En la finca de Manicaragua hay una vigilancia constante para elevar la calidad de las cosechas. El mejoramiento de los suelos con abonos verdes y materia orgánica, un principio inviolable en el incremento de los rendimientos agrícolas.
En diciembre pasado, luego de concluir la siembra, el productor especificó aspectos del cultivo que indicen en la elevación de los rendimientos por áreas de tapado y al sol ensartado. (Foto: Luis Machado Ordetx)
Luis Machado Ordetx
@MOrdetx
2017
01 Mayo 2022
01 Mayo 2022
hace 2 años
En una cuesta quebrada del río Arimao ahora trunco tras represar las aguas en El Negrito, está la finca de los Tres Alfonso, un recinto familiar en usufructo que se empeña en los últimos años en desplegar el cultivo de tabaco. Allí existe exhibición de excelentes prácticas agroecológicas y de calidad en las hojas que acopian en predios de Manicaragua, un municipio que restablece la tradición ancestral del fomento veguero.
Durante la pasada cosecha Alecnay Alfonso Díaz, campesino asociado a la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Mártires de Manicaragua, plantó tabaco tapado (0.70 hectárea) y al sol ensartado, y los acopios en el beneficio y calidad de las capas con rangos para la exportación, demostraron la valía y los retos que deja el mejoramiento de los suelos, a veces depauperados por la erosión y la rotación indiscriminada de cultivos.
En las 4,12 ha las siembras de frijol Terciopelo Mucuna pruriens, conocido, además, como chiporazo y también ojo de venado, permite enriquecer al suelo de materia orgánica, y «si aplicas humus de lombriz, como hacemos aquí, los resultados en campos en reposo, sin rotación de cultivos, serán notorios », afirmó Alfonso Díaz.
Es una alternativa que restituye la fertilidad de los campos. Después «se obtienen los resultados propuestos, al incorporar 60 toneladas/hectárea de materia verde, las cuales después se convierten en otras 14 t de componente seco. El Estado cubano bonifica con ingresos económicos a los productores dedicados a mejorar los suelos. Por eso exhorto a los cosecheros a que sigan en esos caminos, con abonos verdes, y observarán cómo las cualidades químicas, físicas y microbiológicas de la tierra cambian paulatinamente. Eso dará mayores rendimientos por cosecha y el cultivo de tabaco y calidad de las capas que se obtengan, irán en crecimientos », detalló.
Al concluir la primera de las campañas de siembra de tabaco en 0.70 ha de cultivo tapado alcanzó 2.4 t, y el 28 % de capas con rangos cualitativos para la exportación. En la tecnología de sol ensartado registró 2.8 toneladas. En la contienda que recién concluye produjo 6023 cujes al sol ensartado en 2 ha en fomento de 1600 unidades/ha solicitados, y los rendimientos nuevamente, afirmó, rebasarán el 17 % previsto en los vegueríos.
En tabaco tapado los acopios son similares a la contienda precedente. Los «secretos », añadió, están en seguir «las indicaciones de los instructivos técnicos, disponer en tiempo de las variedades seleccionadas Criollo 98 en tapado y Sancti Spíritus 2006 y 2012 al sol ensartado y conversar con otros cosecheros y efectuar siembras tempranas, a finales de octubre y principios de noviembre con el propósito de que en mayo ya las recolecciones lleguen a las escogidas.
«Son siete y hasta ocho meses de trabajo constante. Todo tiene que funcionar con una maquinaria perfecta en la cual los trabajadores tienen que pensar más con el corazón y no con el bolsillo, y hasta buscar alternativas para enfrentar ataques de plagas y enfermedades ante carencias de fertilizantes y plaguicidas. Ha sido un año difícil en las entregas de algunos insumos, pero salimos adelante », resaltó.
Eso obligó a aplicar en las vegas riego de cal, y de agua a partir de pudriciones de palillos sacados a las ramas de tabaco (Nicotiana tabacum L), así como de otras sustancias preparadas con follaje y frutos del árbol de Nim (Azadirachta indica) y Cardona (Euphorbia lactea Haw), muy abundantes en lugares cercanos. Son producciones caseras, naturales, considerados biopreparados que controlan los insectos dañinos que puedan aparecer en los sembrados. Sin dudas constituye una alternativa ecológica ante la ausencia permanente de insecticidas químicos.
