Fue un Día de Reyes diferente. Fidel llegaba desde el oriente de Cuba en su Caravana de la Libertad, y la ciudad recién liberada le daba una apoteósica bienvenida.
Entrada triunfal de la Caravana de la Libertad, con Fidel al frente, al Parque Vidal de Santa Clara. (Foto: Tomada de Internet)
Narciso Fernández Ramírez
@narfernandez
190
06 Enero 2024
06 Enero 2024
hace 10 meses
Barbudos en Santa Clara. Fidel, el Rey Mago mayor, llegaba a la ciudad de Marta, que luego sería también la del Che, en la fría mañana del 6 de enero de 1959, en su paso victorioso hacia La Habana.
Todavía la capital de Las Villas sangraba por sus heridas, tras cinco días de intensos combates liderados por las tropas del Che para liberarla, más los intensos bombardeos del tirano; sin embargo, nada impidió que el pueblo saliera a las calles a recibir a su héroe, al rebelde que le había traído la libertad a la Patria tras siete años de oprobiosa dictadura.
La noche oscura quedaba atrás. Iniciaba la alborada de enero. Todo estaba por hacer, pero la alegría era inmensa en ese crucial momento de la historia. Fidel le hablaba al pueblo en cada lugar, daba esperanzas, delineaba el futuro.
El jefe rebelde se bajó a la entrada de la ciudad y fue recibido por el entonces coordinador provincial del M-26-7 en Las Villas, Enrique Olstuski.
Estaba feliz de regresar al sitio donde, en diciembre de 1950, había realizado su primera autodefensa como abogado, y aunque su rostro denotaba cansancio, se mostraba deseoso de hablarles a los santaclareños.
Los altos del Gobierno Provincial, actual Biblioteca Provincial Martí, fue el escenario elegido. Las fotografías de su entrada al Parque Vidal resultan bien elocuentes. En su jeep descapotable, rodeado por su escolta, Fidel saludaba a la multitud que le aclamaba eufórica.
De nuevo, las imágenes nos revelan lo sucedido aquel inusual Día de Reyes. Una muestra al líder rebelde leyendo un ejemplar del diario Prensa Libre, en otra se le ve tomando un vaso con leche.
A las 3:00 de la tarde concede una entrevista de prensa. Se muestra estricto con el tiempo. Luego, conversa desde el balcón de la improvisada tribuna con el periodista norteamericano de la NBC, Giles S. Gianelloni, quien le preguntó que podía hacer Estados Unidos para mejorar las relaciones con Cuba.
Años después, Gianelloni recordaría aquella, su única entrevista durante su efímera vida como reportero: «Castro comenzó a hablar en inglés y no podía pararlo, el camarógrafo me hacía señas de que se le había acabado la película».
La multitud, expectante, aguardaba ansiosa en los alrededores del Parque Vidal para escuchar al líder de la Revolución triunfante. Entre vítores y gritos lo reciben.
Las primeras palabras de Fidel dan indicios de lo que sería su manera de gobernar de ahí en adelante: «Desde que el pueblo manda hay que introducir un nuevo estilo: ya no venimos nosotros a hablarle al pueblo, sino venimos a que el pueblo nos hable a nosotros. El que tiene que hablar de ahora en adelante, el que tiene que mandar de ahora en adelante, el que tiene que legislar de ahora en adelante, es el pueblo».
Más adelante, acotó: «(…) El gobierno tiene que ser el gobierno del pueblo. Aquí el que manda de ahora en adelante es el pueblo, y el pueblo tiene que ponerle fin a toda la sinvergüencería. (…) Y hay que darle armas para que se defienda, porque el pueblo ha demostrado que sabe pelear, y sabe pelear mejor que cualquier soldado del mundo».
En su primer discurso a los santaclareños, Fidel, igualmente, delinea el futuro de Cuba con una radical Reforma Agraria, la transformación total del sistema de enseñanza y la futura Campaña de Alfabetización.
Reconoce al Che, a quien califica como héroe de la batalla de Santa Clara, y lo define como «el líder, el dirigente, el jefe que dirigió la operación, con el apoyo de los demás núcleos que había en la provincia, y que todos pagaron un precio muy elevado de sangre».
Finaliza con palabras llenas de optimismo: «¡Hay que trabajar para hoy y para mañana, para esta generación y para las generaciones venideras! ¡Hay que sentar sobre bases firmes el futuro grandioso de la patria!».
Ese futuro por el que seguimos luchando a 65 años de aquella entrada triunfal a Santa Clara. Esas generaciones venideras, como profetizó, que hoy reeditarán la Caravana de la Libertad, junto a aquellos veteranos rebeldes, quienes, bajo las órdenes de Fidel, le dieron a los santaclareños un Día de Reyes diferente.