La mujer rural con presencia insustituible

Un 19.6 % del movimiento campesino y cooperativo en la provincia de Villa Clara está integrado por mujeres.

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Yamilé Báez Fernández, presidenta de la Cooperativa de Producción Agropecuaria Bernardo Díaz Guerra.
Yamilé Báez Fernández, una mujer campesina que siente devoción por los cañaverales, la familia y su comunidad rural. (Foto: Carlos Rodríguez Torres)
Luis Machado Ordetx
Luis Machado Ordetx
@MOrdetx
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16 Octubre 2023

«Echando pa'lante. No hay de otra. Aquí estamos las mujeres rurales andando el campo, aunque los insumos sean escasos para prosperar en las siembras y combatir las malezas que infestan los  suelos. Codo a codo, con los hombres, vamos hacia el surco», dijo en Tajadora, al amanecer del sábado, Yamilé Báez Fernández, presidenta de la Cooperativa de Producción Agropecuaria Bernardo Díaz Guerra, una de las mejores del país en el fomento cañero.

Por una guardarraya de la comunidad cercana a Cifuentes avanzan 15 mujeres —sin distinción de las labores que despliegan en la organización campesina—, y en los surcos son aguardadas por 79 hombres —asociados y contratados—, empeñados en impulsar el cultivo de la gramínea en la contienda invernal, ascendente a unas 80 hectáreas.

La falta de insumos —petróleo, piezas de repuesto destinada a la maquinaria, fertilizantes y herbicidas— hace descender los rendimientos agrícolas y los aportes de materia prima al ingenio Héctor Rodríguez, de Sagua la Grande. El pasado año llegaron a acopiar unas 20 000 toneladas, y los estimados de ahora disminuirán en unas 2700 t en relación con lo alcanzado en la zafra precedente. No obstante, el rendimiento se mantendrá por encima de las 50 t/ha,  añadió Báez Fernández.

Mujeres en jornada de siembra de caña en Villa Clara.
La fuerza femenina de la cooperativa en labores de siembra de caña. (Foto: Cortesía de Yamilé Báez Fernández)

«Con el trabajo diario, a pesar de las limitaciones de aseguramientos para la agricultura y de cultivos en secano, ponemos un freno. En los últimos años los rendimientos cañeros decrecen en unas 20t/ha, y el propósito es detener los descensos y cuidar las plantaciones, con atenciones culturales, ante el azote del bejuco, el algarrobo de la India y el marabú. Por tal razón diversificamos las producciones sin desatender los cañaverales y aportamos unos 18 000 litros de leche a la industria», apuntó.

En 2012 esa cooperativa, sin respaldo económico y productivo y falta de asociados, estuvo a punto de desaparecer. Hoy  el rostro resulta diferente entre los villaclareños, y «ahí está la mano unida de todos, dispuestos a celebrar este domingo —con sentido de pertenencia y disciplina agropecuaria—, el Día Internacional de las Mujeres Rurales (15 de octubre) y Mundial de la Alimentación (16 de Octubre), establecidos por la Organización de Naciones Unidas», precisó.

Mujer campesina en campo de Villa Clara.
La mujer campesina, una garantía en la producción agropecuaria. (Foto: Carlos Rodríguez Torres)

Este año, entre los villaclareños, la sede del acto correspondió a la CPA Ovidio Rivero, de Santa Clara, también distinguida por sus aportes al desarrollo rural y agrícola, y unas 7945 mujeres en cualquier parte de la geografía de la provincia —representativas del 19.6 % de todos los campesinos del centro cubano—, sintieron con satisfacción el reconocimiento que el 15 de octubre, desde 2007, llegó a sus manos por contribuir al desarrollo rural, agrícola y de mejora permanente en la seguridad alimentaria y nutricional.

Proyectos como PIAL (Programa de Innovación Agropecuaria Local), y también IRES (Resiliencia Climática en los Ecosistemas Agrícolas de Cuba), entre otros impactos de colaboración internacional en municipios villaclareños, refuerzan el empoderamiento de las mujeres rurales dentro del ámbito económico, social y cultural de la comunidad.

Mujer campesina atendiendo una cría de cerdos.
A pesar de las limitaciones en piensos destinados a la producción porcina se acentúa la crianza de animales para ofertas de alimentos en el comedor. (Foto: Carlos Rodríguez Torres)

«Allí donde está la mujer, y la historia lo atestigua, no hay fantasmas. Así lo demuestra la atención a las labores agropecuarias, a nuestros cultivos, y también la significación de la organización campesina en el ámbito de la comunidad de Tajadora. Somos un centro de producción que irradia triunfos permanentes, y eso también significa la mujer campesina dentro del contexto rural», afirmó Báez Fernández.

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