A la producción de bicicletas mecánicas, motorinas, triciclos eléctricos, sillas de ruedas y módulos de estantes para almacenes se dedica Ciclos Minerva.
A las afueras de la ciudad de Santa Clara, se encuentra la empresa mecánica Ángel Villarreal Bravo. Conocida como Ciclos Minerva, asume el liderazgo en el ensamblaje y fabricación de bicicletas y triciclos eléctricos en Cuba, empeño que comparte con la Empresa de Aplicaciones Narciso López Roselló y la Asociación Económica Internacional Vehículos Eléctricos del Caribe (Vedca), ambas con sede en La Habana.
Con la mirada puesta en la ciencia, el desarrollo y la productividad, la entidad villaclareña pretende ampliar y diversificar sus producciones este año. El plan proyecta 18 450 bicicletas mecánicas, 6000 motorinas, 1000 triciclos eléctricos, 1000 sillas de ruedas y 2800 módulos de estantes para almacenes.
En diálogo con Vanguardia, el ingeniero Eliel Pérez Pérez, director general de la fábrica, confirmó que las cifras no llegan ni al 50 % de la capacidad instalada. Mucho más distantes se encuentran de las demandas institucionales e individuales, en medio de tantas tensiones de transporte y combustible.
La principal limitante consiste en generar el financiamiento suficiente para importar toda la materia prima necesaria y mantener activos los ciclos productivos. Las fuentes de abastecimiento se encuentran fuera del país, separadas por dos meses de navegación desde China y los costos escandalosos de los fletes.
Como el sector siderúrgico y otras ramas de la industria cubana no son capaces de ofertar insumos de factura nacional, la estrategia para abaratar costos y establecer precios más competitivos se concentra en integrar la mayor cantidad posible de procesos en la fábrica, como soldadura y pintura, lo cual beneficia también a los trabajadores.
Además, Ciclos Minerva abarata costos por la vía energética. Es una de las empresas villaclareñas que ha contratado la generación de energía solar fotovoltaica mediante un convenio con la Empresa Eléctrica, para hacer uso de la potencia instalada en los parques del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), y a partir de la instalación de un nuevo banco de capacitores, ha recibido bonificaciones por el factor de potencia, que expresa el aprovechamiento de la energía y la eficiencia eléctrica, según informó el ingeniero Yojani Muñoz Rodríguez, director de la UEB de Servicios Técnicos.
Actualmente, la entidad solo explota el 20 % de sus potencialidades y enfrenta el reto de producir lo proyectado para 12 meses en la mitad del tiempo, pues la falta de ingresos a finales de 2022 y las deudas con los proveedores atrasaron la entrada de mercancías, cuya llegada está prevista para junio.
Mientras tanto, la dirección de la empresa ha tomado medidas para mantener activos a los 312 trabajadores y no perder la fuerza de trabajo calificada. Con guardias, labores de limpieza, producción de bienes a partir de la materia prima existente en almacenes y otras funciones, suplen la baja actividad fabril durante el primer semestre.
Como reflejo del saldo positivo del año 2022, fueron capaces de distribuir utilidades al cierre de dos trimestres y queda pendiente otro ciclo que deben abonar próximamente. Así, el promedio de ingresos mensuales, entre utilidades y salarios, superó los 12 000 pesos por trabajador, cifra que no contenta al director general, pero los coloca en una situación más favorable que a otras empresas de la provincia.
Durante el recorrido por el área productiva, Muñoz Rodríguez, mostró a Vanguardia la puesta en marcha de una nueva inversión que promete saldos positivos inmediatos sobre la productividad y la calidad.
La inmobiliaria Almest, dedicada a las inversiones en los hoteles, y cliente regular de la empresa, financia, además de la materia prima para la fabricación de estantes para almacenes, la instalación de un equipamiento más moderno y automatizado, que incluye cizalla, plegadora, línea de laminación, granalladora y cámara de pintura. Los beneficios tecnológicos se reflejarán tanto sobre el encargo de la inmobiliaria como en el resto de los renglones productivos.
Ciencia y desarrollo sobre ruedas
Del vínculo con la Facultad de Ingeniería Mecánica e Industrial de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, emergieron dos proyectos: la sustitución del motor de combustión por uno eléctrico en los vehículos Piaggio de la empresa Copextel, y el diseño del autocarril TD5 eléctrico —conocido como chispita— para dar mantenimiento a las líneas férreas.
Además del beneficio energético y ambiental, el ingeniero Yojani Muñoz Rodríguez, explicó que ambas iniciativas permiten el ahorro de recursos y facilitan el mantenimiento, puesto que las fallas o roturas serán de menor complejidad y regularidad.
