«Soy astrónomo amateur con los pies en la tierra»

Declara Yoan Manuel Valdivieso Cárdenas, el cubano y villaclareño que preside la Agrupación Meridiano 80 e integra la Liga Iberoamericana de Astronomía.

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 «Desde que me inicié soy un astrónomo aficionado. No contaba con telescopios ni binoculares, solo alguna bibliografía, y muchas ansias de aprender y enseñar a los demás, algo que me place», precisa Yoan Manuel Valdivieso Cárdenas.
«Desde que me inicié soy un astrónomo aficionado. No contaba con telescopios ni binoculares, solo alguna bibliografía, y muchas ansias de aprender y enseñar a los demás, algo que me place», precisa Yoan Manuel Valdivieso Cárdenas. (Ricardo R. González)
Ricardo R. González
Ricardo R. González
@riciber91
640
24 Abril 2023

«Fue el documental Cosmos, de Carl Edward Sagan, lo que despertó mi curiosidad  y mis deseos de mirar hacia arriba y no siempre en plano horizontal», asegura Yoan Manuel Valdivieso Cárdenas.

Con apenas 9 años se impresionó ante esa serie televisiva que resultó, por entonces, la más vista en la historia de la televisión pública, con algo más de 500 millones de observadores en 60 países.

«Eso ocurrió en 1980 y fue el detonante para adentrarme en ese maravilloso mundo nocturno dotado de estrellas, planetas, cometas…, y a pesar de que lo seguía a través de un equipo Krim 218, en blanco y negro, me provocó un éxtasis total».

Sin dudas, es un apasionado de este universo, aun sin conocimiento pleno del mundo, y menos de cosmología y astrología, y su madre, interesada en alimentar las ansias de saber de su hijo, le compraba libros dedicados a esta rama, algunos de editoriales rusas, otros escritos en español y algunos de factura cubana muy buenos, como el de Iniciación a la Astronomía.

—Hay pasajes que desde temprana edad te inclinan a ser cosmonauta…

—Me lo recuerda mi mamá. Siempre los maestros preguntaban sobre las aspiraciones futuras, y yo decía que quería ser cosmonauta. Con el paso del tiempo, empecé a escuchar música clásica y quería ser director de orquesta, después mago, y no sé cuántas cosas más.

—¿Alguien te tildó alguna vez de irracional?

Uno de los libros más prestigiosos en el mundo de la Astrología, perteneciente a Carl Sagan.

—No faltaron los que así pensaron, incluso mi propia familia; me veían como un niño raro, alguien que pudiera tener trastornos sicológicos. También algunas personas se burlaban de mí, fui víctima de bullying.

Hablaba constantemente sobre los fenómenos de los astros, eso sí, con los pies bien puestos sobre la tierra. Miro hacia arriba, sueño, pero no dejo de reconocer mi espacio terrenal. Jamás me divorcio de la realidad, y me satisface decir que provengo de una familia campesina muy humilde,  modesta y servicial que engendró a un cubano.

—Aunque ese niño y joven rechaza un poco hablar de sus características, ¿cómo era Yoan Valdivieso en su etapa estudiantil?

—Muy sencillo. Me gustaban tanto las letras como la ciencia, nunca preferí unas por encima de otras;  ocupé responsabilidades en la secundaria básica Eduardo Anoceto de la ciudad, y jamás faltaba a las competencias de ajedrez como forma de desarrollar el intelecto.

—Un día surgió la Agrupación Meridiano 80 en el centro de Cuba. ¿Qué significó para ti?

—Se inició por idea de Roberto Rodríguez, un placeteño que desde hace unos años reside en Canadá. Fue alrededor de 1950-51. Él se mudó para Santa Clara y, junto a otros muchachos con inclinaciones afines, fundó el grupo, que llegó a realizar muchos trabajos periodísticos sobre esta ciencia, incluso se disponía de una edición especial anual a manera de recopilación de los resultados.

