Pronósticos son pronósticos, y en el argot popular si el dictamen ofrecido por los meteorólogos coincide con la realidad todo experimenta una calma, pero, si por alguna casualidad, difiere en cuanto a la intensidad del frío o el nivel de las precipitaciones, entonces queda abierto el camino para las más disimiles opiniones.
¿Qué es lo que ocurre? ¿Por qué se originan esas variaciones? ¿Acaso es un juego sobre mapas y coordenadas? Difícil la tarea del máster Amaury Machado Montes de Oca, al frente del grupo de pronósticos en el Centro Meteorológico Provincial (CMP), quien explica las diversas causas que «no son justificaciones, sino que tienen basamentos científicos».
Recuerda, entonces, al Dr. Mario Rodríguez Ramírez, eminente meteorólogo cubano y director fundador del Instituto de Meteorología, que le costaba más trabajo pronosticar la entrada de un frente frío que la trayectoria de un ciclón, debido a las variaciones del frente en un momento determinado, ya que influye la entrada de aire frío y los choques de masas de aire que trae con diferentes características termodinámicas (temperatura, presión, humedad, viento o densidad) cuando estas se unen.
«El ciclón tiene una estructura y no va a cambiar; sin embargo, en el frente frío no ocurre así, porque modifica su masa rápidamente, y basta sólo un mínimo cambio para que no descienda hacia Cuba. De aquí las variaciones», subraya Amaury Machado.
En los pronósticos generales el CMP tiene una efectividad general del 91 %, pero en la temporada invernal cambia y oscila entre el 88 y el 89 %, fundamentalmente, por las variables de precipitación y nubosidad como las más complejas de pronosticar.
—¿Hay influencias de fenómenos como El Niño o La Niña?
—Los frentes también varían mucho en dependencia de lo que ocurre en la zona del Pacífico. Ahora hay un Niño moderado, cuyos cambios se apreciarán en los meses de enero, febrero y marzo, cuando los frentes entran con mayores precipitaciones y se estacionan más. Estamos en el período seco o invernal del año, desde noviembre a abril, y en esta etapa predomina la influencia anticiclónica continental migratoria, descrita como una masa de aire frío, de procedencia ártica o polar, que provoca las bajas temperaturas.
—A pesar de que se advierten frentes fríos con bajas temperaturas muchas veces resultan imperceptibles.
—En el caso de Villa Clara, existe una media de 18 frentes fríos al año, en tanto la temporada más fuerte transcurre entre enero y febrero, a pesar de que el período más difícil de pronosticar es desde finales de diciembre hasta principios de marzo, y por situaciones que confluyen. En ocasiones llegan hasta el golfo de México muy bien estructurados y cuando van a pasar al occidente cubano se disipan en su porción sur, y, prácticamente, para nosotros, resultan imperceptibles.
—En ocasiones se anuncia un día sin precipitaciones y ocurre todo lo contrario.
—Cierto, existen zonas de lluvia que son arrastradas por el anticiclón. No provocan grandes acumulados, pero molestan a las personas y son las que inducen a esos catarros estacionales predominantes en la actualidad.
Esas precipitaciones imprevistas llegan a la costa norte y son trasladadas hacia el interior de la provincia, sobre todo, a zonas de Remedios, Caibarién, Sagua la Grande, Placetas, Camajuaní y Santa Clara. Así se piensa que llovió en toda la provincia y no es así.
—¿Cuáles son los efectos del llamado «rompe pronóstico»?
—Es cuando llueve en una porción y no en otra, incluso, con chubascos ocasionales a intervalos y de pronto sale el sol. A veces vamos por una carretera o estamos en una ciudad y por una porción llueve y en otra no. Entonces caemos los meteorólogos en la picota pública.
Son procesos que escapan de los modelos de pronósticos al no presentar escalas incluidas, aun con tecnologías sofisticadas porque resultan muy locales.
«Hay frentes fríos que dejan lluvias en el occidente del país, pero afectan a Villa Clara con niveles muy escasos al no modificar su masa y, por tanto, no llueve».