Entrevista al estudiante de tercer año de Periodismo de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, Lisvany Martín Rodríguez, a propósito de obtener mención en el Premio Reportaje convocado por Radio Francia Internacional.
Lisvany Martín Rodríguez, estudiante de tercer año de Periodismo de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas. (Foto: Cortesía del entrevistado)
Chábeli Rodríguez García
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15 Junio 2023
15 Junio 2023
hace 1 año
Hace unos años Lisvany Martín Rodríguez bajó de las montañas manicaragüenses con la intención de formarse como un de hombre de ciencia en el Ipvce Ernesto Che Guevara de Villa Clara. Pero el periodismo entró en su vida y alteró su destino. Lisvany cambió las probetas por la pluma.
«Durante mis tres años en la vocacional integré el Centro de Entrenamiento y concursaba en Química. Fui a competiciones nacionales, en los que obtuve medalla, pero nunca abandoné las humanidades. Recuerdo que enfrentaba la dicotomía de concursar en Español o en Química. Ya el Periodismo estaba en mí, lo veía en mi futuro» asegura.
Muy pronto encontró otra pasión: las décimas. Pero no la improvisación, me aclara con énfasis. Su amor por la gramática le impide cometer un pecado verbal en el ejercicio de la espontaneidad poética.
«No nací con el verso incluido. No me llamaba la atención. En plena pandemia, cuando ni siquiera había empezado la universidad, entré al chat de Telegram de la Facultad de Humanidades. Era 4 de abril y decidí escribir una décima por los jóvenes. La publiqué en el chat de la facultad. El administrador del canal me propuso hacer una sección que se llamaba Domingo en Décima, obligándome a escribirla. La décima me salía tan fácil después que hasta me asombraba. Siempre intento separar el periodismo de la creación artística, porque no me imagino una información con décimas».
Más allá de sus rimas, posee un talento innato para la labor reporteril. Así lo demostró recientemente, al obtener mención en la novena convocatoria del Premio Reportaje para estudiantes de periodismo de las universidades del continente americano, que promulga la redacción en español de Radio Francia Internacional.
Las carreras de periodismo de cada universidad de América Latina, incluidos Estados Unidos y Canadá, seleccionan a un estudiante para participar en este concurso. Luego, el alumno escoge un tema y realiza su reportaje.
«Al ser Radio Francia Internacional una emisora universal, el tema tiene que impactar. Pensé en el Mejunje, por constituir un centro cultural ya casi con cuatro décadas de historia en defensa de la diversidad, por el reconocimiento que tiene, no solo en Cuba sino en el mundo, y también porque representa un referente de la cultura cubana», explicó.
«Investigué sobre este centro, su historia. Por supuesto, salta a la luz la figura de Silverio, una fuente fundamental. A partir de sus testimonios busqué a otras personas. Entrevisté a María Caridad, la portera, quien falleció, lamentablemente, hace pocos días. Ella estaba delicada de salud y muy dispuesta accedió a conversar conmigo. Me dio un testimonio fuerte, muy sincero. Uno de los mejores. Creo que el resultado es una forma de honrar su memoria».
Este centro guarda una gran mezcla de colores, gustos, olores y personas. Las historias que atesora hacen referencia a lo real maravilloso que describiera Alejo Carpentier.
«También entrevisté a Lisandra Martín, la actriz que coordina el proyecto Santa Clara por la vida. Le daba, de alguna manera, una visión humanista y de solidaridad. Entrevisté a Nelson, actor de la Compañía Teatral, de los pocos fundadores que quedan, quien me habló de la proyección comunitaria que tiene el centro. Laura Marlens, miembro de la comunidad trans , conocidísima por los shows de los sábados por la noche, también conversó conmigo. Investigué un poco y me encontré con Rubén Darío, titiritero, director del grupo Teatro las Estaciones, quien hoy, desde Matanzas, agradece mucho al Mejunje» explica Lisvany Martín Rodríguez.
