Abasto de agua en Villa Clara, ¿un problema insoluble?

Localidades como Mataguá, La Yaya y Jorobada, en el municipio de Manicaragua, casi no reciben el líquido; y, cuando lo hacen, es a través de pipas, servicio que también se ha visto afectado.

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Trabajos para la eliminación de salideros en la Carretera Central en Santa Clara.
A pesar del trabajo en la supresión de salideros, este no es un problema resuelto en Villa Clara. (Foto: Freddy Pérez Cabrera)
Tomado de la edición digital del periódico Granma
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03 Agosto 2023

Villa Clara.— Más de 30 000 personas han sufrido la falta de agua en los últimos días en Villa Clara debido a daños en redes, conductoras, equipos de bombeo, y también a algunos hechos vandálicos en las tuberías. A ello se suma el efecto de la sequía en determinados lugares donde no ha llovido lo suficiente para garantizar la estabilidad del abasto.

Localidades como Mataguá, La Yaya y Jorobada, en el municipio de Manicaragua, donde residen cerca de 14 000 pobladores, casi no reciben el líquido; y, cuando lo hacen, es a través de pipas, servicio que también se ha visto afectado por la conocida carencia de combustible que desde hace varios meses sufre el país. Jinaguayabo, en Remedios, y varios barrios de Santa Clara y otros municipios también presentan una situación crítica.

Sobre el tema, Granma conversó con funcionarios del Gobierno y varios residentes en esos sitios, quienes, a pesar de comprender las razones que motivan la carencia de un producto tan vital para la vida, como lo es el agua, manifestaron diversos criterios acerca del asunto.

Alberto Hernández, residente en la comunidad de Jorabada, nos dijo en tono jocoso que a él se le habían estirado los brazos de tanta agua que había tenido que cargar. «Tengo niños pequeños y ancianos en mi casa, y muchísimos días me he visto sin una gota del líquido para cocinar, descargar el baño o para tomar. Lo más doloroso es que ya llevamos varios años en esta situación», explica el labriego.

Igual de inconforme está Laura Martínez, quien vive en el poblado de Mataguá, un sitio ya famoso por esa carencia. «Aquí vivimos cayéndole atrás al agua que puedan traer las pipas, que ahora no es mucha porque no hay petróleo, lo cual es cierto, pero se trata de un asunto que demanda de una solución definitiva».

Otras personas, como Caridad García, vecina del consejo popular de Capiro Santa Catalina, en Santa Clara, se queja de los largos ciclos de abasto de agua a ese reparto, los que se extienden a cada 20 y más días, un problema que la priva de contar con el producto, del que depende la estabilidad de la vida de su familia.

Causas y azares de un problema añejo

El deterioro de las redes, algunas de las cuales sobrepasan el siglo de explotación, de los equipos de bombeo y de las plantas de tratamiento, así como la falta de financiamiento para acometer la inversión que precisa la provincia, resultan algunos de los motivos de la crítica situación que hoy vive Villa Clara en materia de abasto de agua, a lo cual se une la escasez de partes, piezas y accesorios para afrontar reparaciones, el déficit de combustible y la inestabilidad energética, entre otras razones.

Noel Chinea Pérez, coordinador de programas y objetivos del Gobierno provincial, menciona entre las situaciones más complejas, la vivida en los últimos meses por los pobladores de varias comunidades del municipio de Manicaragua, que deben ser abastecidos por la conductora Hanabanilla, la cual tiene más de 30 años de explotación y tres puntos de rebombeo.

«Ese sistema está diseñado para que de Paso Bonito —perteneciente a la provincia de Cienfuegos— salgan 600 litros por segundo, y lleguen a El Jíbaro —en territorio villaclareño— 300. Sin embargo, en la práctica solo llegan 129, por lo cual resulta imposible abastecer a Mataguá y a otros poblados», explicó el funcionario.

A esos problemas con la conductora, se suman otros, como las infracciones cometidas por personas que residen en sitios aledaños a esas tuberías, las que, de manera ilegal, se conectan a ellas para abastecer sembrados de arroz, maíz y otros cultivos, explica Chinea, quien añade, que aunque se han enfrentado tales hechos, las multas incluidas en el marco sancionador no resultan coherentes con el daño provocado a la infraestructura hidráulica y a las familias privadas del servicio.

Reconoce, asimismo, que, si bien el Gobierno mantiene una atención priorizada al municipio de Manicaragua y a otros sitios también afectados, con una distribución sistemática de agua en pipas, tal beneficio no llega a todas las circunscripciones ni lugares por igual, generándose quejas e insatisfacciones en la población.

Sobre el tema, Vladimir Santaya Santana, director de la Empresa Provincial de Acueducto y Alcantarillado, añade otros elementos que también complejizan la situación, como es el caso del abasto a los edificios multifamiliares en los municipios de Placetas, Santo Domingo y Santa Clara, afectados en estos momentos a causa de averías en las turbinas encargadas de elevar el líquido hasta los tanques.

