Mazo, el platanero

Destacado campesino de Santo Domingo resalta experiencias en el cultivo de plátanos. La disciplina agrí­cola, a pesar de las limitaciones de insumos, es fuente para incrementar los rendimientos por área.

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Jorge Mazo Jáuriga, ingeniero agrónomo y campesino productor de plátanos en Santo Domingo.
El ingeniero agrónomo Jorge Mazo Jáuriga, cosechero de plátanos, desde la mirada del campesino, aborda tópicos de ciencia y técnica en el ámbito de su finca. (Foto: Luis Machado Ordetx)
Luis Machado Ordetx
Luis Machado Ordetx
@MOrdetx
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20 Septiembre 2022

Sanas y uniformes aumentan de tamaño las plantaciones. «Nada de desorganización en el campo porque aquí­, aunque algunos no lo crean, también se hace ciencia al sol y la lluvia, y eso determinará los resultados de la cosecha en cualquier cultivo », así­ respondió el ingeniero agrónomo Jorge Mazo Jáuriga  durante una conversación y recorrido por La Fortaleza, la finca de los ancestros.

Platanal con nuevo años de desarrollo en la finca La Fortaleza, de Santo Domingo, Villa Clara.
Camino a la vivienda familiar un platanal con nueve años en desarrollo. (Foto: Luis Machado Ordetx)

El cultivo de plátanos en fomento, a partir de vitroplantas propagadas por métodos de la biotecnologí­a, constituye en lo esencial una parte de los desvelos agrí­colas en las 5 hectáreas de suelos con excelente nivelación para la aplicación de riego de agua por aniego, explotadas en ese territorio.

«Aquí­, a pesar de las limitaciones en asignaciones de insumos quí­micos, necesarios a los sembrados, está el patrimonio familiar que garantiza alimentos para el pueblo », dijo Mazo Jáuriga, campesino asociado ahora a la Cooperativa de Créditos y Servicios Quintí­n Bandera, en Santo Domingo.  

En fomento-producción están el hí­brido FHIA-04, el Cavendish Gran Enano y CEMSA ¾, con excelentes comportamientos en perí­odos de cosechas. Aportan unas 60 toneladas por hectárea, según las condiciones actuales en escasos volúmenes de suministros de fertilizantes. En otras 2 ha se fomentan unas 6000 plantas que, en tiempo no lejano, comenzarán con los primeros despuntes para el acopio de frutos.  

Platanal en producción en la finca La Fortaleza.
A pesar de las lluvias y los vientos, y de la carencia de insumos quí­micos, la producción en fomento se mantiene de manera escalonada. (Foto: Luis Machado Ordetx)

«A veces se tiene cierto celo al empleo de las vitroplantas, pero con conocimiento y atenciones culturales adecuadas se alanzan resultados positivos. Al propagarse se reducen los riesgos de diseminar plagas y enfermedades, disminuyen la posible variabilidad genética, y los rendimientos perspectivos aumentan hasta un 50% en condiciones adecuadas de riego de agua. Tengo platanales en la finca que tienen  nueve años de existencia, sin necesidades de renovación. Claro el suelo también se enriquece con componentes orgánicos », dijo.

«Ahora, la cultura agrí­cola es fundamental. Calles anchas para depositar basura residuos de cosechas, y estrechas para irrigar, sin cultivos y aporcamientos insistentes para no remover las raí­ces        piense que el 17% se consideran activas, y el resto, guataca en mano y machete en el deshoje, será ver crecer la plantación », aseguró.

El productor de avanzada, y Personalidad Distinguida por el Gobierno en Villa Clara, aunque se especializa en siembras de plátanos y tomate, también incursiona, en menor escala, en otros cultivos varios. En la finca, junto a trabajadores contratados, cuenta con el apoyo sistemático de Manuel y Ví­ctor Javier, los hijos, seguidores de las enseñanzas del padre y con realización en estudios especializados de   agronomí­a.  

Manuel y Ví­ctor Javier Mazo, hijos del campesino e ingeniero agrónomo Jorge Mazo Jáuriga, productor de plátanos.
Los hermanos Mazo Martí­nez, continuadores de la tradición agrí­cola de la familia. (Foto: Luis Machado Ordetx)

Con arropes de desechos de cosechas para evitar la erosión del suelo, riegos de agua con volúmenes pequeños que mantienen la humedad del suelo, y la aplicación de conocimientos, aunque toda faena del campo es dura y obliga a sacrificios, se obtienen buenas cosechas, ratificó Mazo Jáuriga antes de preguntarle por…

Suministros genéticos

En La Fortaleza hay una distinción en la obtención de semientes de tomate, comercializadas después por la parte estatal hacia otros productores de esa hortaliza. Las cosechas van hacia la industria y se recoge la semilla, y otras se venden frescas a la población. De eso ya se tiene cultura.

Sin embargo, la mayor selección de material genético parte de las pámpanas flores del plátano que crecen al final del racimo de frutos, enviadas al Instituto de Biotecnologí­a de las Plantas, y también a la biofábrica del Minag (Ministerio de la Agricultura), en Santa Clara.

«El corte de la pámpana, para que el fruto logre mayor desarrollo, hay que hacerlo con una precisión absoluta: los acopiadores deben llevarlo de inmediato a los centros encargados en la   multiplicación por embriogénesis somática in vitro, con el propósito de evitar deterioros en la calidad del tejido vegetal. Hay un ví­nculo muy estrecho con esas instituciones. De allí­ saldrán las pequeñas plantas que por dí­a crecerán después en estos campos. Unas 15 000 vitroplantas se promueven aquí­ en la finca », precisó.

Fomento de las plantaciones de plátano en la finca La Fortaleza.
Organización y disciplina tecnológica, aspiraciones permanentes en la finca. (Foto: Luis Machado Ordetx)

Las relaciones de trabajo del campesino, sin olvidar los aportes de prácticas ancestrales, se fortalecen con especialistas del Instituto Nacional de Viandas Tropicales (Inivit), centro radicado en las cercaní­as de La Fortaleza, convertida, además, en irradiador de conocimientos.

«Campo limpio y organizado representa un puntal para la producción agrí­cola, y a probar ciencia e innovación. En definitiva eso también es ciencia, como ocurrió con la tecnologí­a extradenso del plátano CEMSA ¾, y probé con seguidos de 2 y 3 plantas, según calles estrechas y anchas, respectivamente, y 1.20 metros de separación. Los resultados fueron efectivos al acortar en tiempo lo que puede demorar años », señaló.

¿Y de los huracanes?, pregunto.

Hay que asumir los riesgos. Igual sucede con la sequí­a. Por suerte tengo tres pozos de agua, necesarios para el riego por aniego, pero a veces carecemos de la electricidad en los momentos oportunos. Con las plagas y enfermedades es obligatoria la vigilancia fitosanitaria, y los medios biológicos. Hay que aplicar disciplina agrí­cola y ciencia, y escuchar, de mutuo acuerdo, qué dicen investigadores y productores para no detener cultivos necesarios en la alimentación de todos recalcó por último.

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