El estado de los ómnibus en Santa Clara y las limitaciones con el combustible obligan a tomar decisiones diarias para mantener activo el transporte urbano en una ciudad con más de 200 000 habitantes y una alta población flotante.
La recuperación de las «Diana» en función del transporte urbano en Santa Clara, dependerá de la reanimación del parque aquejado de falta de piezas de repuesto. (Foto: Ramón Barreras Valdés)
Idalia Vázquez Zerquera
@IdaliaVzquez
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22 Junio 2022
22 Junio 2022
hace 2 años
Más de dos años después de que la COVID-19 paralizara casi todo, Santa Clara sigue urgida de que el transporte urbano también retorne a la normalidad tras el control de la virosis.
Es una necesidad en una ciudad con más de 200 000 habitantes y una alta población flotante, acostumbrados a tomar un ómnibus en las paradas que abundan aquí, para dirigirnos al trabajo, turno médico, o cualquier otra diligencia.
Las restricciones con el combustible en tiempos de contingencia energética y el déficit de piezas de repuesto, a causa del recrudecimiento del bloqueo y la falta de liquidez, han influido de manera negativa en los servicios de transportación pública.
í“mnibus Urbanos: entre retos y carencias
Sobre la situación que presenta la Unidad Empresarial de Base (UEB) í“mnibus Urbanos, de Santa Clara, su director, Adalberto Hernández Díaz, ofreció declaraciones a Vanguardia.
«De un parque de 86 carros, solo 37 se mantienen activos. De ellos, 28 se encuentran parados por falta de neumáticos y baterías. Por ahora no se vislumbran mejorías, aunque el tema constituye motivo de preocupación del sector del Transporte. A ello se suman las limitaciones con el combustible ».
Actualmente, esa entidad mantiene en circulación un solo ómnibus por cada ruta que cubre el perímetro urbano.
«En total son 19 rutas activadas y tres anexos. Se trata de 1, 2, 3, 5, 9 y 8 con una tarifa de un peso, y en las suburbanas: la 200 (San Gil), 201 (Yabú), 202 (Hatillo), 203 (Soler) 204 (Minerva), 205 (Manajanabo), 206 (Boquerones), 207 (Antón Díaz-Materno), 208 (Pedagógico-Sakenaf), 209 (Antigua ruta 6- Suplanta), 210 (Circunvalación), a 3,00 pesos.
«Otras dos rutas anexas cubren la comunidad conocida como El Cepillo, cercana al Arcoíris, y el Plan Semilla en el consejo popular Camacho-Libertad. Como promedio, las rutas urbanas realizan cuatro viajes diarios en horario pico ».
Hernández Díaz explicó que ante este contexto resulta imposible responder a todas las necesidades de la población.
En la ruta 3 dijo, por lo que representa para la Universidad Central «Marta Abreu » de Las Villas (UCLV), se mantienen tres o cuatro carros en el día.
«Contamos también con un ómnibus biplanta que brinda servicios en la semana desde el consejo popular José Martí hasta la zona hospitalaria, y los fines de semanas está en función del Complejo Recreativo Arcoíris. Otro carro biarticulado, ahora roto, lo hace desde Antón Díaz hasta la UCLV, y se trabaja para echarlo a andar lo antes posible ».
La situación de los ómnibus urbanos también afecta la recaudación de la UEB, con pérdidas de unos 2 000 000 de pesos en el primer trimestre del año. No obstante, la incorporación de ómnibus ruteros en determinados horarios, con una tarifa de 5,00 pesos, ha contribuido a paliar esta situación.
Asimismo, los choferes se han visto perjudicados, al tener que reubicarse en otros puestos de trabajo; mientras otros, inconformes con las plazas propuestas, se encuentran interruptos.
Aquí, la labor de los innovadores resulta determinante para que los carros en mejores condiciones sigan activos; sin embargo, como explicó su director, el mal estado de los caminos hacia Suazo, Boquerones y Soler afecta los neumáticos.
«Tampoco hemos podido restablecer el carro de la confronta, y por la noche solo mantenemos activa la ruta 3. En horario pico incorporamos seis ómnibus ruteros en tramos cortos, del Parque al Materno, con asientos más confortables y mejores condiciones, a los que se suman con su flota otras empresas como Transmetro. El trencito habilitado desde el consejo popular José Martí al Parque, también alivia las tensiones ».
Los pasajeros opinan
En horas de la mañana del pasado martes, en la Terminal del reparto José Martí, vecinos del lugar permanecían a la espera de un ómnibus o una motoneta que los acercara al centro citadino.
Entre los allí presentes, se hallaba la ama de casa Ana Toledo Carbajal y su esposo jubilado Rogelio Padrón Pérez, quienes catalogaron de difícil la situación para viajar pasadas las 8:00 de la mañana.
«Las motonetas son un alivio cuando no queda otra opción, pero no podemos recurrir a ellas todos los días porque el bolsillo no alcanza y hay otras necesidades que cubrir.
«En ocasiones, cuando visito la casa de los parientes en la Sakenaf, y decido regresar, cuesta ansias. Para ello, acudimos a un coche o motoneta, de tramo en tramo, porque no podemos darnos el lujo de alquilarlos », refiere Ana.
En igual trance encontré a la trabajadora Lázara Conde Pedroso, cuya mirada se perdía en el horizonte, sin esperanzas de que apareciera un carro en la lejanía.
«Las guaguas, ni hablar. Considero aceptable la tarifa de las motonetas, a 10, 00 pesos, pero si tienes que viajar todos los días por necesidad, como en mi caso, imagínese. Mi hija estudia en una secundaria de la ciudad, y se duplican los gastos dedicados al transporte ».
En la parada del parque Vidal con destino a la Riviera, la doctora María de los íngeles Bermúdez Suárez aguardaba por una guagua que la acercara al Policlínico Marta Abreu, donde labora.
«Después de las 9:00 de la mañana todo se complejiza. El tema motonetas está fuerte. No los puedo abordar todos los días, aunque a veces no queda otro remedio, para llegar a tiempo a la consulta médica ».
Otros entrevistados que prefirieron no dar su nombre consideraron que debían incorporarse ómnibus articulados o los conocidos superbús, con mayor capacidad, que en los años difíciles del período especial vinieron a resolver muchos problemas.
En tiempos en que el transporte alternativo constituye una tabla de salvación, algunos motoneteros y cocheros autorizados a la recogida de pasajeros, se aprovechan de la coyuntura y las urgencias del pueblo, para elevar el alquiler de los equipos, acogidos a la ley de oferta y demanda.
Entonces, habrá que apelar a la conciencia del sector privado y al rigor de los cuerpos de inspectores y hacer respetar las tarifas aprobadas, sin excesos en el costo del pasaje, en circunstancias que demandan de apoyo solidario para hacer más llevadera la vida, sin cabida a tendencias oportunistas.
Por el momento, las mejoras asociadas al transporte urbano dependerán de su recuperación y un respiro con el combustible, en uno de los sectores más sensibles para la población.