De azul se pinta la patria, el futuro. Sobre el pecho, con una aureola de dignidad y compromiso, la pañoleta abraza, guía e irgue gigantes y poderosísimos a niñas y niños cubanos.
De azul se pinta la patria, el futuro. Sobre el pecho, con una aureola de dignidad y compromiso, la pañoleta abraza, guía e irgue gigantes y poderosísimos a niñas y niños cubanos.
«Al viento sopla como gaviota: abre sus alas. Mi pañoleta su azul levanta: se abre en un vuelo que cruza el cielo de la mañana», cantó Nicola.
Como cada octubre, en homenaje a los comandantes Ernesto Guevara y Camilo Cienfuegos, el atributo pioneril se convierte en aliado de nuestros infantes; desde hoy pioneros moncadistas, renuevo y continuidad.
«Crezcan como buenos revolucionarios. Estudien mucho… Sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario», legó el Che a sus hijos y a todos los príncipes enanos.
La pañoleta es un «tesoro» en forma de triángulo isósceles, y sus vértices significan los deberes de estudiar, trabajar y luchar por las conquistas de la Revolución; el nudo marinero une los extremos sobre el pecho y forja la coraza de conocimientos, habilidades y sueños.
Este lunes la jornada es de fiesta, reafirmación, música, cubanía y marca el inicio de una alianza inquebrantable con una pieza de vestir que los acompañará durante toda la enseñanza primaria; y que, de azul a rojo simbolizará el progreso, el crecimiento y la madurez.
Un beso, una flor, un abrazo y una lágrima de madre inmortalizan el momento. Brilla la pañoleta y suena la trova: «mi pañoleta, la más preciosa, como si fuera nuestra bandera: bien orgullosa». Un día especial de amor y compromiso. ¡Seremos como el Che!, gritan a coro los pioneros con una fortísima decisión de triunfo en las pupilas.