Del juguete al biberón sin aviso previo

Disminuir el número de gestantes adolescentes aún constituye un reto para la salud pública cubana; una prioridad que demanda del esfuerzo conjunto de instituciones y la familia. 

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Embarazada adolescente viendo dibujos animados.
(Foto: Tomada del sitio del Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoamérica y el Caribe)
Victoria Beatriz Fernández Herrera
Victoria Beatriz Fernández Herrera
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17 Julio 2022

Unos meses atrás, las mayores preocupa ­ciones de la «casi niña » oscilaban entre de ­cidir qué ropa usar en la noche del sábado y elegir una carrera al culminar la secunda ­ria o el preuniversitario. Ahora, debe lidiar con náuseas matutinas, senos hinchados, cambios de humor, visitas al ginecólogo y, sobre todo, con la sensación desconocida y extraña de un ser creciendo dentro de su cuerpo aún en desarrollo.

Aunque los indicadores resultan menos alarmantes al compararlos con los de otras regiones del orbe, el embarazo en edades tempranas aún constituye una constante en la cotidianidad cubana. Además de los serios riesgos para su salud, convertirse en madres implica abandonar su educación y sus sueños futuros, y la mayorí­a de las jóve ­nes se enfrentan a una nueva vida sin pre ­paración o aviso previo.

Datos preocupantes, baja percepción de riesgos

El informe anual del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) describe los múltiples escenarios que inciden en el número de embarazos precoces. Las des ­igualdades de género, el í­ndice de desarrollo socio-económico y cultural, las insuficientes opciones educativas y laborales e, incluso, el color de la piel, resultan algunos de los con ­dicionantes referidos en el documento.

En Cuba, «la maternidad temprana ocu ­rre más en adolescentes mestizas y negras, residentes en entornos rurales, en vivien ­das con condiciones precarias, desvin ­culadas del estudio y el trabajo, y a cargo de familias con bajos ingresos », refirió la doctora Reina Fleitas Ruiz, profesora titu ­lar del Departamento de Sociologí­a de la Universidad de La Habana, en el Congreso Internacional de Investigadores sobre In ­fancias, Adolescencias y Juventudes, cele ­brado del 29 al 31 de marzo, en el Palacio de Convenciones, en la capital.

Adolescente con prueba de embarazo en sus manos.
(Foto: Tomada de Internet)

Al decir de Fleitas, muchas jóvenes eli ­gen el proyecto de maternidad para utilizar su nuevo estatus de madre como una ví­a de migración, con el fin de mejorar su econo ­mí­a o para abandonar la familia de origen y lograr la añorada independencia. Sin em ­bargo, la realidad supera la ficción y, en la mayorí­a de los casos, las gestantes y puér ­peras sufren la pérdida de su autonomí­a, el aplazamiento en el desarrollo personal y la interrupción de sus relaciones sociales.

El inicio prematuro de las relaciones í­n ­timas y la poca educación sexual, eviden ­cian la baja percepción de riesgo que justi ­fica prácticas sexuales desprotegidas. Así­ lo corrobora el Dr, Yandry Alfonso Chang, jefe del Programa de Atención Materno Infan ­til (PAMI) de Villa Clara, quien insiste en la necesidad de educar sobre los riesgos que corre la madre adolescente y hacerlo a tra ­vés de los centros de salud en las comuni ­dades y de la propia familia.

A su juicio, la escuela, la familia y la comunidad deben considerar este asunto como un serio problema y dedicar recursos y estrategias especí­ficas a su atención.

Carrera de obstáculos

Durante el proceso de gestación e, inclu ­so, luego del parto, las muchachas deben sortear trabas tanto biológicas como psi ­cosociales incompatibles con sus escasas experiencias. Según explica el doctor Al ­fonso Chang, los órganos reproductivos de una adolescente aún no han alcanzado la madurez requerida, de ahí­ que resulten fre ­cuentes algunos padecimientos como ane ­mia, infecciones urinarias, complicaciones hipertensivas, hemorragias, preeclampsia, escasa ganancia de peso con malnutrición asociada y prematuridad de la criatura.

Los bebés también pueden padecer afecciones. «Los hijos de madres jóvenes poseen mayores probabilidades de desa ­rrollar malformaciones congénitas, enfer ­medades gastrointestinales, retraso men ­tal, pérdida de la visión y del oí­do », expone el especialista.  

Respecto a la interrupción de los em ­barazos abortos inducidos, el jefe del PAMI en Villa Clara alerta sobre las conse ­cuencias para la salud e insiste en los ries ­gos de infertilidad femenina y muerte ma ­terna asociados a este proceder. «Algunas muchachas, luego de la intervención, su ­fren perforación del útero o padecen cán ­cer cervicouterino », acota el galeno.

Madre adolescente con expresión de agobio.
(Foto: Tomada de Internet)

Si bien las mujeres en Cuba tienen dere ­cho al aborto inducido bajo condiciones mé ­dicas seguras, resulta importante entender que las regulaciones menstruales y las inte ­rrupciones quirúrgicas poseen peligros la ­tentes y no constituyen métodos de anticon ­cepción, sino alternativas para interrumpir una gestación no deseada en caso de fallo de un anticonceptivo tradicional o cuando existan razones biológicas que lo requieran.

