El médico argentino Dr. Luis Dante Barja recibe el Escudo de Armas de manos del Gobernador de Villa Clara, Alberto López Díaz. (Foto: Ramón Barreras Valdés)
Ricardo R. González
@riciber91
2206
01 Julio 2022
01 Julio 2022
hace 2 años
Ya superan los siete años en los que un cardiólogo argentino aborda un avión y vence la distancia que separa a su país de la perla antillana, pero al Dr. Luis Dante Barja le place manifestar su amistad y demostrarla por Villa Clara, y muy particular por el reencuentro con sus colegas del Cardiocentro Ernesto Che Guevara.
Viene a profesar esos sentimientos que le hacen compartir saberes, apoyar la docencia, y colaborar, además, con esas aristas científicas, tecnológicas y asistenciales en beneficio del prójimo, sin importar banderas ni fronteras.
Por estos días desarrolla un curso internacional de Electrofisiología dirigido a residentes y especialistas en Cardiología, como avezado experto en una de las ramas que desarrolla para examinar las llamadas enfermedades eléctricas del corazón provocadas por un inadecuado funcionamiento de las señales o impulsos dirigidos al control de los latidos, y que los pacientes refieren como palpitaciones, y pueden originar síncopes y la parada cardíaca.
De ello conoce muy bien el profesor Dante Barja, de latidos caprichosos que en ocasiones inquietan al intelecto profesional, de las frecuentes arritmias causantes de irregularidades en las que el corazón puede transitar hacia extremos y pulsar demasiado rápido o con marcada pereza.
Pero en la tarde de este jueves 30 de junio quizás su ritmo cardíaco se aceleró al vivir emociones peculiares, luego de recibir el Escudo de Armas como máximo distintivo gubernamental de la provincia a quienes contribuyen a la vida y dignifican a su pueblo.
En nombre del Consejo Provincial del Poder Popular en Villa Clara y en representación de sus pobladores, el gobernador, Alberto López Díaz, acompañado de Osnay Miguel Colina Rodríguez, miembro del Comité Central y primer secretario del Partido en el territorio, entregó el reconocimiento.
Entonces se mezclaron los recuerdos de los lazos solidarios y de gestos desinteresados como donar a la institución villaclareña un equipo de ablación valorado en 80 000 dólares, entre tantos materiales.
Una evocación para este doctor que un día operó con éxito a una joven de 17 años que forma parte de los 38 pacientes asistidos por él.
El Dr. Dante Barja se dirigió al micrófono instalado en el Salón de los Escudos. Comenzó sus palabras de agradecimiento y, de pronto, se le entrecortó la voz. Hubo una pausa, y llegó la gratitud devenida admiración, «porque lo que hemos realizado no es nada comparable con lo que muchos hacen día a día, porque yo soy parte de Cuba ».
Y patentizó su apoyo a todo el equipo que emprende la cirugía cardiovascular en el centro del archipiélago por la excelencia demostrada y su obligación personal de ayudarlos.
Admirador de esos protagonistas que visten sus batas blancas para salvar a la humanidad en diferentes latitudes de un mundo desigual, y de un guerrillero coterráneo que compartió la profesión y un día emprendió su viaje, con escala en esta tierra, a fin de abrazar las causas dignas del Orbe.
Durante esta estancia en el centro de Cuba el profesor Luis Dante ha impartido conferencias, pero, además, incluye la colaboración quirúrgica ante determinados casos que presentan un diagnóstico complejo.
El buen arte también es un premio y dos momentos de lujo conformaron el homenaje. Uno de ellos con el Trío Palabras y la guitarra del maestro Rachid López, el otro, con la voz de Anaili Pérez, acompañada por Yoandy Guerra (el Indio) a partir de ese tema ya antológico dedicado a los misioneros de la salud cubana que andan por el universo venciendo los avatares con la premisa de «darle un beso al mundo y nada más ».
El Dr. Juan J. Pulido López, director provincial de Salud, junto a otros dirigentes, integrantes del Consejo de Dirección del Cardiocentro, y de diversas organizaciones, compartieron este abrazo con el amigo sincero.
Un Escudo villaclareño ya en manos de un distinguido argentino, para un hombre que también, desde muy lejos, viene a ofrecer su corazón.