Un reto asumido por la UCLV a favor de la SICTE en su misión de gestionar proyectos de investigación, desarrollo e innovación. (Foto: Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas)
Ricardo R. González
@riciber91
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18 Agosto 2022
18 Agosto 2022
hace 2 años
La Sociedad Interfaz de Ciencia y Tecnología (SICTE S. A.) anda de celebraciones, pues hace dos años surgió como una novedad sin precedentes en Cuba, y un reto por el que apostó la Universidad Central «Marta Abreu » de Las Villas, centro que desde entonces la acoge.
Una especie de «laboratorio » que por entonces era un sueño encaminado a romper esquemas, a revolucionar las mentes y propiciar el impacto científico-tecnológico e innovador en tiempos en que el desarrollo socio-económico del país lo demanda a partir de nuevas formas organizativas.
Ni más ni menos. Se hacía necesaria una mirada diferente desde una institución que, por sus objetivos y misiones, articulara la esfera eminentemente académica e investigativa con el sector productivo y de servicios.
Respirar otros aires, oxigenarse, de eso se trataba: sacar tantos conocimientos acumulados en la universidad para que tocaran a las puertas de las entidades; pero no solo era llegar hasta el centro, sino penetrar y que los colectivos hicieran suya tanta sapiencia a fin de desempeñar un rol determinante en los procesos de innovación y transferencias tecnológicas con considerable impacto en el sector productivo cubano.
Por ello, en 2020 le llegó su registro mercantil, en tanto 2021 resultó definitorio al otorgársele la categoría de empresa y el visto bueno del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma). Y por estos caminos, Interfaz S. A. arriba a sus dos años.
Como todo lo nuevo que surge, no fueron pocos los incrédulos que desconfiaron o dudaron del proyecto; sin embargo, el primer contrato efectivo fue con el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), y ya puede hablarse de más de 130 consolidados, incluso con varias provincias cubanas, en las ramas técnicas, agropecuarias, y las ciencias sociales y humanísticas, entre otras esferas, además de los 51 convenios dirigidos a tratar de impulsar las exportaciones.
Una entidad que interactúa entre los propios quehaceres universitarios y el sistema empresarial y de servicios, porque trabaja con las bases económicas de una empresa y con capital totalmente nacional.
En los primeros tiempos, el Dr. Gilberto Quevedo Sotolongo, director de la SICTE S. A., subrayaba la insuficiencia de proyectos integrales de investigación e innovación vinculados a las prioridades del desarrollo del país, pero la misión de la empresa es más amplia al transferir tecnologías, propiciar consultorías y asesorías, así como comercializar otros aspectos de las investigaciones y los servicios académicos, tanto en el plano nacional como foráneo.
Entre sus pretensiones están gestionar aquellos proyectos demandados por el sector empresarial y de servicios, así como la remuneración de los participantes en estos procesos investigativos y en la creación de fondos destinados al fomento de nuevos alcances.
Y en su travesía comprobaron que resulta inconcebible una entidad que no aspire a la sostenibilidad, he aquí el principio de Interfaz S. A., que no se reduce a un grupo élite y amplía el abanico participativo con profesores, investigadores, personal de apoyo, técnicos y especialistas de diferentes instituciones en las más variadas esferas, para abrir la posibilidad de realizar contratos con resultados que se necesiten del sector no estatal y la inclusión de estudiantes que aporten al empeño.
¿Un escenario de utopías? Muy lejos de ello. Con sus fuentes de financiamiento, la SICTE S. A. suma a sus misiones la de promover, organizar y realizar eventos científicos; consolidar programas nacionales, sectoriales y territoriales; solucionar aquellos problemas de acceso a la tecnología; incidir en la gestión de proyectos, financiamiento, remuneración a investigadores y la creación de fondos para el trabajo científico; mas, tendrá que insistir en los rubros exportables y la sustitución de importaciones cuyas potencialidades aún no satisfacen los requerimientos.
No todo ha sido perfecto. En la práctica, todavía resulta insuficiente la cantidad de proyectos integrales de investigación, desarrollo e innovación vinculados con las prioridades del desarrollo establecidas, al tiempo que no se oculta la poca vinculación entre las casas de altos estudios y sus amplias redes de investigación con las empresas.
¿Trabas? También las hay. No existen acciones mágicas y se aprecia las complejidades entre los portadores energéticos y las inversiones, o las dificultades de operaciones con la banca cubana, en tanto sería oportuno potenciar más el vínculo con dos sectores estratégicos como el turismo y la agroindustria azucarera, por citar algunos de los escollos vigentes.
Aun así, Interfaz S. A. prosigue su camino, tiene su brújula bien determinada y la guía en el afán de impulsar, con sus propios medios, las demandas que impone el desarrollo de Cuba bajo el patrimonio inestimable de la Universidad Central «Marta Abreu » de Las Villas y sus necesarias alianzas.