Los forestales villareños, a pesar de las limitaciones de recursos tecnológicos y aseguramientos de combustibles, ratificaron el compromiso de incrementar las áreas boscosas con regeneración natural y plantaciones jóvenes, y disminuir el monto de superficies desprovistas de árboles, trascendió en el acto por el día del trabajador del sector.
El 21 de junio de 1975 se escogió como fecha para reconocer a una rama que, en gestión comunitaria y multisectorial, se integra a la estrategia cubana para enfrentar las adversas situaciones que provoca el cambio climático.
Por tal razón, Unidades Empresariales de Base (UEB) fueron distinguidas por las labores que acometen en diferentes territorios con el propósito de aumentar el patrimonio y forestal de la provincia, ascendente en la actualidad a unas 205 000 hectáreas y un índice de boscosidad que apenas rebasa el 23,1%, según cifras de plantaciones establecidas, naturales y recientes, especifican datos del sector.
También afiliados al Sindicato Nacional de Trabajadores Agropecuarios, Forestales y Tabacaleros (SNTAFT), con 20 y 25 años en el caso de mujeres y hombres, respectivamente de actividad ininterrumpida en el fomento, mantenimiento, cuidado y protección de plantaciones silvícolas, recibieron la distinción ílvaro Barba Machado que concede el gremio obrero.
El acto se efectuó en la UEB Producciones Carpintería (Madeca), perteneciente a la Empresa Agroforestal Villa Clara, entidad que descuella en la confección de muebles, útiles del hogar, aserrado y corte de madera, así como terminados derivados de elementos plásticos para la atención a las plantaciones.
Emotiva fue la despedida de la vida laboral, como trabajador activo, de Anastasio Herrera Hurtado, con 45 años ininterrumpidos en el sector, y fundador de la entidad estatal y del desarrollo forestal villaclareño.
Yadira González Barroso, directora general de la Empresa Agroforestal, precisó a Vanguardia que, a pesar de restricciones de recursos para la adecuación de suelos y el incremento boscoso, el programa de reforestación se satisface hasta la fecha con unas 85 hectáreas de regeneración natural y por vía manual.
Indicó que el índice de boscosidad, en territorio del patrimonio de la entidad, está al 84%, y rebasan los volúmenes de unos 2500 m3 de madera aserrada. También la producción de carbón vegetal, principalmente en zonas de Santo Domingo, sostiene progresos y aspiran a elaborar por mes unas 100 toneladas, cifra que los inserta dentro de los volúmenes exigidos para la exportación.
La siembra de posturas, en especial de energéticos y maderas preciosas, y alternativas para disminuir los atrasos en la preparación de tierras que obligan al empleo intensivo de maquinarias, figuran entre las prioridades de la entidad, subrayó González Barroso.
La participación del proyecto internacional de Incremento de la Resiliencia de Ecosistemas Agrícolas de Cuba (IRES), junto a otros que tienen incidencia en la mitigación de los efectos del cambio climático a partir de la regeneración y el fomento boscoso en zonas afectadas por sequías, penetraciones del mar y salinidad en los suelos en especial en Santo Domingo, Corralillo y Quemado de Gí¼ines, también contribuye a la forestación de superficies terrestres invadidas, casi siempre por marabú, así como de otras especies exóticas del tipo invasoras.
De igual forma se desarrolla un programa integral de protección de cuencas hidrográficas, las costas y zonas de montaña, a partir de plantaciones forestales que inciden en la obtención de madera y cuidado del bosque, dijo.