Al elegir cualquiera de los caminos an ­teriores, los riesgos traspasan los términos médicos y las implicaciones psicosociales del fenómeno adquieren relevancia. Suset de la Caridad Mayea González, licenciada en Psicologí­a, refiere que «enfrentar un embarazo suele ser un proceso complica ­do, sobre todo, cuando no se ha planifica ­do. Una joven de 15 o 16 años no cuenta las condiciones psicológicas necesarias con ­cepción del mundo, moral desarrollada, identidad estructurada para esta nueva etapa.

«La niña experimenta el salto de una etapa a otra; sin embargo, aún posee pro ­blemas de identidad, se enfrenta a cuestio ­namientos sin resolver, trata de vincularse a su grupo social y experimenta procesos de disrupción de las relaciones con los pa ­dres. Al sumar a estos condicionantes un bebé, los procesos normales del desarrollo se tornan más complejos », agrega la tam ­bién profesora de la Universidad Central «Marta Abreu » de Las Villas.

En la mayorí­a de los casos,  precoz se convierte en sinónimo de depre ­sión, frustración, rechazo, autoaislamien ­to, disminución del rendimiento académico o deserción de los estudios y el arrepenti ­miento comienza a incidir en la salud de la madre y el hijo. «Cambian su rol de adoles ­cente por el de madre », según describe la psicóloga Mayea González.

Verdades incómodas

Durante los dos años de enfrentamiento a la COVID-19, la curva de la fecundidad tem ­prana en Cuba se mantuvo relativamente baja. Entre 2019 y 2021, el número de emba ­razos en adolescentes disminuyó y, por tan ­to, la cantidad de interrupciones realizadas por diversas ví­as decreció y el porcentaje de neonatos con madres jóvenes también.

Tasa de embarazo, interrupción y fecundidad hasta 19 años en Cuba.
(Gráfico: Tomado del portal digital   cubano  Cubasi)

Las estadí­sticas del Centro de Estudios Demográficos (Cedem) de Cuba seña ­lan que los partos de mujeres de entre 15 y 19 años representaron el 17 % del total de nacimientos del paí­s en 2020 y el 17.1 % en 2021. Camagí¼ey, Las Tunas, Holguí­n y Granma constituyen las provincias más afectadas, con indicadores por encima de los 51,5 nacimientos por cada 1000 muje ­res menores de 20 años, al cierre de 2020.

En Villa Clara, aunque los porcentajes se ubican muy por debajo de los ejemplos anteriores, el í­ndice de gestantes en edades  tempranas también dispara las alarmas. Según los datos del Programa de Atención Materno Infantil, el 14.2 % de las embara ­zadas en la provincia se ubica en el grupo de 12 a 19 años de edad.

La doctora Matilde Molina Cintra, sub ­directora del Cedem de la Universidad de La Habana, explicó, durante uno de los pane ­les del evento Infancias, Adolescencias y Juventudes, que el confinamiento impues ­to por la COVID-19 determinó una dismi ­nución en el número de uniones y matri ­monios, en la frecuencia en las relaciones sexuales y en las iniciaciones sexuales de los jóvenes. Según la inves ­tigadora, también garantizó un mayor con ­trol de la familia sobre el tiempo de ocio de las muchachas y su contacto con personas ajenas al hogar.

Sin embargo, la pandemia de SARS-CoV-2 impuso una realidad bastante preocupante en cuanto a ofertas para la anticoncepción. La compleja situación sanitaria y las caren ­cias económicas han dificultado el acceso  a métodos anticonceptivos hormonales, intrauterinos y de barrera, así­ como a otros insumos necesarios para el control de la na ­talidad. Una búsqueda preliminar en grupos de compra y venta de Facebook, WhatsApp o Telegram evidencia que un condón puede costar entre 30 y 50 CUP, según la demanda.

Embarazada adolescente con juguete de peluche sobre la barriga.
(Foto: Tomada de Internet)

Ante la escasez de recursos, abordar el tema del embarazo en la adolescencia con enfoques didácticos, atractivos y apegados al lenguaje de los jóvenes destaca como la opción más viable. El doctor Yandry Alfonso Chang insiste en la necesidad de romper los tabúes referidos a la educación sexual en los entornos familiares e institucionales y dialo ­gar, desde el respeto, con nuestros hijos.

Incluso, si el embarazo ha sido planifi ­cado, un bebé agrega estrés emocional y fí­sico. Sentir preocupación por la salud del feto, especular sobre las dificultades duran ­te el perí­odo de adaptación a la maternidad e inquietarse por las exigencias económicas que implica la crianza de un infante cons ­tituyen pensamientos comunes durante el perí­odo de gestación.

El embarazo en la ado ­lescencia se considera una afectación de salud grave, y demanda atención especiali ­zada por parte de las institu ­ciones médicas, los centros educativos y las familias.

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