Los trabajadores sociales de Villa Clara celebraron el 23 aniversario de la creación de su programa por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. Los “médicos del alma”, como los llamara Fidel, han desempeñado un papel importante en las comunidades vulnerables de nuestra provincia y en momentos cruciales para el país.
Rolando Pascual Fundora La Rosa, primer director de la Escuela de Trabajadores Sociales Abel Santamaría, refirió que «dirigir esa institución era un compromiso muy grande con la Revolución. Tuvimos la oportunidad de trabajar con un grupo de jóvenes. Hicimos una labor importante en todas las provincias. El claustro de profesores de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas (UCLV) condujo este proceso de formación académica y el Centro de Estudios Comunitarios de la propia UCLV nos ayudó con el trabajo que hicimos con los muchachos y con los barrios».
La trabajadora social de Manicaragua e integrante de la primera graduación del Programa, Lídice Moya Lunar, recordó que comenzó en esta tarea «a partir de un llamado que hizo el Comandante a un grupo de jóvenes que no teníamos ofertas de empleo en las comunidades y estábamos desvinculados. No poseíamos experiencia porque este trabajo no tenía precedentes en el país. Pero poco a poco, con el corazón y las ganas de ayudar a personas más necesitadas, creamos un camino para lograr hoy todos estos resultados que hemos tenido durante 23 años».
Con este programa tanto el pueblo como los jóvenes desvinculados laboralmente obtuvieron beneficios. Pues estos últimos encontraron un sentido para sus vidas. «Ha sido lo más grande que me ha podido pasar. Si volviera a nacer volvería a ser trabajadora social, me ha ayudado en mi desarrollo como persona y con mi familia. El trabajo social es muy humano. Resulta importante auxiliar siempre a las personas más necesitadas y a quienes tienen la confianza de que un mundo mejor es posible», expresó Moya Lunar.
Por su parte, Duniesky González Flores, trabajador social de la segunda graduación del programa, declaró que «la Cuba de hoy emerge del replanteamiento de un grupo de acciones que hicimos en aquel momento y ahora retomamos. La comunidad donde trabajo, Los Sirios en Santa Clara, tiene una situación de precariedad por ser periférica, por lo que requiere de nuestra atención, del sentimiento de amor hacia nuestro terruño y de la simpatía del trabajo. Allí, además de trabajador social, soy educador, amigo, hijo, nieto, hermano. Esa es la actividad altruista que nos diferencia porque te exige una preparación para ubicarte en diferentes contextos».
Sobre la labor actual de los trabajadores sociales, Maraiky León Iglesias, subdirectora provincial de prevención, asistencia y trabajo social, precisó: «En estos momentos nos encontramos en un rescate de la labor de prevención, en un contexto muy diferente a cuando se creó el Programa.
«En nuestra provincia hasta hace unos meses habían poco más de 700 trabajadores sociales, pero debido a las políticas del país y a los intercambios con el presidente, se decidió hacer un incremento de la plantilla actual. Por lo cual, Villa Clara tendrá más de 1200 trabajadores sociales para atender de manera particular cada una de las problemáticas sociales».
La provincia resultó destacada en tan importante labor. Mérito que impulsa a nuestros trabajadores sociales a continuar latiendo con Cuba.