Entre los mayores éxitos de la IV Convención Científica Internacional de Ciencia, Tecnología y Sociedad UCLV 2023, auspiciada por la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, distingue el fortalecimiento de la ruta para el trabajo coordinado entre la producción científica y el mundo empresarial.
La Dra.C. Elba Rosa Pérez Montoya, ministra del Citma, y la Dra.C. Alicia Alonso Becerra, viceministra de Educación Superior, junto a Osnay Miguel Colina Rodríguez, miembro del Comité Central y primer secretario del Partido Comunista de Cuba en Villa Clara, y Alberto López Díaz, gobernador en la provincia, durante la III Feria de Innovación Uninnova 2023. (Foto: Dirección de Comunicación de la UCLV)
Leslie Díaz Monserrat
148
17 Noviembre 2023
17 Noviembre 2023
hace 1 año
La universidad, en cada rincón del mundo, ocupa un lugar central en la producción de conocimiento. En los momentos actuales y como nunca antes, esos resultados científicos tienen que ser, necesariamente, el abono que fertilice el desarrollo de las naciones, en medio de una vertiginosa y constante transformación tecnológica.
Justo esa relación imprescindible entre el ámbito académico y la solución de los problemas más urgentes de la sociedad, se convirtió en una especie de hilo conductor durante la IV Convención Científica Internacional de Ciencia, Tecnología y Sociedad UCLV 2023, que desarrolló, durante esta semana, la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas (UCLV).
Con el objetivo de convertirse en punto de encuentro entre personalidades académicas, empresariales y ministeriales —cubanas y extranjeras—, la cita reunió a más de 800 delegados, los cuales participaron en los 18 eventos programados, con un saldo científico de más de 1100 ponencias presentadas.
Tal como explicó la rectora de la casa de altos estudios anfitriona, la Dra.C. Osana Molerio Pérez, cada uno de estos eventos estuvo vinculado con las líneas de investigación priorizadas de la institución, las que, a su vez, están enlazadas con los objetivos de desarrollo de nuestro país.
En consecuencia, se intercambió sobre temáticas esenciales como la informatización, la producción de energía, de alimentos, de materiales de la construcción, el envejecimiento poblacional y la educación, desde miradas integrales y multidisciplinarias.
La industria que necesitamos
Uno de los momentos más interesantes de la IV Convención de la UCLV resultó, sin dudas, la conferencia inaugural dictada por el Dr.C. Agustín Lage Dávila: «La Industria 4.0 y la Economía cubana». Lage Dávila es inmunólogo, médico y científico; investigador y profesor titular, Doctor Honoris Causa en Ciencias Biológicas de la Universidad de La Habana y Héroe del Trabajo de la República de Cuba.
El eminente estudioso explicó, de forma magistral, que la industria 4.0, fruto de la cuarta revolución industrial, supone un cambio trascendental en la forma de producir a escala mundial e incorpora términos como nanotecnología, inteligencia artificial y agricultura de precisión.
Aunque para muchos este resulte un asunto demasiado futurista, Lage Dávila recordó la audacia de Fidel al introducir la biotecnología en Cuba, cuando ni en Europa se hablaba de esa rama de la ciencia.
Gracias a esa idea previsora, que incluso se comenzó a materializar en los años más duros del periodo especial, el país pudo enfrentar la pandemia de COVID-19 y contar con sus propias vacunas.
En consecuencia, para el profesor, el ejemplo de la biotecnología cubana tiene que dejar de ser excepción para convertirse en norma, y desde ese punto de vista, recuperar la capacidad industrial implica hacerlo con las industrias de estos tiempos, con tecnologías menos intensivas en cuanto a recursos materiales y más en conocimiento.
La dinámica demográfica, por ejemplo, con una marcada tendencia hacia el envejecimiento poblacional, demanda de una empresa donde el uso de la tecnología permita que un trabajador de más de 50 años siga siendo productivo, argumentó el científico.
