Los criterios de los villaclareños que se guían por sus predicciones y la consolidación de un sistema de trabajo para que los servicios dispongan de resultados fundamentados hacen que el Centro Meteorológico Provincial (CMP) cuente con el respeto del territorio.
Ello figura entre sus rasgos distintivos, con una fusión entre la ciencia y la innovación, según las apreciaciones de la labor realizada durante el actual año.
Su director, el Dr. Guillermo Saura González, ofreció detalles de las acciones colectivas a fin de motivar el debate, y trascendió la efectividad de sus pronósticos al 91.73 %, por encima de lo trazado de manera interna e incluso de los resultados nacionales; en tanto, el índice de calidad de observación rebasa el 99 %.
El grupo de Clima mantiene su boletín mensual, el suplemento de sequía, los pronósticos encaminados a la salud y su influencia en los necesarios proyectos de peligro, vulnerabilidad y riesgos (PVR), mientras su colectivo es ganador de premios y menciones en eventos de Ciencia y Técnica.
Indispensables los aportes vinculados a la calidad del aire a partir de la actualización de las fuentes fijas y la cuantificación de carga contaminante concentrada, así como de las contribuciones al plan de enfrentamiento al cambio climático o Tarea Vida.
Un punto especial está relacionado con el Proyecto Humo, a partir de las quejas y la repercusión de las emisiones que han afectado a Santa Clara. La responsabilidad se ha enfilado, unilateralmente, al Vertedero Municipal, pero el amplio grupo de expertos ha determinado la influencia de otros factores.
Respecto al segmento de Agrometeorología, es el equipo que más ha intervenido en la municipalización y el trabajo comunitario, de conjunto con el Centro de Estudios y Servicios Ambientales (Cesam), y el que posee mayor cifra de proyectos internacionales.
La agenda valorativa también pasó revista a la actividad científica y la amplitud de los servicios estatales, los recursos humanos y el comportamiento de los indicadores económicos.
A pesar de los avances, ello no exonera al CMP de dificultades y debilidades, pues no escapa del déficit de combustible, lo que ha imposibilitado el recorrido acostumbrado por la red de estaciones existentes en la provincia, además de las afectaciones en el suministro energético y de insumos, así como por el éxodo de profesionales y de fuerza laboral.
Hay incumplimiento del plan de observación en la estación de Yabú, que tiempos atrás figuraba entre las más sobresalientes de Cuba, y ahora se ha visto afectada por la fluctuación del capital humano. Una situación que, al decir del máster Amaury Machado Montes de Oca, al frente del grupo de Pronósticos en el CMP, perjudica el sistema de alerta temprana ante las diversas irregularidades.
Otro punto débil recae en la inestabilidad de las estaciones automáticas. En este sentido, se particularizó en el no funcionamiento de la correspondiente a la cayería noreste, que exige soluciones técnicas.
En este sentido, la Dra. Maritza García García, presidenta de la Agencia de Medio Ambiente (AMA), llamó a diversificar el pensamiento en torno a este tipo de estaciones.
Cada una le cuesta a Cuba entre 15 000 y 30 000 dólares, por lo que resulta inconcebible que estén paralizadas como parte de un sistema meteorológico compuesto por 1400 trabajadores en la red nacional y 68 estaciones, el segundo más grande de Iberoamérica, sólo superado por España.
Intervenciones medulares
Una faceta que no se descuida es la colaboración internacional, mediante proyectos liderados por la institución. «Existen condiciones para ello, y sobresale el intercambio de conocimientos y tecnologías entre la academia y el sector productivo», subrayó la máster Ismabel María Domínguez Hurtado, subdirectora del CMP.
Añadió que se dan los primeros pasos, junto a la Sociedad Interfaz de Ciencia y Tecnología (Sicte S. A.), de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, pero hay que ampliar el espectro y que abarque desde el operador meteorológico hasta los líderes.
Una experiencia muy positiva recae en los servicios meteorológicos dirigidos al sector agrícola, cuya capacidad de transformación influye en el incremento del 20 % de los rendimientos en los últimos años y en la reducción del 15 % de los costos de producción.
No menos importantes fueron las reflexiones de la Dra. María del Carmen Velasco Gómez, delegada territorial del Citma, al abordar lo concerniente a la fuerza laboral. Es cierto que envejecen los investigadores, y aunque otros partan hacia disimiles lugares, habrá que analizar si en esos sitios puede lograrse una multiplicación de la labor, que contribuyan con sus anteriores funciones y colectivos, vivan donde vivan y estén donde estén, sin dejar de explorar alternativas entre el potencial juvenil.
La Dra. Velasco insistió en la necesidad de asegurar determinadas condiciones para el personal de las estaciones meteorológicas, quienes realizan un esfuerzo sin límite, máxime en la actual coyuntura. «Sin duda, son el punto más vulnerable que tenemos», aludió.
Resulta inauditas las pocas plazas que llegan para estudiar las disciplinas meteorológicas, que sólo se cursan en La Habana, cuando Villa Clara dispone de un caudal de posibilidades para asumirla y existe necesidad de especialistas . Un punto que llama a pensamientos colectivos y, sobre todo, a acciones inmediatas.
Además de la presidenta de la Agencia de Medio Ambiente, la sesión estuvo presidida por funcionarios del Instituto de Meteorología (Insmet) que destacaron los avances del CMP.