienen. Bueyes, guataca en mano y el empleo de alguna maquinaria auxiliadora en el acondicionamiento de los suelos, abunda allí. A pesar de las carencias de insumos químicos, asumen alternativas para las atenciones fitosanitarias a las plantaciones y emplean medios biológicos, dijo Concepción Rodríguez.
Apuntó que acondicionan unas 13.42 hectáreas para siembras de plátano y piña, superficie que completará las 5 caballerías (67.1 ha) previstas en la finca. Después, añadió, de acuerdo con las posibilidades objetivas inclusión de maquinaria para el desbroce de campos de marabú y preparación de tierra, crecerán en espacio y velarán por el incremento sistemático de los rendimientos por cultivos.
Con una máquina eléctrica de riego de agua, instalada hace poco, asumirán cuadrantes del área con siembras de granos maíz y frijol, al tiempo que explotan al máximo otras áreas en cultivos varios malanga, yuca, boniato y frutales, a partir de sistemas de canales diseñados entre surcos, resaltó Concepción Rodríguez.
Además, destacó las técnicas de siembra y atenciones a las plantaciones, propias de una agricultura de tipo orgánica, donde las afectaciones en los rendimientos por carencias de fertilizantes químicos y pesticidas, obligan a cambios en marcos de cultivos, a conservar semillas y el aprovechamiento óptimo de las superficies.
No obstante, dijo, los resultados son notorios. «Solo hace falta voluntad para ganar terreno al marabú y contar con el tesón diario de los cosecheros », acotó. En la conversación resaltó los acopios que obtienen en las áreas en fomento-desarrollo en la finca La Papaya, un ejemplo de lo mucho que todavía resta por hacer en una parte considerable de terrenos agrícolas que antes carecían de un eficiente uso para la producción de alimentos.