La siembra de tabaco en Villa Clara comenzó ayer viernes, 20 de Octubre, Día de la Cultura Cubana, por la finca La Puntilla, en Falcón, y se estima que durante la campaña queden plantadas unas 1100 hectáreas, entre las cuales incluyen 900 en el cultivo de vegas a sol, una tecnología que dispone en la actualidad de insumos para el rescate paulatino de esa tradición de corte y ensarte de hojas.
En los últimos tres años, la provincia se sitúa entre las abanderadas en la producción, acopio y calidad de tabaco tapado, y de acuerdo con estimados durante la temporada, con cierre a principios de enero próximo, se plantarán 200 hectáreas, superficie que rebasa en unas 45 las cosechadas en la contienda anterior.
De acuerdo con datos del sector, dispondrán de las simientes necesarias para que estén plantadas 1055 ha, al concluir diciembre, y otras 45 sembrarán en enero. Laborarán en la etapa con posturas de las variedades Corojo 2010 y 2020 (tapado) y Corojo 2002 y 2012, así como Sancti Spíritus 2006 en superficies de tabaco a sol. En tanto extenderán a zonas de la Autopista Nacional posturas de la variedad Corojo 2021, empleadas antes en cultivos con cobertores y en los cuales los productores obtienen más del 50 % de capas de excelente calidad para el torcido destinado a la exportación.
Antonio Subí Pérez, director general de la Empresa de Acopio y Beneficio de Tabaco La Estrella, en la provincia, significó que recolectaron en la pasada campaña unos 64 000 manojos —unas 200 hojas en cada uno, integradas a cuatro gavillas clasificadas y amarradas—, y hasta el presente vendieron el 50 % de ese monto a entidades del torcido villaclareño.
Justo por lo que representa el tabaco en la tradición histórica y cultural cubanas y en la economía del país, la finca La Puntilla, del cosechero Linner Marrero Turiño, asociado a la Cooperativa de Créditos y Servicios Manuel Fajardo, en Falcón, acogió por segundo año consecutivo a cosecheros de la provincia para dejar plantada la primera hectárea de una futura vega de cultivo tapado.
La influencia del tabaco en la historia y la cultura nacionales, con una tradición que se remonta a antes de la llegada de los conquistadores en 1492, fue resaltada en la ocasión. Ahí se sintetiza parte de la identidad del cubano y de su forja de la nación, y en la cual el torcido de la hoja se erige como inspiración por la independencia de Cuba.
El cultivo de las simientes y posterior recolección y beneficio de las hojas, tiene en el torcido una ruta definida que alcanzó en 2012, según declaración de la Unesco, la distinción de Patrimonio Cultural de la Nación.
El sabio Fernando Ortiz en su Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar (1940), destacó que en el primero de los cultivos «Hay siempre algo de misterio y sacralidad […] Sus hojas son vellosas, como trabajadas y oscurecidas al sol», y hacia la búsqueda de la calidad y la eficiencia llegaron durante el inicio de campaña tabacalera los vegueros villaclareños para adentrarse en el conjuro de ramas verdes primero y secas después que, en su aroma último, distinguen también a lo cubano.