El Guajirigallo, símbolo de identidad de la municipalidad, se erige en fuente de estímulo económico y social para los quemadenses. (Foto: Ramón Barreras Valdés)
Luis Machado Ordetx
@MOrdetx
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23 Julio 2023
23 Julio 2023
hace 1 año
«¡A Quemado! ¡Sí, para Quemado! ¡Quemado de Güines…!», recoge una reseña periodística relacionada con la presentación de Gelabert, el concertista, ante un selecto público que acudió, la noche del martes 26 de agosto de 1930, a los salones del Ateneo de Villaclara, en la capital provincial.
Pocos entendieron el reclamo del artista español, asentado en Cuba desde principios de siglo. José Antonio Pascual, organizador del programa, dio una corta explicación a los asistentes. De inmediato el dilecto guitarrista, bajo de estatura y tocado con sombrero tipo hongo, se marchó presuroso del lugar. Tal vez, fue ese el primer «embrujo» de aquella región a un músico que sabía sentir lo que de arte hay encerrado en lo popular. Allí quedó prendido a un poblado sin muchos encantos arquitectónicos, en aquel entonces, pero con moradores con apacible humildad.
Esa es la historia de cierto «embrujo» de un asentamiento surgido en 1667 al desgajarse, en última instancia, de San Juan de los Remedios. En «Actas capitulares del cabildo de Santa Clara» —con fecha 11 de febrero, en sesión ordinaria—, nueve décadas después aparecen intereses económicos por «asumir diligencias en el sitio pedido dentro de las tierras del Hato de Quemado de los Guines y en el parage de “El Ojo de Agua”, de “Santiaguillo”…». (sic)
Esa zona, convertida después en uno de los siete partidos de la jurisdicción de Sagua la Grande, desarrolló una economía agropecuaria que tuvo en la tala de maderas preciosas, la cría de animales, la fabricación de carbón vegetal y «sembrados de caña y fábricas de ingenio», como dijo en 1839 Idelfonso Vivanco, un punto de prosperidad.
Desde entonces, historia y cultura de una región agropecuaria andan fundidas, como eslabones de una cadena. El Guajirigallo —pieza escultórica que donó el artista de la plástica Oscar Rodríguez Lassaria— es la simbiosis en el barro de un cuerpo de porrón, espuelas y cola de gallo, y por cabeza un guajiro con sombrero.
En tierra…
Sí, en tierra «colorá», de inconfundible color y fertilidad, en la que abundan siembras de cultivos varios, y por ello anima a recorrer una parte de la geografía del municipio. Sixto Sánchez Sequeiras antes era chofer y cuando llegó la jubilación «peleó duro para que le entregaran una finca, con máquina eléctrica en riego de agua» —dice—; al principio aparecieron negativas burocráticas, hasta que por fin accedieron a que dirigiera, en calidad de usufructuario, los destinos del área de semillas.
«Esto aquí tenía deudas con el Banco, y las siembras no alcanzaban los rendimientos previstos en las 16.20 hectáreas de superficie agrícola. Podemos decir que no era una finca de semillas y carecía de vínculos con centros de investigación de la provincia. En sólo dos años ya se aprecian los resultados productivos.
Somos una familia integrada por 23 trabajadores y no debemos un centavo en créditos. «Aquí probamos 16 variedades diferentes de yuca, 4 de boniato, y multiplicamos fruta bomba y maíz», refiere el hombre, alto, ágil y de hablar rápido. Unas 8000 toneladas de cultivos varios están contratadas en el año para el autoabastecimiento local y otros destinos.
El volumen de acopios ya rebasa el 60 %, y los aportes están dados a partir de la vinculación del trabajo y las siembras, en rotación, en las 17 máquinas de riego diseminadas por el polo productivo. Por mes, de acuerdo con cálculos, unas 39 libras per cápita se comercializan en puntos de venta.
Los suministros vianderos tienen bajos precios, incluso inferiores a los estipulados. De otra forma no se podría entender el sentido agropecuario, en esencia, de Quemado de Güines y el programa de rescate de áreas, antes infestadas de marabú, así como de siembras de variedades de plátano y del gustado Cavendish, explicó Yalexis Pérez Herrera, director de la Unidad Empresarial de Base en el municipio.