A ello se une el pésimo estado técnico de las bombas ubicadas en los sistemas Minerva, Ochoíta y Palmarito, lo que provoca paralizaciones sistemáticas, algunas de ellas prolongadas por meses, causando pérdidas como las que ocurren en Santa Clara que, por ineficiencia del sistema, se dilapidan entre 400 y 600 litros por segundo, explica el directivo.

Menciona también la inestabilidad energética de los últimos meses, que genera complicaciones en las redes y en los equipos de bombeo, los que sufren por igual los golpes de agua provocados por ese contexto.

Ante esa situación tan compleja, las autoridades del territorio han debido realizar un descomunal esfuerzo para garantizar la distribución del líquido en pipas, modalidad de la que dependen 8 200 clientes de Acueducto y otras 27 000 personas que no cuentan con una conexión a la red hidráulica, y son protegidas por el Gobierno, reconoció Santaya Santana.

«Del combustible destinado a estos viajes, hay que dedicar una parte importante para atender, de manera inmediata, las roturas que se producen a diario, lo cual provoca el alargamiento de los ciclos de distribución; en especial, en aquellas localidades más alejadas de los poblados cabecera, en municipios como Camajuaní y Manicaragua, que tienen lapsos de entrega superiores a los 50 y 60 días», expresó el director de Acueducto y Alcantarillado en Villa Clara.

Igual de compleja es la situación de los equipos de tratamiento de agua, es decir, cloradores e hipocloradores. Trece de estos puntos en la provincia se encuentran comprometidos por falta de piezas de repuesto, lo que provoca la detención del bombeo, señala el directivo.

En el caso de Santa Clara, la situación se torna muy tensa debido a la existencia en la ciudad de redes y conductoras muy envejecidas, muchas de las cuales tienen más de un siglo de existencia, a las que no se les dio el mantenimiento adecuado en el momento requerido.

Para tener una idea de la gravedad del asunto, baste decir que, como reconoció hace apenas dos años el gobernador de la provincia, Alberto López Díaz, ante una reunión del Consejo de Ministros que analizó el tema, en Santa Clara más de 25 000 personas se abastecen de agua mensualmente con el uso de pipas.

A ellos se suma un dato que alarma y ocupa a los funcionarios encargados de atender el asunto: cerca del 45 % del agua que se envía hacia Santa Clara de las diferentes fuentes de abasto, se pierde en el camino y no llega a los consumidores, debido al pésimo estado de las redes, a lo que se unen otros problemas relacionados con válvulas y estaciones de bombeo y sus frecuentes roturas, además de la existencia de focos contaminantes en varias zonas de la ciudad.

Mientras llegan las soluciones definitivas

Ante cada avería y problema, Villa Clara, con la ayuda de la dirección del país, trata de buscar alternativas, contando para ello con el concurso de varias empresas del territorio como Planta Mecánica, Maquimotor y la Electromecánica, entre otras, que ponen todo su empeño para que el pueblo sienta lo menos posible las consecuencias de esta situación.

En ese sentido, Chinea Pérez reconoce que el pasado año Villa Clara fue la provincia que más inversiones realizó en este sector, lo que ha tenido continuidad durante el año en curso, cuando ejecutó más de 71 millones de pesos, empeño que se corresponde con la gravedad del asunto.

Menciona algunas de las obras terminadas, entre ellas la desarrollada en la zona de la Subplanta, que llevó el servicio a un grupo importante de viviendas en la capital provincial, así como la intervención de más de tres kilómetros en La Derecha, perteneciente al municipio de Ranchuelo, que solucionó problemas de esa conductora.

Según Chinea Pérez, en estos momentos también se trabaja en la calle Colón, de Santa Clara, para dar respuesta a más de 40 planteamientos relacionados con el tratamiento de residuales; varias obras en Caibarién, la conductora de Remedios, prevista para culminar en los próximos meses, y la construcción de pozos artesanales en los repartos Camacho y Caracatey, de Santa Clara; Mataguá y Güinía de Miranda, en Manicaragua; Sagua la Grande y Quemado de Güines.

Otro objetivo vinculado a esta tarea es la instalación de más de 70 bombas que funcionarán con paneles fotovoltaicos, de las cuales ya se encuentran bombeando las de las comunidades de El Rubí, en Ranchuelo; y la Base Aérea, en Santa Clara; con perspectivas de poner en marcha en los próximos días otras tres en Los Paragüitas, Potrero de Güinía y Carlos Baliño, quedando el resto para los próximos meses.

No son las únicas acciones desarrolladas, pero sí una muestra de la voluntad para acometer, cuando la situación del país lo permita, la solución de un viejo problema que tiene que ver con la calidad de vida del pueblo villaclareño. (Freddy Pérez Cabrera)

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