Perfiles del veguero
De la infancia campesina cuando ayudaba al padre a regar verdín, un polvo que se le echaba a la vega, ahora recuerda Héctor Alfonso Valladares, el progenitor de Alecnay, el productor que siguió el camino de las enseñanzas dejadas por la familia. Después iba rumbo a la escuela primaria con el único par de zapatos que tenía. De aquello hace más de seis décadas, rememora. Ahora ve al hijo, y también lo auxilia, en otra aventura como tabacalero que impulsa el desarrollo de la finca a partir de la aplicación de ciencia y técnica y de alternativas ecológicas.
Allá por 2002, por zonas de El Brinco, Alfonso Valladares tuvo su sembrado de tabaco. Entonces la rama se cortaba a cuchilla, y apenas en Manicaragua existían plantaciones protegidas por cobertores. Después comenzaron a proliferar en toda la región, y en la actualidad 14 productores cultivan la solanácea con esa tecnología, ya extendida en Villa Clara, con la finalidad de obtener capas destinadas a la elaboración de habanos y tercios para el comercio foráneo.
«El campo no es fácil. Ahora soy el cocinero de la finca, y siento orgullo por una familia que prosigue en la tradición, y aunque Alecnay todavía no se considera un veguero, cada día aprende más y deja sus conocimientos a su descendiente, el hijo joven. Ya usted ve cómo con las yaguas controla la “calentura o emburrado†de las hojas seleccionadas por sus diferentes tipos », acotó.
¡Sí!, en la casa de curación hay que evitar malas manipulaciones y excesos de humedad. Ya toda la cosecha está “emburradaâ€, con control de las temperaturas hasta lograr que llegue a las escogidas una rama de calidad. Con las yaguas, como es tradición, se forma una especie de “tercio†inmenso. Igual hacemos con los cujes, de caña de Castilla, bien conservados duran años. Es como seguir con la usanza guajira, tal como conocí cuando era trabajador del sector en el municipio », puntualizó Alfonso Díaz.
Al lado del aposento
Madelaine Villajero Valle, esposa del cosechero Alfonso Díaz, asume un derrotero familiar de pareja: «se lanzan por la loma para abajo a ver qué pasa », y así a pesar de la etapa dura imbricada a los menesteres de la agricultura, decidió aprender a acopiar y ensartar las hojas de tabaco y contribuir a los resultados últimos de la cosecha.
La mujer, abogada de profesión, se dio pinchazos en los dedos, y «valió la pena laborar en la casa de beneficio junto a otra fuerza femenina y valorar los esfuerzos que, a la sombra, sumaban cujes llenos de hojas verdes. Al paso de los días las ramas comenzaban a mostrar los efectos del curado natural. De todo hay que conocer en este universo agropecuario ».
Dice que unas mujeres «hacían 100 cujes en un día, mientras ella solo lograba 20. Entonces sentía contentura por todo lo que conseguía durante una jornada del período de vacaciones ». Ahora, contemplar al suegro, al esposo y al joven hijo, mecánico industrial, con los resultados últimos de los acopios del veguerío, cree que «valió la pena permanecer al lado del aposento », subrayó. De ahí el apoyo constante que brinda a una producción que rinde beneficios a la economía familiar y al país.
Allí declaró Alecnay, al tiempo que muestra aspectos de la postcosecha curado de las hojas hasta el paso de clasificaciones y diferentes tipos de fermentaciones en los pilones protegidos por yaguas, que en la cosecha entrante aspira a disponer de un túnel o casa para producir las posturas reclamadas en su programa-calendario de siembra. Comenta que crecerá en superficie y ampliará la plantación de tabaco tapado y al sol ensartado. No duda, incluso, que entonces en su finca la gavilla que después se forme mazo de 40 a 50 hojas secas y atadas, y el manojo cuatro gavillas, sostengan capas con índices de calidad superiores a los registrados antes para la exportación.
En eso, añadió el productor, hay que trabajar mucho, y principalmente conservar, mejorar y labrar el suelo, luego del reposo con siembras de abonos verdes, y después la plantación en un proceso que, como en otros lugares, lleva el permanente y diario celo del veguero.