Más de medio siglo al servicio de la investigación agropecuaria
El Centro de Investigaciones Agropecuarias (CIAP), de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, celebra su 60 aniversario con la convicción de continuar sus aportes al desarrollo científico y tecnológico en la rama agropecuaria.
Los festejos por el aniversario 60 del Centro de Investigaciones Agropecuarias agrupó a investigadores, profesores, especialistas y directivos de la Universidad Central. (Foto: Cortesía de los entrevistados)
Nileyam Pérez Franco
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06 Octubre 2023
06 Octubre 2023
hace 1 año
Después de seis décadas dedicadas a trabajos de investigación, desarrollo y transferencia de tecnología en la esfera agropecuaria, los aportes del Centro de Investigaciones Agropecuarias (CIAP) resultan más vitales que nunca en el actual contexto económico cubano.
Los seis investigadores a tiempo completo, los ocho especialistas y diferentes colaboradores del primer centro de investigación creado en la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, demuestran que contribuyen al mejoramiento de la fertilidad de los suelos y la sanidad vegetal; además, elevan los rendimientos de cultivos y estimulan la explotación integral de recursos nacionales en la producción animal. Adscrito al Ministerio de Educación Superior (MES) desde octubre de 1963, como una entidad de Ciencia, Tecnología e Innovación, el CIAP trabaja en función de proyectos fundados según sus cuatro líneas de investigación: suelos, recursos fitogenéticos y semillas, sanidad vegetal y producción animal.
De igual forma, prioriza la elaboración de nuevos productos y el desarrollo de tecnologías de disímiles cultivos para sustituir importaciones en la rama agropecuaria. Intenta aplicar, de manera cotidiana, los principales resultados a través del vínculo universidad-empresa, y durante 20 años llevó las investigaciones hasta los campos cubanos. Mediante esta vía, el campesino conoció e implementó métodos y tecnologías científicas novedosas.
El CIAP dotó a la figura esencial en la producción agropecuaria de recursos imprescindibles para favorecer el desarrollo económico del país. Fusionó las experiencias en los laboratorios con los conocimientos ancestrales del campesinado, transmitidos a través de varias generaciones y sustentados en la práctica. En la actualidad, los acuerdos del CIAP con la Empresa Geominera del Centro, BioCubaFarma, mypime porcina Placetas y la Unidad Empresarial de Base Productora y Comercializadora de Semillas Varias, evidencian que 60 años prestigian a este experimentado centro en temas agropecuarios en Villa Clara.
Primeros pasos
Cuando la naciente Revolución cubana apenas cumplía cuatro años en el poder y la renombrada Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas acumulaba más de una década en la élite de la enseñanza superior, surge el Centro de Investigaciones Agro Pecuarias (CIAP), con el objetivo de fomentar el desarrollo y la modernización de la agricultura y la ganadería desde una perspectiva científica.
En los primeros siete años de existencia quedaron establecidas las bases de la investigación científica y tecnológica en el ámbito agropecuario. De acuerdo con el investigador auxiliar y profesor titular del CIAP, Dr. C. Silvio de Jesús Martínez Medina, en esta etapa comienzan los estudios de fertilización del maíz, el frijol común y la yuca; además de alcanzar reconocidos resultados con cultivares de caña de azúcar en diferentes suelos.
«De igual forma, inician las investigaciones de los bancos de proteínas, la mezcla de maíz con leguminosas para su uso como forraje verde y las evaluaciones de adaptación ambiental de razas de ganado vacuno. Se introducen los abonos verdes, la fertilización con nitrógeno, las aplicaciones foliares de fósforo y potasio», agregó Martínez Medina. A inicios de los años 70 del siglo pasado, el centro describió la biología y hospedantes del nematodo Rotylenchulus reniformis, controló la mancha fungosa en ajo y cebolla, y creó trampas de insectos para regiones tropicales. En la cima de la investigación agropecuaria en Cuba, avanzó en la aplicación de tecnologías modernas, promovió las alianzas estratégicas y la transferencia de conocimientos al sector productivo.
«En esta segunda etapa realizan investigaciones sobre las plagas y enfermedades del arroz, insecticidas en maíz y boniato, control del ácaro del moho en los cítricos y químico de trips en cebolla, la acción de entomopatógenos en la palomilla del maíz y mejoras en la reproducción de Lixophaga sp.», precisó el profesor titular del CIAP. Por otra parte, surgen los estudios de cultivares de soya y los primeros mutantes de la caña de azúcar.