«A pesar de las limitaciones de petróleo y de insumos, en un cultivo exigente en el empleo de fertilizantes y otros componentes químicos para contrarrestar el ataque de plagas y enfermedades, se hizo un programa de siembra de unas 329 ha de plátano. Aprovechamos los beneficios de riego de agua por sistemas de máquinas eléctricas y, por supuesto, de goteo; la vinculación del hombre al área y la entrega de posiciones agrícolas en usufructo. Todo funciona según lo previsto en el rescate platanero con vitroplantas, así como de siembras de viandas y granos», expresó el directivo.
A la finca El Coco, propiedad en herencia de los padres de Roberto García Rodríguez, llegamos junto con Osmel Corzo Pérez, primer secretario del Partido, y Osmel Pérez Negrín, presidente del Poder Popular en Quemado de Güines. Sostuvimos un diálogo ameno en predios agrícolas de un campesino que piensa enrolarse dentro de poco en la avicultura alternativa.
García Rodríguez atiende, junto a la familia, unas 10.50 ha de tierra, y con tracción animal y maquinaria agrícola pudo recomponer en corto tiempo las áreas de siembra, antes infestadas de marabú. Ya logró las primeras cosechas y aguarda por la recolección de cultivos de soya, plantación que por primera vez llegó a la finca.
Y de caña, ¿qué?
Corzo Pérez reconoce que el cultivo, después de la paralización, hace casi dos años, de molidas en la Empresa Agroindustrial Azucarera Panchito Gómez Toro —por inversiones tecnológicas en las calderas de vapor— se revitaliza en plantaciones estatales y campesinas.
«En el ingenio las antiguas calderas de vapor se sustituyen por una moderna con capacidad de 100 toneladas/hora, y eso garantizará mejor eficiencia fabril en períodos de zafra y aportará más electricidad al Sistema Electroenergético Nacional.
«Limitaciones en el arribo de recursos tecnológicos, créditos y combustible afectaron el cronograma de trabajo, pero ya se fundió la base de la estructura que soportará el equipo. Se prevé el montaje de otro generador y se modernizan, con innovaciones y mantenimientos sistemáticos, otras áreas del ingenio».
La «Joya de Villa Clara», con seguridad no hará zafra en el actual año, pero su inversión tecnológica y la revitalización que se alcanza en los cañaverales darán amplias perspectivas en contiendas venideras. Las cooperativas de producción agropecuaria (CPA) Jorge Dimitrov y Julio Casales se erigen en ejemplo del fomento cañero, de cultivos varios y acopios lecheros en el municipio. En el segundo de los enclaves campesinos, Emilio Torres Torres, quien dirigió durante cinco lustros los destinos de la cooperativa y ahora asume responsabilidades en el autoconsumo, habló con satisfacción de aspectos relacionados con los acopios de cultivos varios, la aplicación de la ciencia y la técnica en las plantaciones, el cumplimiento de entrega de leche contratada con la industria, así como la participación en proyectos de colaboración internacional para consolidar la seguridad alimentaria y nutricional de la población.
Onel Fernández Hermida, vicepresidente de la «Julio Casales», precisó: «Logramos que el pelotón de corte mecanizado fuera el primer millonario de la pasada zafra, cortamos el estimado de caña y se alcanzó el plan de siembra de primavera, ascendente a 76.01 ha. Disponemos de 518 ha de caña, de secano, y los rendimientos superan las 50 t/ha, entre los mejores de la provincia», recalcó.
«El aporte lechero a la industria será de 21 520 litros, y hasta la fecha se satisface a un 72 % con el ordeño manual de unas 30 vacas, las cuales, como el resto de los animales, disponen de pastos naturales y de plantas proteicas, garantía para las producciones. Aquí hay cero muerte, hurto y sacrificio ilegal de ganado. Eso es un logro gracias a la unidad de los campesinos para garantizar la vigilancia de nuestro patrimonio agrícola», subrayó.
La integralidad
Por dos años consecutivos el municipio anda a la vanguardia de la provincia. Corzo Pérez, el primer secretario del Partido, lo atribuye al trabajo en equipo que existe y a la exigencia de la población para satisfacer metas económicas, productivas y sociales que registran los sistemas de Vivienda, Salud, Cultura, Eléctrica, y Comercio y Gastronomía, por citar algunos sectores de referencia.
Sin embargo, en los campos, con cultivos varios, la ganadería y los cañaverales, «andan nuestras principales referencias, sin que exista conformismo en nuestros propósitos de eficiencia», precisó.