Breviario junto a avicultores

Sin desatender las labores principales del sector para garantizar el huevo, como alimento esencial, los aví­colas villaclareños fortalecen las producciones agropecuarias.

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Empleo de la tracción animal en áreas intercaladas entre naves de producción avícola.
La tracción animal, desde el acondicionamiento del suelo hasta las atenciones culturales a las plantaciones, se erige en fortaleza agrícola en áreas dedicadas al autoconsumo de los trabajadores avícolas. (Foto: Luis Machado Ordetx)
Luis Machado Ordetx
Luis Machado Ordetx
@MOrdetx
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17 Agosto 2022

Puntual el huevo, y puntual la cosecha de alimentos. Todo funciona como ciclo cerrado, y directo a los consumidores. Así­ andan los aví­colas villaclareños luego de concluir las labores diarias en sus respectivas instalaciones. Unos siguen apegados a las producciones y servicios impostergables, y otros van hacia el campo. En las delimitaciones entre naves y los suelos cercanos, en aparente reposo, fomentan cultivos varios. Allá, un poco más lejos de esos sitios, crí­an animales. El abastecimiento a los comedores y ventas para trabajadores y familiares constituye el fin último. También representa una ganancia alternativa para todos.

Cultivos intercalados entre las naves de una granja aví­cola.
Allí­, donde un tiempo atrás hubo marabú, los cultivos intercalados se incrementan en siembras escalonadas. (Foto: Luis Machado Ordetx)

No obedece al «apretón de zapatos » en los alimentos para humanos y animales, ni tampoco a la carencia de combustibles e insumos en el despliegue agropecuario.  Igualmente, en la Empresa Aví­cola Santa Clara tienen limitaciones, incluso en pienso de óptima calidad para alimentar el rebaño de reemplazos y ponedoras, así­ como en medicamentos veterinarios. Solo que allí­, desde hace un tiempo, pensaron en no dejar crecer las malezas en espacios yelmos y optaron por la utilidad de los suelos. Los frutos son sistemáticos…

Maniguas colindantes

En zonas de Santo Domingo hay un autoconsumo perteneciente a la Empresa Aví­cola del territorio. Salvando las distancias, Sin Nombre, en las proximidades de Montenegro, en Hatillo, persiste en similar ejemplificación.  La Unidad Empresarial de Base (UEB) está erigida en lo que eran instalaciones en desuso y  para las  labores agropecuarias cuentan con  unas 67,1 hectáreas aledañas,  antes cubiertas de aromales.

Maikel Elizalde, boyero.
Maikel Elizalde González, guataca en mano, reconoce la necesidad de fomentar los cultivos varios para disponer de alimento humano y animal. (Foto: Luis Machado Ordetx)

«Con el apoyo de una brigada de Desmonte, y hachas y machetes en manos de los 13 trabajadores del centro, se acondicionaron los suelos para recibir las primeras simientes, principalmente raí­ces y tubérculos que empleamos en la alimentación animal y también sirven para el consumo humano », dijo Rolando Espinosa Vázquez, al frente del colectivo laboral.

El 80 % de la superficie ya está plantada, y con el uso de bueyes y de guatacas se ejecutan las atenciones culturales. Maikel Elizalde González es boyero y se encarga del manejo de las siembras. Abundan yuca, sorgo y maí­z, así­ como algunos frutales dispersos. «Garantizar alimentos alternativos para los animales representa la tarea principal, aunque se hacen ventas a los trabajadores y familiares », aseguró el cosechero.

Crí­a de conejo para el autoconsumo en una granja aví­cola de Villa Clara.
Con extrema vigilancia veterinaria, la crí­a de conejos constituye una fortaleza en la granja de autoconsumo de los aví­colas. (Foto: Luis Machado Ordetx)

«Los pecuarios que atienden el ganado bovino en minorí­a lechero y el resto para labranzas, así­ como las instalaciones con conejos y los cerdos, también ayudan en las faenas del campo. Por lo general son dos jornadas de trabajo agrí­cola, y junto a la crianza de animales para incrementar los suministros a los comedores obreros y las ventas semestrales a los trabajadores, la finca avanza en sus producciones. Ya contamos con paneles solares para realizar el bombeo de agua a las naves con animales y a pequeñas siembras », añadió Espinosa Vázquez, quien lleva 11 años al frente de la instalación.

Crí­a de cerdo para el autoconsumo de los trabajadores aví­colas.
En la granja de autoconsumo de Sin Nombre las crianzas de cerdos aumentan a partir de sementales y reproductoras propias. (Foto: Luis Machado Ordetx)

También Elizalde González resaltó el sentido de pertenencia que caracteriza al colectivo, disperso en unas 100,65 hectáreas entre techadas y a cielo abierto, y siempre dispuesto a satisfacer los volúmenes de producciones de acuerdo con los perí­odos de cosecha y matanza de animales.

ímbito de ponedoras    

Al este, en la periferia de Santa Clara, radica Las Casas 1, dedicada a la crianza de aves para el reemplazo de ponedoras. Allí­ reciben los pollitos con 55 dí­as de nacidos, que  abandonan el lugar, según el traslado previsto, cuando tienen 112 jornadas de vida, apuntó Juan Idael Baute Font, responsable de la unidad especializada en desarrollar unas tres crí­as anuales.

El hombre, con más de tres lustros en la instalación, recordó que el pasado año se arreglaron nueve naves para incrementar los volúmenes de crianza, y  tres se concluyeron. Otras  dos  todaví­a están en fase de ejecución. Fue un programa asumido por el Gobierno en la provincia con el propósito de habilitar los 13 «albergues » que componen la granja.

