Una tarea titánica tienen por delante los eléctricos villaclareños, confiados en que regresarán con el deber cumplido. (Foto: Cortesía de la Empresa Eléctrica)
Idalia Vázquez Zerquera
@IdaliaVzquez
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13 Octubre 2022
13 Octubre 2022
hace 2 años
Desde hace más de una semana linieros, ingenieros, especialistas de Seguridad y Salud en el Trabajo, choferes, personal de apoyo y directivos de la Empresa Eléctrica de Villa Clara (EEVC), laboran sin descanso en Consolación del Sur, para reponer las líneas de 33 kV que alimentan las 12 subestaciones y los 19 circuitos primarios de ese municipio pinareño afectado por los fuertes vientos del huracán Ian.
Para conocer de cerca las hazañas de los más de 70 villaclareños que allí trabajan, de sol a sol, un equipo de Vanguardia viajó hasta Pinar del Río, donde dialogó con quienes, lejos de su terruño y familiares, devuelven la luz al occidente cubano.
Alojados en la escuela de conducta íguedo Morales Reyna, a pocos metros de la cabecera municipal cuyas actividades están interrumpidas momentáneamente, reciben el apoyo permanente de la Unión Eléctrica.
El día de nuestra visita las brigadas del patio avanzaban en la reposición de circuitos, aun cuando como expresó el ingeniero Eduardo Enrique Pérez Reyes, director general de la EEVC, que acompaña a los villaclareños las condiciones del terreno, arcilloso y abundante en manantiales, impiden avanzar a un mayor ritmo.
Eléctricos sin temor a los retos
Al ingeniero Osvaldo Rodríguez Echevarría, director de Servicios Comerciales de la EEVC, lo encontré en los pasillos de la escuela, con el boquitoqui en la mano, impartiendo órdenes a sus subalternos.
Con la piel tostada por el sol, y sin separarse del equipo que le permite comunicarse con los linieros, me confesó lo difícil del trabajo que realizan las siete brigadas que laboran con dos carros de servicio y un carro cesta; los equipos se atascan con facilidad y para rescatarlos han tenido que contar con la ayuda de tractores.
En una de las avenidas principales de Consolación del Sur, Dionisio Martínez Peña, especialista en Seguridad y Salud en el Trabajo, con 40 años de labor en la actividad, apoyaba la restauración de un circuito deteriorado, comprometido con la reposición del acueducto de la ciudad y el restablecimiento del servicio eléctrico en viviendas ubicadas en la zona urbana.
«Vinimos a ayudar y aquí estamos. De las atenciones no nos podemos quejar. Nuestro director siempre está en movimiento, al tanto de los problemas que pudieran surgir. Además, contamos con el apoyo permanente del gobierno municipal ».
Con 29 abriles, el liniero santaclareño Yaisel Guerra González mira con celo los postes recién acomodados en la calle con la ayuda de la técnica, que levantan desde la zona de la Autopista. Cubierto con el casco protector y un pañuelo que le protege el rostro del ardiente sol, se detiene un momento para tomar nuevos aires y conversar sobre su estancia en Vueltabajo.
Con nostalgia mencionó a sus padres, esposa e hija que dejó en Santa Clara, con quien se comunica a diario desde que partió a una misión que realiza por primera vez.
«Por estos días compartimos con el presidente del Parlamento cubano, Esteban Lazo Hernández, durante su intercambio con familias que lo perdieron todo, para darles aliento y esperanzas. En ese momento indagó por la culminación del trabajo, y nos comprometimos a devolver el servicio a la mayoría de los circuitos a fines de este mes ».
En una zona rural de Consolación del Sur, el jefe de Brigada caibarienense Esnaidel Lima Madraza, de conjunto con su tropa formada por linieros de varios municipios villaclareños, rectificaba en pleno mediodía las estructuras dañadas, para empezar a dar mantenimiento a las líneas. En diálogo con la prensa no quiso dejar de mencionar a Pedro, Dairon, Rodobaldo y otros jóvenes valientes que hacen hasta lo imposible por reponer la electricidad.
El hombre orquesta
A Alfredo Pérez de Morales se le olvidó las veces que ha acudido al llamado solidario de provincias afectadas por desastres naturales.
Más allá de su condición de especialista principal de explotación de grupos electrógenos, este hombre orquesta pone todo su ingenio en función de los demás, para que sus compañeros se sientan lo mejor posible durante el tiempo que estén en Vueltabajo.
Relata que, a pocos días de arribar a Consolación del Sur, los carros procedentes de Villa Clara comenzaron a poncharse y no había forma de componer los neumáticos.
De inmediato, localizó a un ponchero que se ofreció voluntariamente. Sin embargo, la falta de electricidad en la casa le impedía dedicarse al oficio. La situación tuvo remedio, cuando propuso al ponchero montar el taller en la propia escuela. Así, además de solucionar el problema, extendió el servicio a los lugareños.
De igual forma, Pérez de Morales, con la ayuda de técnicos de refrigeración del poblado, mejoró el engranaje de una caja de hielo que los acompaña en momentos de campaña para calmar la sed de los linieros. También, con su astucia innovadora echó a andar ventiladores prestados por Salud Pública, que más tarde instaló en los albergues.
Antes de retornar a Villa Clara dejé al inquieto trabajador creando condiciones para habilitar una barbería.
Una cocinera con linaje de guerrera
En el comedor, la cocinera Luz María Delgado Mestre daba los toques finales al almuerzo.
La vecina de la calle San Miguel en Santa Clara no se amilanó cuando le propusieron partir a Pinar del Rio para garantizar la alimentación de las brigadas de linieros.
Con premura fue a su casa para comunicarlo a la familia y recoger lo necesario para incorporarse a la caravana de los eléctricos despedida en la Plaza de la Revolución de la capital villaclareña.
«Nunca antes había participado en una misión similar, pero sentí la obligación y deber de hacerlo. No podía abandonar a los muchachos ».
En Santa Clara dejó a sus tres hijas, Lisnely, Lisaidy y Lisany, quienes asumieron con orgullo su actitud, y con las cuales se comunica diariamente.
Cuando llegó a la escuela que sirve de alojamiento, armó una cama en un pequeño espacio detrás de la cocina y acomodó sus pertenencias, para ser la primera en levantarse y dejar listo el desayuno.
«Se trabaja en condiciones difíciles, pero no ha faltado la comida ni las atenciones del Sindicato de Energía y Minas. Hoy mismo llegó una donación de pan y galletas de la Empresa Provincial Productora de Alimentos (EPPA) de Villa Clara ».
Por estos días esperan el arribo de más brigadas del patio, para escribir otra página de heroísmo en esta tierra, donde los villaclareños dejan su huella.