El ejemplo de la biotecnología cubana
Justo en la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas se graduó la Dra.C Dagmar García Rivera, quien ahora funge como directora de investigaciones en el Instituto Finlay de Vacunas (IFV).
Durante su presencia en la Convención, explicó a Vanguardia que «hubo vacuna contra la COVID porque existía una historia de 30 años en el desarrollo de inmunógenos en el país. Lo que pudimos hacer durante la pandemia es fruto de un conocimiento previo en nuestras instituciones, de las enseñanzas de Fidel de trabajar en equipo, de que la colaboración científica fuera un elemento clave en el éxito».
En este logro que salvó a cientos de miles de cubanos y puso en alto a nuestra ciencia a nivel mundial, el vínculo con la universidad jugó un papel esencial.
El Dr.C. Daniel García Rivera, profesor de la Universidad de La Habana y uno de los padres de la vacuna Soberana 02, explicó que el reto de la Educación Superior está en acercarse a la industria y llevarle esos avances tecnológicos que, muchas veces, van a una velocidad demasiado rápida. «La academia logra introducirlos, pero no implementarlos hasta convertir ese conocimiento en un producto terminado».
En ese sentido, el director adjunto del Instituto Finlay de Vacunas (IFV), Dr.C. Yury Valdés Balbín, recalcó que en la actualidad «nos integramos más con la universidad. El trabajo que allí se realiza es muy bueno, porque desde la ciencia básica abordan problemas concretos, por lo que creo que ese vínculo resulta muy importante y no se debe perder».
Para optimizar dicho nexo, la Dra.C. Alicia Alonso Becerra, viceministra de Educación Superior (MES), resalta el papel de las entidades dinamizadoras en «las transferencias de ese conocimiento, de esa innovación, al sector productivo y de servicios, de forma tal que el profesor universitario se dedique a generar conocimiento, nuevos productos y servicios, para que estas empresas de interfaz se encarguen de gestionar la relación entre la universidad y la empresa, pero desde una concepción empresarial. Los ritmos y necesidades de las empresas no son necesariamente los mismos de la universidad; por eso, en el centro de ellos dos vamos a tener a una empresa que tiene que gestionarse, obtener utilidades que se reviertan en el financiamiento de la investigación y también en la remuneración de los profesionales que participan en el proyecto».
Por ese camino ya transita la UCLV junto a la Sociedad Interfaz Sicte S.A. Además, no fue casual que se desarrollara, dentro de la Convención, una feria de innovación donde, como punto climático, se constituyó el primer Parque Científico-Tecnológico de perfil industrial en Cuba.
La ciencia como inversión
La ministra de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba (Citma), la Dra.C. Elba Rosa Pérez Montoya, también coincide en la relevancia de las estructuras dinamizadoras para el desarrollo científico e innovador de la nación, en especial de los parques científico-tecnológicos.
Además, considera que el reto está en que los resultados de las investigaciones y las innovaciones se apliquen, que las empresas se apropien de ellas, por lo que «tenemos que pasar de la investigación por oferta a demanda. Preguntarnos: “¿Qué me está demandando la industria, la empresa estatal socialista?”; en ese sentido damos ya los primeros pasos, pero todavía falta.
«Mientras la investigación se vea no como una inversión, sino como una carga, nos va a costar mucho más trabajo avanzar», afirmó.
En el empeño de crear esa percepción de la ciencia como una inversión necesaria, la IV Convención Científica jugó un rol esencial, pues, como explicó la Dra.C. Osana Molerio Pérez, «posibilitó la visita de rectores de otras casas de altos estudios, directivos de organizaciones internacionales, se firmaron convenios, tanto nacionales como internacionales, y se conciliaron acuerdos de trabajo conjunto. Algunos de los más grandes proyectos internacionales de colaboración que hoy lleva la UCLV nacieron en un espacio como este», aseguró.
Asimismo, recalcó que las investigaciones «no sólo deben estar enfocadas en la solución de problemas urgentes. No podemos quedarnos atrapados solamente en el aquí y ahora, sino que nos toca anticiparnos y, como universidad, proyectarnos hacia el futuro».