Nave de producción aví­cola.
Después de concluir la jornada de suministro de pienso y acopios de huevo los trabajadores se incorporan a actividades agrí­colas para impulsar el autoconsumo de las respectivas granjas. (Foto: Luis Machado Ordetx)

Por lo general, acotó, aquí­ se reciben unos 167 000 pollitos en cada enví­o, y tienen el compromiso, después de la selección, de entregar 110 000 de primera calidad. Ahora algunos lotes de animales están pasados de tiempo, y de acuerdo con los suministros de pienso realizan recolecciones habituales de huevos.

«De las áreas agropecuarias antes no se hablaba. Todos los alimentos para unos 60 trabajadores vení­an "por la canalita", como se dice. La necesidad de garantizar los abastecimientos al comedor impuso un llamado a la cultura guajira. Guataca en mano y bueyes obligaron a acondicionar los terrenos. Son los trabajadores quienes traen las semillas de cultivos varios. Es verdad que a veces no son certificadas y dejan menos rendimientos por área, pero siempre algo se obtiene y va directo al consumo », precisó.

«Los suelos están “lavados”, es necesario enriquecerlos con materia orgánica, y hacemos, como en otros lugares, uso del compost. Así­ vamos incrementando las cosechas y la crí­a de animales. Constituye una excelente opción para proveernos de aquellos alimentos que necesitamos, y hasta la granja logra mejor visualidad ante el arribo de visitantes », precisó.

Retomar el surco

En un recodo próximo a Maleza está la granja XV Aniversario, comprometida a producir más de 19 millones de huevos durante el año. No andan al ritmo deseado, pero se aproximan a los registros planificados, dijo Oscar Rodrí­guez Curbeiro, el administrador. Al igual que en otras unidades del sector, algunos trabajadores se mantienen en las naves para atender el rebaño de aves. Otros retoman el camino del surco, y con aperos de labranza limpian malezas para organizar los suelos y asumir siembras de cultivos varios que luego se convierten en cosechas de alimentos.

Ya tienen acondicionada una hectárea para el fomento de viandas y hortalizas. A lo lejos se divisan sembrados de plátano, y más allá concentran los criaderos de cerdos y de especies de ovino-caprino. «El sentido de pertenencia del colectivo y la necesidad de colocar aseguramientos estables para el comedor y las ventas directas a los trabajadores, exigen diversificar la producción agropecuaria », refirió.

Oscar Rodrí­guez, administrador de la granja XV Aniversario.
En primer plano Oscar Rodrí­guez Corbeiro supervisa una parte de las labores agropecuarias. (Foto: Luis Machado Ordetx)

«Sin esfuerzos sistemáticos por aumentar los rebaños a partir de alimentos alternativos y de mucho trabajo no se lograrí­a lo que ahora tenemos. Eso constituye una parte í­nfima de las metas propuestas, las cuales repercuten en la calidad y variedad de las ofertas que tiene en la actualidad nuestro comedor », acotó Rodrí­guez Curbeiro.

En Marrero, después del reparto de pienso por las naves de ponedoras, los trabajadores dedican una parte del dí­a a labores agropecuarias. Están  junto al surco. Allí­ radica una de las mejoras UEB de la Aví­cola Santa Clara. Los ritmos de acopio de huevos siempre rebasan las planificaciones anuales.

La mitad de  las aves  se mantiene hasta el momento en muda forzada   método que reduce el alimento sólido y alarga la vida productiva de las aves, y en el actual mes un 70 % de las gallinas estarán aptas para los aportes de huevos, dijo Neldys Romero Olivera, la administradora.

La experimentada mujer en labores de la avicultura subrayó que las actividades sistemáticas en la atención a las ponedoras son simultáneas a las que se ejecutan en el campo. «Antes aquí­ no se plantaban hortalizas y cultivos varios, y ahora con los volúmenes de cosechas, aparte de satisfacer nuestras necesidades, entregamos alimentos a otras dependencias del sector », refirió.

Administradora Neldys Romero en área cultivada en la granja Marrero.
En la granja aví­cola de Marrero las hortalizas y vegetales sustentan la producción del autoconsumo, dijo Neldys Romero Olivera. (Foto: Luis Machado Ordetx)

«Todo se hace manual, y son los trabajadores quienes en ocasiones traen los instrumentos de labranza, las yuntas de bueyes, los tipos de arados y hasta la semilla para fomentar las siembras. También contamos con una cochiquera y una pequeña vaquerí­a que reporta leche para reforzar la alimentación del colectivo », acotó.

«En cada palmo   de suelo, y allí­ donde hay un pedazo vací­o de tierra, llega el arado, la guataca y el machete. Aquí­ abunda el plátano, asistido como debe ser, aunque carezcamos de insumos en la fertilización, y también contamos con  plantaciones de boniato, habichuela y calabaza. Eso no falta. Además, cultivamos el orégano, y hasta hacemos suplementos veterinarios para emplearlos en las gallinas ante posibles enfermedades. No crea, todo lleva sacrificio y exigencia para logar los resultados que obtenemos en la producción de huevos y alimentos que refuerzan la dieta diaria del comedor », puntualizó.

Y los trabajadores, ¿qué dicen…?

¡La gente…! Por supuesto que contenta porque allí­, junto al salario que devengan, también está parte de la alimentación del comedor y las ventas de cultivos varios y hasta de carne dos veces al año que llevan hasta los hogares.

Esas experiencias de los aví­colas villaclareños, aunque todaví­a hay caminos por andar, marcan el rumbo donde antes no existí­an surcos y ahora se fomentan riquezas.

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