Continúa la utilización de pastos y forrajes de calidad en la alimentación de terneros lactantes, e implementan la conservación y uso de las mieles de caña de azúcar y fuentes de energía a partir de raíces y tubérculos en la alimentación porcina. Durante estos años, comienzan a publicar la revista Centro Agrícola, especializada en asuntos relacionados con la agricultura y la agroindustria. Por casi cinco décadas ha divulgado información novedosa sobre técnicas de cultivo, manejo de plagas y enfermedades, innovaciones tecnológicas, políticas agrarias y otros temas de interés, en aras de capacitar a los productores agrícolas y profesionales del sector.
«También celebramos el 49 aniversario de nuestra revista, editada por primera vez en 1974. Con 50 volúmenes, redactados por expertos en el tema agrícola, goza de prestigio a nivel nacional e internacional. Ayuda a los agricultores a mejorar sus prácticas de producción y a aumentar su rentabilidad», manifestó el director del CIAP, el Dr. C. Orelvis Portal Villafaña. Con publicaciones sistemáticas en formato impreso y digital, difunde estrategias para el desarrollo sostenible desde los campos cubanos y actualiza a profesionales y obreros sobre las últimas tendencias y avances en el sector agrícola.
Cuando 60 años de investigación no alcanzan
A partir de 1988, la madurez investigativa de los profesionales del CIAP dio paso a su tercera etapa y a la creación del Instituto de Biotecnología de las Plantas (IBP), en 1992. En este período intervienen activamente en proyectos internacionales como AgroCadenas y el Proyecto de Innovación Agropecuaria Local (PIAL), el cual preparó las bases para un sistema de innovación en la gestión del desarrollo local.
Según el Dr. C. Silvio de Jesús Martínez Molina, los aportes más significativos estuvieron relacionados con los proyectos de energización rural, la elaboración y empleo de fertilizantes órgano-minerales, la biotecnología vegetal con la obtención de somaclones de caña de azúcar con bajos índices de floración y la regeneración de plantas de sorgo granífero cultivar CIAP 132R-05 vía embriogénesis somática. «La caracterización de cepas cubanas de Rhizobium para la biofertilización de leguminosas, el establecimiento de indicadores para el uso sostenible del recurso suelo en la agricultura, el aprovechamiento de residuos agrícolas para producir compost, el manejo de la mesofauna y la supresión de suelos en agroecosistemas, el estudio de efluentes (digestatos) de biodigestores de biogás y de lagunas de oxidación para su empleo como biofertilizantes, constituyen otros de los logros alcanzados en este tiempo», agregó.
Asimismo, existe un auge de la prospección, conservación, uso y mejora genética de granos para la alimentación humana y animal. Consiguen ensilajes de alta calidad, la suplementación parental ante insuficiencias minerales en ganado mayor y la formulación de alimento animal a través de producciones locales. «Mejoramos las líneas de producción de hongos y nematodos entomopatógenos.
Registramos un suplemento mineral para rumiantes e investigamos la conservación de granos almacenados por métodos alternativos. Elaboramos un pronóstico a corto y largo plazo del tizón tardío en el cultivo de la papa y seleccionamos agentes bioactivos promisorios de las familias Agavaceae y Myrtaceae como alternativas para el manejo de insectos y moluscos plagas», rememora Martínez Medina, quien lleva diez años en el centro y mereció el premio Nacional Academia de Ciencias de Cuba, en 2019.
Para el Dr. C. Orelvis Portal Villafaña, director del CIAP, la etapa que comienza a finales de los ochenta y se extienda hasta la actualidad, acumula los resultados más trascendentales del Centro. El descubrimiento de cepas de origen microbiano permite el control de enfermedades en cultivos como el frijol común, el garbanzo, el ñame y la papaya. «Hemos creado estaciones experimentales, tales son los casos del plantel porcino, avícola y el área de recursos fitogenéticos.
A partir de nuestro proyecto local tratamos de llevar las investigaciones al campo para empoderar a los campesinos con novedosas tecnologías que desarrollamos. Por tanto, hoy podemos decir que Villa Clara constituye un bastión muy importante en todo lo relacionado con las investigaciones agropecuarias», considera Portal Villafaña.
Cuando el 3 de octubre de 1963, el Dr. C. Pablo Díaz Cuevas y el rector Silvio de la Torre propiciaron el surgimiento del Centro de Investigaciones Agropecuarias (CIAP) de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, no imaginaron la perdurabilidad y los numerosos logros del Centro, que nacía de la mano de la joven Revolución. Sesenta años de investigaciones no resultan suficientes para un grupo de profesionales comprometidos con el desarrollo agropecuario desde el centro de Cuba.
Llega octubre con otro aniversario, pero con nuevos retos que implican compromiso y responsabilidad social. Según Martínez Molina, «su colectivo apuesta por el fortalecimiento de las conexiones entre el sector del conocimiento y el de la producción de bienes y servicios, para encontrar las mejores soluciones a los problemas de nuestra población».