«Por último, la Trovuntivitis. Hablar del Mejunje y no de la Trovuntivitis representaría un pecado. Conversé con Alain Garrido, me ofreció testimonio muy valioso. Él comenta que, por las condiciones de precariedad que pueda tener la creación artística del Mejunje en materia de recursos, resulta muy difícil producir. Sin embargo, dice que quien tiene el valor de tocar en él, lo puede hacer en cualquier lugar del mundo».
Como parte del proceso de creación realizó un trabajo de campo en le permitió adueñarse del ambiente y de las historias de este sitio. Convirtió, así, el olor a café del Patio Teresita en un sonido amigable y el ruido de la calle aledaña devino canción perfecta.
«Más allá de la musicalización, aposté por la inmersión sonora. Busqué en la calle de enfrente, una arteria muy ruidosa, con mucho tráfico. Los interiores: el Patio Teresita, un lugar donde convergen la música y el olor a café. Logré encontrar fragmentos del show trans. Presencié los ensayos de obras teatrales, grabé una de las clásicas y a todo lo anterior, le sumé conciertos de la Trovuntivitis. Utilicé una amplia gama de recursos de sonido para recrear el ambiente del Mejunje. Tengo que resaltar que conté con la asesoría de la profesora Mailé Hernández Grave de Peralta y con Dalia Reyes Perera, la opinión autorizada».
De su zambullida en este mundo nació el reportaje radiofónico «El Mejunje de Silverio, un bastión de diversidad», el cual obtuvo una mención especial en el Premio de Reportaje convocado por Radio Francia Internacional. Pero, el joven estudiante ganó mucho más con esta experiencia.
«Le tengo mucha admiración al Mejunje y aumentó cuando hice el reportaje. Para mí fue un reto contar la historia de este lugar. Estar allí, vivir la dinámica, me permitió conocer a tanta gente buena, con una claridad y una coherencia en sus pensamientos realmente admirable. Conversar con Silverio resulta muy gratificante porque te abre el pensamiento».
En ese lugar halló historias que, por conmovedoras y hermosas, forman parte de su propia historia personal. Por eso habla de María Caridad, la portera, en presente y con un cariño inmenso. «María fue muy sincera. Me habló de su época, en un momento donde fueron apedreados. Ella, una mujer lesbiana, reconoce que no fue aceptada ni por su propia familia, una vida dura. Contó cómo el Mejunje y la ayuda de Silverio le abrieron las puertas. Ella me dice en el testimonio: “Me fui una noche de fiesta, un 14 de febrero, y allí encontré el espacio donde me sentía yo”. María habla de cómo un loquito que va al Mejunje, aun cuando ella estaba en su casa bajo tratamiento médico, le llevaba flores. Ese gesto tan pequeño le llegaba al alma».
Otras vidas, prejuiciadas y marginadas, que encontraron un hogar en ese patio también conquistaron a Lisvany. «Hablar con Laura me enseñó mucho. Ella es de esa generación de personas trans que encontraron un refugio ante los prejuicios sociales y el espacio para desarrollar una carrera artística. Me impresionó su humanismo, su presencia contagiando a los demás. De este reportaje me llevo el resultado, pero también la enseñanza de aprender de un tema del que nunca había hablado».
Si Lisvany Martín no hubiese cambiado la bata blanca de ciencia por la grabadora en mano del periodismo, quizás no habría conocido tan bien el Mejunje de Silverio, ni estuviera en el centro de esta entrevista. El periodismo, verdaderamente, siempre estuvo en su camino. Porque como él mismo afirmara en una de sus décimas: «El periodismo es un arte, /es el oficio más bello, / las palabras son su sello/ y la verdad, su estandarte. / Muchas lecciones imparte/ con ese anhelo altruista: / la crónica, la entrevista, / reportaje, información, / y hoy digo con emoción: / ¡Qué lindo ser periodista!».