Santa Clara, ¿ciudad ecléctica?

Entrevista a Roberto López Machado, profesor titular de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, Doctor en Ciencias Técnicas de la Facultad de Construcciones y especialista en la arquitectura de Santa Clara. 

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Teatro La Caridad, de Santa Clara.
La Caridad constituye uno de los tres teatros decimonónicos del país. (Foto: Carolina Vilches Monzón)
Chábeli Rodríguez García
Chábeli Rodríguez García
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03 Octubre 2023

La arquitectura constituye una de las expresiones más fehacientes de la cultura de un lugar, pues encierra tanto la historia como el arte y los movimientos constructivos del momento en que surge. 

Las edificaciones marcan pauta dentro de la vida de un territorio. Por tal motivo, forman parte indisoluble de la identidad de los pueblos. Algunas ciudades presumen de sus construcciones contemporáneas y vanguardistas. Otras colocan un edificio en el centro de su identidad o presentan un conjunto de obras emblemáticas.

Así lo asegura Roberto López Machado, profesor de Arquitectura de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas. Él revisa, con cuidado, la producción azucarera de la isla de Cuba y la enlaza con la arquitectura de cada región en cada época. Para López Machado, la arquitectura es el reflejo del nivel económico de un pueblo y está irremediablemente unida a su identidad.

—¿Qué construcciones identifican a Santa Clara?

—La más conocida es el teatro La Caridad, uno de los tres más importantes de la segunda mitad del siglo XIX. Aunque casi no se menciona, la Casa de la Ciudad presenta un tipo de decoración en su carpintería interior —como una especie de columna empotrada en cada uno de los paineles de las hojas de las puertas— muy propio de la cuidad. 

Biblioteca Martí, antiguo Palacio de Gobierno. (Foto: Carolina Vilches Monzón)

«La biblioteca Martí, antiguamente el Gobierno Provincial de Las Villas, se construyó entre 1911 y 1912. Constituyó el primer exponente neoclásico de academia, con las proporciones de la arquitectura griega. Resulta muy contemporánea para su época, porque en los entrepisos se empleó un tipo norteamericano de estructura: las columnas enormes son huecas y presentan un armazón metálico en su interior. Es un paradigma, tanto en la solución tecnológica como en la formal.

«Hay otros edificios que caracterizan a la ciudad en el siglo XX, como la Audiencia, edificada en el período republicano. Después del triunfo de la Revolución, está el Complejo Escultórico Ernesto Che Guevara, único en Cuba y en el mundo. El Monumento a la Acción contra el Tren Blindado también se alzó como símbolo de identificación de la urbe».  

Roberto López Machado, profesor titular de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, Doctor en Ciencias Técnicas de la Facultad de Construcciones (Foto: Carolina Vilchez Monzón)

—En cuanto al teatro La Caridad, ¿qué características arquitectónicas posee?

—Siempre he dicho que marcó un antes y un después en la arquitectura y en la ciudad, aunque implicó el concepto de demolición y nueva construcción. 

«Podemos clasificarlo como neoclásico, pero con influencia del eclecticismo. Esto se observa en unas pilastras que tiene en las fachadas. En el interior presenta algunas ornamentaciones muy geométricas, unos rombos que se interceptan; es un anticipo, de muchas décadas, del art déco. Estos elementos le dan una influencia ecléctica y, por tanto, constituye un inmueble muy de vanguardia para su época a nivel nacional». 

—¿Qué otras construcciones implicaron el principio de demoler y construir?

—Al principio de la República ocurrió igual: se eliminó un edificio, el segundo mejor del parque Vidal, para hacer el Palacio de Gobierno. Decisión que reafirmó la preferencia por lo nuevo sobre lo viejo. 

«En la década de los años 20 ese concepto empezaba a arraigarse en el santaclareño y tuvo como resultado el derribo de la Parroquial Mayor para terminar de construir el parque Vidal. Eso le restó identidad a la ciudad, pues era la única iglesia en Cuba con ladrillos refractarios.  

«Este principio de demoler y construir se aplicó en los años 20 para hacer obras como el Ayuntamiento, el Instituto de Segunda Enseñanza, el Hotel Central, el banco ubicado en la esquina del parque. La mayoría de las nuevas construcciones eran superiores». 

—¿Qué características presentan las restantes edificaciones que rodean el parque Vidal?

—La Casa de la Cultura se enmarca en el eclecticismo característico de la primera mitad del siglo XIX. Ostenta proporciones académicas, presentes en la separación entre las columnas de la fachada, al igual que en las alturas de los arcos de medio punto. Además, mantiene algunas tradiciones en mínimos detalles. Por ejemplo, el pequeño patio interior. 

