Keyla Isabela evoluciona sin contratiempos

Han pasado cinco días desde que un equipo multidisciplinario conformado por especialistas de las principales instituciones hospitalarias de la provincia procedió al acto quirúrgico, con evolución satisfactoria.

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Kenia Gómez Duardo cuida de su hija Keyla Isabela, a cinco días de operada.
Kenia Gómez Duardo cuida de su hija Keyla Isabela, a cinco días de operada. (Foto: Ricardo R. González)
Ricardo R. González
Ricardo R. González
@riciber91
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16 Agosto 2023

La pequeña Keyla Isabela Hernández Gómez mantiene una evolución satisfactoria luego de ser abordada quirúrgicamente debido a una retinopatía de la prematuridad (ROP) agresiva en ambos ojos, que, de no tener una respuesta inmediata, conduciría a la ceguera total.

Han pasado cinco días desde que un equipo multidisciplinario conformado por especialistas de las principales instituciones hospitalarias de la provincia intervino a la menor con inyecciones intravítreas destinadas a enfermedades oculares y a proteger la visión, proceder realizado en los salones del pediátrico José Luis Miranda.

Ahora se recupera en la Sala de Piel a Piel del hospital gineco-obstétrico Mariana Grajales, en la capital villaclareña, donde su mamá, Kenia Gómez Duardo, está pendiente del mínimo detalle.

Kenia es especialista en Medicina General Integral (MGI) y laboró en la Dirección Municipal de Salud de su territorio, al frente del Programa de Infertilidad.  Refiere que al inicio de la gestación todo transcurrió de manera normal; sin embargo, la ginecóloga de su área decidió aplicar un tratamiento por los antecedentes de su embarazo anterior: su niña, que actualmente tiene seis años, también nació pretérmino, pero no al extremo de esta ocasión. 

Keyla Isabela a cinco días de operada.
A los cinco días de operada, Keyla Isabela evoluciona sin contratiempos y es sometida a la lactancia materna exclusiva reforzada con determinados complejos vitamínicos. (Foto: Ricardo R. González)

«Cuando estaba en las 25 semanas experimenté un ligero sangramiento que conllevó un ingreso en la Unidad de Cuidados Especiales del Gineco-obstétrico Provincial. Luego me trasladaron a la sala de Gestantes B, hasta ser remitida al Hogar Materno de Manicaragua», rememora. 

Casi al finalizar junio experimentó dolores y contracciones, acudió de inmediato a su policlínico y regresó con síntomas de parto pretérmino a la ya conocida Unidad de Cuidados Especiales.

Apareció de nuevo el sangramiento, los dolores, y después de los exámenes pertinentes hubo dilatación del útero, por lo que se decidió practicar la cesárea. 

Con 30 semanas de gestación fue llevada al salón en horas de la noche y el martes 27 de junio nació la bebé. «Permaneció 34 días en el servicio de Neonatología del Materno luchando por su vida. Tuvo ventilación artificial debido a una bronconeumonía, entre otras complicaciones posteriores».

Por tales circunstancias y según establecen los protocolos ante estos casos se procedió al análisis oftalmológico en busca de la ROP. Al dilatarse la pupila se notó determinada irregularidad, que requirió de valoraciones posteriores.

No había dudas. Luego de una segunda prueba era necesaria la intervención urgente.

—Este martes 15 de agosto Keyla ya tiene 49 días de nacida. ¿Cómo valoras la atención recibida?

—No tengo quejas. El servicio de Neonatología salvó a mi niña de su gravedad. A los 34 días de nacida mi hija y yo llegamos a la Sala de Piel a Piel; fue el 31 de julio y es un logro inmenso.

«Llevo 53 días hospitalizada. Ya la niña abandonó la incubadora y está en su cunita. Ahora hay que esperar que obtenga el peso ideal para recibir el alta, además de las valoraciones oftalmológicas. Dejo un agradecimiento especial al equipo multidisciplinario que salvó la visión de mi bebé».

—Al inicio tenías otro nombre pensado para la recién nacida. ¿Qué ocurrió?

—Quería ponerle Kailani, pero, ante tantos contratiempos, mi primo buscó un nombre que significara guerrera; así apareció Keyla, y no dudé en ponérselo porque verdaderamente lo es. Me acompaña todo el optimismo, mi niña está viva y así seguirá. 

Olguita, la neonatóloga

Luego de su ejercicio rural, la Dra. Olga María López Popa no dudó en escoger los caminos de la neonatología. Hoy es especialista de I Grado en la especialidad y asume la guía del servicio de Piel a Piel en busca del mayor contacto de la madre con su criatura.

Si algo la inspira en el día a día resulta el pensamiento de su padre, el eminente catedrático universitario Juan Virgilio López Palacio, quien  asevera: «Todo lo que uno hace con amor resulta gratificante». Y esa es su máxima, la cual retoma de un progenitor que suma 88 años y tiene los pasillos de la UCLV como parte inseparable de la vida.

Dra. Olga María López Popa.
La Dra. Olga María López Popa (a la izquierda) precisa algunos detalles con el personal de la sala. (Foto: Ricardo R. González)

«Ser neonatóloga te permite apreciar la evolución de casos como el de Keyla, que necesitó, de manera precoz, la ventilación artificial por un período prolongado, algo que resulta predisponente y lacerante durante los primeros días de vida».

López Popa considera que la evolución, hasta el momento, avanza sin contratiempos. «Nació con algo más de tres libras y, progresivamente, ha aumentado de peso para casi totalizar las cuatro libras, equivalentes a unos 1775 gramos».

Como bien señalará la Dra. Zoila Fariñas Falcón, experta en Oftalmología del hospital clínico-quirúrgico universitario Arnaldo Milián Castro y ejecutora principal del acto quirúrgico, mientras más bajo peso tenga la criatura y menos tiempo de edad gestacional, mayores resultan las probabilidades de que desarrolle la enfermedad hacia estadios graves.

Para la Dra. Olga López existen particularidades en la paciente:

«La primera pesquisa de ROP no arrojó nada alarmante; sin embargo, en un segundo examen llamó la atención una ligera hemorragia presente en la retina. Esta no se detuvo y siguió avanzando, por lo que luego de varias consultas entre expertos, decidieron aplicar la técnica menos agresiva, y se continúa el seguimiento con vistas a la evaluación progresiva que, sin duda, ya la alejan de la ceguera».

Así un caso y otro, con complejidades mayores y menores, a pesar de que la especialidad pudiera resultar un poco anónima, pero reconforta mucho al ver que llega el día en que la gran mayoría de los pequeños traspasa la sala y parten hacia sus hogares.

—¿Neonatóloga de por vida?

—No me arrepiento. Asumimos todas esas horas de la terapia intensiva neonatal en extremo complejas, de dejar el cansancio y hacer cualquier sacrificio por los infantes. Es lo que personalmente escogí, y mientras haya fuerzas y capacidades seguiremos entre estas paredes verdes que resumen una satisfacción individual, pero con éxito colectivo.  

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