Yo comencé a finales de los años 90 o principios del 2000. Era el más joven, me decían el baby y atendía la sección juvenil. Por entonces invitábamos a los estudiantes del preuniversitario Osvaldo Herrera para que participaran. Muchos de sus miembros fallecieron, emigraron, otros están activos y algunos perdieron el interés. Llegó la COVID-19 y solo se sabía de Meridiano 80 a través de su base de datos protegida en el Citma; pero, por sobre todas las cosas, el grupo no podía perderse.

—¿Te lanzaste a su rescate?

—En agosto de 2022 pensé: ¿qué será de la vida de Meridiano 80? Al no encontrarme con ningún miembro en la calle, comencé a indagar y me dirigí al Citma. Allí me atendieron muy bien, y tengo que agradecerle, sobre todo, a Nancy Cerdá por su paciencia en la labor de búsqueda, y en el historial aparecía que el grupo no se encontraba activo. Ella se percató de que en una de las ediciones anuales del grupo yo aparecía con el número 23 a partir de un trabajo publicado en esa revista anual, con el tiempo comencé a encontrarme con algunos de los integrantes en la calle.

—¿Cómo fue el momento de la revitalización?

—Hay personalidades cumbres en la agrupación. Vi al eminente catedrático de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, Dr. Lorgio Félix Batard Martínez, Premio Nacional de Pedagogía. Tampoco podía faltar Renán Martín Piñero, uno de los fundadores del grupo ya reconocido como Miembro Honorario, y comenzó la revitalización, que ocurrió el 6 de octubre de 2022. Fue muy emocionante. Llegó el momento de elegir un nuevo presidente y para mayor sorpresa me designaron para esa responsabilidad.

Un compromiso que alternas con tu función de guía de turismo en alemán e inglés de las agencias Paradiso, Cubatur, Destino World y Solyarena…

—Aunque parezca una paradoja, es lo que me da tiempo para desempeñarme como presidente de Meridiano 80. Si tuviera un trabajo diario, no me hubiera sido posible. Se trabaja por reservas de los clientes y ofrece la posibilidad de alternar. Lo que más tiempo me roba es la atención a las tareas de la casa y a mis hijos: Joan Sebastian, de 8 años, y Yoana Cristina, de 6.

Durante una demostración práctica en el parque Vidal de Santa Clara.

—¿Han mostrado inclinación ellos por seguir el camino del padre?

—Un día mi niña llamó la atención de las personas en una cola de Coppelia al indicarme la luna y calificarla como en cuarto creciente. Era cierto y eso me maravilló. A veces se van conmigo a la terraza de la casa para ver, mediante el telescopio, los cráteres de la luna, a Júpiter, y así invierten el tiempo sin querer bajar a jugar con el tablet u otras tecnologías. Y, por supuesto, el padre orgulloso de eso, aunque tomen otro camino en el futuro.

—¿Se requiere de paciencia para dedicarse a la Astronomía?

—En efecto, al igual que para leer un libro como primera fuente de aprendizaje, unido a los documentales para luego pasar a la observación mediante el telescopio, ya sea profesional o amateur. En realidad, muchas veces hay que esperar pacientemente, porque no es cuando la persona desee apreciar el suceso, sino cuando la naturaleza lo permite.

—Dentro de todos los episodios, ¿cúal es el que más te impresiona observar?

Mirar los cráteres de la luna resulta fascinante o cuando veo las lunas de Júpiter como planeta gigante gaseoso tan distante de nosotros, y también al apreciar una galaxia tan remota a través de un telescopio.

—El arcoíris, por lo general, tiene siete colores visibles, pero ¿existen otros?

—La diversidad de la naturaleza está dada en todas partes. El ojo humano solo percibe determinada gama de colores; sin embargo, por encima de ellos están los infrarrojos, los ultravioletas, que no son perceptibles por el ojo humano; son cientos de colores.   