Pérez Pérez amplió que, a partir de un convenio con la Facultad de Química-Farmacia de la propia Universidad, se realizará la evaluación y el tratamiento de sustancias que antes se usaban en la industria y que podrían resultar peligrosas, para eliminarlas de manera segura, sin perjudicar el medio ambiente.
«Consideramos que sin ciencia resulta muy difícil mejorar los procesos y hoy estamos necesitados de hacerlo. Esa unión es magnífica y creo que hay que incrementarla a otras facultades, como la de Ingeniería Eléctrica, que puede aportar muchas ideas para mejorar nuestros productos. En algún momento tendremos que llegar a la Facultad de Matemática, Física y Computación, para explorar opciones con la inteligencia artificial», comentó.
Además, la empresa será accionista y cliente del futuro parque científico-industrial de Villa Clara, con los talleres y mentes abiertas a los aportes de las investigaciones que en él se desarrollarán. En tal sentido, Eliel Pérez Pérez agradece la posibilidad de enriquecer la labor de sus ingenieros, quienes muchas veces, enfrascados en resolver problemas de la producción, no pueden asumir la actividad creativa.
No obstante, en la desagregación de sus utilidades, Ciclos Minerva privilegia el desarrollo de nuevas líneas de productos, para satisfacer, tanto las peticiones de sus clientes como otras demandas sociales. Para ello, estrechan vínculos con otras entidades, dentro y fuera del país.
«En la EMI de Transporte Occidente, en La Habana, tenemos cinco triciclos a los cuales les están haciendo varias aplicaciones, entre las que queremos montar la de funeraria. Junto a un proveedor extranjero, trabajamos para hacer un triciclo con una aplicación de ambulancia, no para trasladar pacientes graves, sino casos no urgentes y a cortas distancias o dentro de las localidades», detalló el director general.
«Esperamos ponerlos pronto a disposición del Gobierno, para que los explote, y presentarlos como proyectos dirigidos a aliviar necesidades muy sensibles», agregó.
Ya vendieron en la Cayería Norte de Villa Clara 19 triciclos eléctricos con aplicación cerrada para mover los insumos, y pronto proveerán al polo turístico de motos de cuatro ruedas con un aditamento para limpiar la arena. Además, sustituirán las estanterías de las cámaras frías de los hoteles.
Hacia la producción de cuadriciclos, también se dirigen los esfuerzos de la empresa Ángel Villarreal Bravo, con la colaboración de dos proveedores extranjeros. Manteniendo la baja potencia de los triciclos y bicicletas eléctricas, este nuevo producto ofrecería a los clientes una cabina para resguardarse del polvo, el sol y la lluvia, y cumpliría las mismas funciones de transportar pasajeros y mover cargas.
Baches del mercado
El Comercio Electrónico, dentro de Cuba o desde el exterior, la comercialización en la Zona Especial de Desarrollo Mariel y la venta a entidades con capacidad de compra en divisa resultan los principales destinos de triciclos y bicicletas eléctricas con el sello Minerva, siempre en moneda libremente convertible y, por tanto, muy alejados del poder adquisitivo de los cubanos «de a pie», literalmente.
El director general de la fábrica anunció para este año la producción de unas 7000 bicicletas mecánicas, financiada por el presupuesto del Estado. Unidas a otras 3000 que ya estaban en almacenes, serán comercializadas en moneda nacional, según la tasa de cambio actual.
«Cuando vean el precio, las personas dirán “¡Qué caras!”. Es que el valor de cambio está muy alto actualmente. El proyecto para utilizar el 100 % de la capacidad de la fábrica demanda más de 33 millones de dólares, que son casi 4000 millones de pesos en moneda nacional, si lo convertimos a 120, y no disponemos de ese dinero.
«En la medida en que vayamos comercializando y cobrando esas mercancías, nos abastecemos de moneda nacional y le volvemos a solicitar al Ministerio de Economía y Planificación la venta de MLC, así mantenemos el ciclo sin incurrir en pérdidas y aumentamos paulatinamente la producción», explicó el ingeniero Eliel Pérez Pérez.
Al problema de los elevados precios, se suma un asunto que trasciende la gestión de la empresa. ¿Cómo garantizar que estas 10 000 bicicletas no pasen por una cadena de acaparadores y revendedores?
Otra pregunta, más reciente, pero no menos importante: Con un decreto 83/2023, que promueve la introducción en el país de vehículos eléctricos o de otras fuentes renovables de energía, así como la importación, sin carácter comercial, por parte de personas naturales cubanas y extranjeras residentes en el país, de motores eléctricos y sus accesorios, para reposición o remotorización de vehículos con motores de combustión interna, ¿cómo queda la competitividad? ¿Cuántas oportunidades se abren para la industria nacional, si cuenta con la protección adecuada y el financiamiento suficiente?