«La planta tiene una primera crujía e, inmediatamente, todo ese hall, que no es típico de la arquitectura santaclareña, pero desde el punto de vista planimétrico representa lo que se estaba haciendo en el país. Introduce, en menor medida, la dualidad de contemporaneidad y tradición que debe tener toda obra arquitectónica. 

La Iglesia Parroquial Mayor fue demolida para la ampliación del Parque en 1923. (Foto: Carolina Vilches Monzón)

«El hotel Santa Clara Libre, producto de la especulación de los años 50, se pensó para obtener dinero. En un punto tan importante del centro se implantó un edificio que rompe con el entorno. Su serie de líneas verticales quebrantan la ortogonalidad del parque. 

«Es el mejor ejemplo de una obra mal diseñada para su medio. Desde el punto de vista arquitectónico no posee gran valor, pues resulta muy atrasado para su época y rompe con el ambiente. Sin embargo, adquiere relevancia histórica tras la batalla de Santa Clara, ya que aún conserva las marcas de los disparos». 

—La Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, ¿qué representa arquitectónicamente para la ciudad?

—Es el primer conjunto de edificios que se hacen con el concepto de campus universitario, enmarcado en los cánones del movimiento moderno. Se ubica en las afueras de la ciudad y todas sus construcciones se aglutinan dentro de ese campus

«Las edificaciones están en las mismas líneas, hechas por el mismo equipo de arquitectos, por lo que existe una coherencia. Incluso, un detalle muy interesante: las inauguradas en la década de los años 70 utilizaron los mismos conceptos compositivos empleados en las primeras. Entre estos últimos resaltan el Bloque 900 y la Facultad de Ingeniería Eléctrica, fabricados con el sistema Girón. 

«Están diseñados para que se vean, por eso la solución de grandes áreas verdes. Esa coherencia formal se ha mantenido dentro del campus universitario; es un ejemplo en nuestro país y por ello es Monumento Nacional».

La Casa de la Ciudad de Santa Clara, una de las instituciones que guarda la historia de la urbe. (Foto: Carolina Vilches Monzón)

—De manera general, ¿qué elementos caracterizan la arquitectura doméstica santaclareña?

—La mayoría de las casas coloniales o incluso republicanas presentan un patio en su interior o, como mínimo, un pasillo. Eso caracteriza a la arquitectura de los siglos XVIII, XIX, primera mitad del XX y parte de su segunda mitad.

«Después viene una de mediana burguesía más compacta: construcciones rodeadas de áreas verdes que permiten la ventilación de cualquier local por medios naturales. El concepto de aprovechar las posibilidades naturales se mantiene con el empleo de la vegetación alrededor. Rescatan el uso de las posibilidades de la naturaleza, aunque no se explotan en gran medida». 

—¿Cuáles son los estilos arquitectónicos predominantes en la arquitectura de Santa Clara?

—Varían según la época. En los primeros tiempos, cuando se funda la ciudad, en el siglo XVII, era el bohío. En la segunda mitad del siglo XVIII había algunas construcciones con ladrillos y tejas, lo que se denomina, después, arquitectura vernácula cubana: una fachada lisa, ladrillo liso, sin ninguna ornamentación, cubierta de teja visible y con rejas de diferentes formas. 

«Se introduce la influencia neoclásica en la primera mitad del siglo XIX, pero coexiste con la vernácula. La neoclásica se generaliza en la segunda mitad del XIX, aunque en algunas edificaciones surgen  vestigios de detalles eclécticos. 

En la década del 30 en Santa Clara existieron viviendas con estilo Art Decó. (Foto: Carolina Vilches Monzón)

«En el siglo XX todo es ecléctico, con matices y variantes, pero dentro de ese  estilo. 

«Después, en los años 40, existen casas que mantienen el art déco de la década del 30, con los últimos reductos del eclecticismo, hasta 1945. En la década de los 50 resulta muy recurrente el movimiento moderno, excepto algunos buenos ejemplos de la arquitectura brutalista, muy pocos; y algunos detalles de una arquitectura denominada neocolonial moderna: usa tejas, arcos de medio punto, pero con otra composición. 

«En la década de los 60 se generalizó el movimiento moderno, y esa arquitectura se mantiene en la década de los 70 en la vivienda, con edificios de apartamentos. A partir de los 90 se incrementan las soluciones de vivienda unifamiliar por esfuerzo propio». 

* Perteneciente al Trabajo de diploma «Santa Clara, más allá de la ciudad: serie de entrevistas para caracterizar la identidad cultural santaclareña».

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