—Además de la Astronomía ,¿qué otras predilecciones tiene Juan Manuel Valdivieso?

—Recuerdo mucho lo que dijo MartÍ: «La música es la más bella forma de lo bello». Prefiero la clásica. De hecho, mi hijo se llama Joan Sebastian por Johann Sebastian Bach. Soy sencillo y humilde como mis propias raíces.

La música toca hilos, llega a tu interior y te ayuda a relajarte, incluso la instrumental disminuye las tensiones, pero no solo escucho música clásica, también a Vangelis, muy vinculado a las ciencias astronómicas, a filmes de ciencia ficción, entre otros. El inicio del documental Cosmos utiliza uno de sus temas que me eriza (álbum Heaven and Hell). Imagino que estoy en una nave espacial volando a través del espacio.

Un encuentro en La Habana con Osvaldo Sauco, miembro directivo del Observatorio Astronómico CODE de Santa Fe, Argentina, para recibir los certificados y las credenciales como miembro del CODE (Centro de  Observadores del Espacio) y de la LIADA (Liga Iberoamericana de Astronomía).

—¿Y has emprendido ese viaje imaginario con frecuencia?

—Muchas veces cuando duermo, y lo recuerdo al otro día sin encontrarle una explicación, En medio del sueño estoy consciente de lo que estoy viviendo y puedo hasta tomar decisiones, y también en  instantes en que estoy despierto, sin caer en fanatismo ni ausentarse de la realidad. En esto hay que ser muy cuidadoso.

—Eres un cubano que integra la Liga Iberoamericana de Astronomía.

—A raíz de los resultados de Meridiano 80, con el tiempo logré mi inserción como miembro de la Liga Iberoamericana, cuya sede está en Argentina y se encuentra en un Centro de Observadores del Espacio (CODE). Existen diversos proyectos de trabajo, incluso internacionales.

—¿De qué forma se puede contactar con la Agrupación Meridiano 80?

—A través de nuestro perfil de Facebook Agrupación Meridiano 80 o en el Centro Cultural Cinematográfico situado en Luis Estévez 157, entre Julio Jover y Berenguer (al lado del Palacio de los Matrimonios), el segundo martes y el último de cada mes, unas veces a las 6:30 de la tarde y otras a las 8:00 p. m. Es nuestra sede, y realizamos intercambios, observaciones, charlas, y proyectamos documentales. Debo agradecer a ese colectivo que luego de tantas puertas cerradas nos abrió las suyas para acogernos.

—¿Experiencias de este tipo predominan en el país?

—Que se mantengan en activo y tengamos conocimientos solo hay dos grupos. Uno en Caibarién, con César Lugones como presidente, y Meridiano 80 en Santa Clara. Ambos con perfiles consolidados y ojalá se generalizaran en todas las provincias.

—¿Algún sueño no cumplido?

—Tener un local propio que acoja nuestra sede para estar en contacto con la colectividad, que se incremente nuestro grupo, y pensando más allá, ojalá que Santa Clara llegue a tener algún día un observatorio astronómico basado en la ciencia, entre otros sueños.

—A pesar de los pesares, ¿seguirás pensando en los astros y soñando con ese cosmonauta con los pies puestos en la tierra?

—Puedes reafirmarlo, es parte vital de mi pensamiento. Leer libros de Astronomía me ayudó a perfeccionar el vocabulario, a encontrar la palabra exacta para expresarla en el momento preciso.

Siempre soñaré con los astros, con naves espaciales tripuladas o no, y seguiré los descubrimientos de planetas hasta el final de mis días. Doy gracias a la vida por las causalidades que me acercaron a la Astronomía.

 

 

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Ramón García

Miércoles, 26 Abril 2023 14:46

Interesante entrevista. De esos temas que también le hacen falta a la prensa cubana para diversificar los asuntos que trata y a la vez aprender.