Transformar hoy la industria de mañana

Múltiples desafíos enfrenta la industria nacional, en un contexto de máxima complejidad. Sortear obstáculos, corregir errores y aprovechar oportunidades resulta crucial para alcanzar el progreso que demanda y merece este pueblo. 

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Ilustración de Alfredo Martirena sobre la renovación de la industria en Cuba.
(Ilustración: Alfredo Martirena)
Mónica Sardiña Molina
Mónica Sardiña Molina
@monicasm97
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08 Enero 2024

La celebración del aniversario 65 del triunfo de la Revolución cubana invita a reflexionar sobre el carácter histórico de sus principios, conquistas y desafíos.

El problema de la industrialización, como lo enunció Fidel en su alegato de autodefensa, La historia me absolverá, constituyó uno de los seis puntos hacia donde se encaminaron los primeros esfuerzos del Gobierno revolucionario, junto a la tierra, la vivienda, el empleo, la educación y la salud.

Tras describir a Cuba como una factoría productora de materia prima e importadora de productos terminados, el acusado, devenido acusador durante el juicio del Moncada, planteó la necesidad urgente de industrializar el país, con la conducción de expertos, el apoyo popular y el respaldo del sistema de enseñanza, para la formación de la fuerza de trabajo.

Un análisis cronológico del crecimiento industrial del país, las contradicciones que lo han acompañado, los logros y desaciertos de cada etapa, no nos dejaría espacio para abordar los retos actuales, en un año llamado a ser «punto de inflexión y de esperanzas», según el primer secretario del Comité Central del Partido y presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

De los Lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución, la Estrategia económico-social y la Política de desarrollo industrial surgen directrices comunes.

Crecimiento sostenible, encadenamientos entre actores económicos, sectores y actividades estratégicas; mayor contribución al empleo y al producto interno bruto; modernización, competitividad, sustitución de importaciones, para una mayor soberanía industrial; prioridad al mantenimiento de equipos, instalaciones y sistemas tecnológicos; recuperación de partes y piezas de repuesto, innovación, investigación científica, transferencia de tecnologías, inversión, exportaciones, eficiencia económica, oferta creciente de productos y servicios, incremento de la productividad del trabajo y del rendimiento de los recursos, ahorro, superación y capacitación de los trabajadores, compatibilidad con la protección del medio ambiente y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, impulso a la automatización y la robótica, fomento de una base normativa y metrológica para elevar la calidad, y gestión integral del diseño, constituyen, al mismo tiempo, principios y fines del desarrollo industrial.

A tales cuestiones se unen metas específicas de las ramas metalmecánica, ligera, química, electrónica siderúrgica, del reciclaje, minera, y farmacéutica y biotecnológica.

El contexto en el cual actúa el empresariado cubano hoy suma otros desafíos a la lista: recrudecimiento del bloqueo, crisis económica internacional, escasez de divisas, combustibles y materias primas; errores internos, falta de profundidad e integralidad en la transformación de la economía nacional, ralentización o distorsión de los efectos de las medidas adoptadas y poca iniciativa para ejercer facultades ya concedidas.

A juicio de Osvaldo León Viltre, director de la UEB Cedai Villa Clara y delegado de Industrias en la provincia, el financiamiento constituye un asunto transversal y opera en el desarrollo industrial como el dilema de «la gallina y el huevo».

La falta de acceso a créditos en moneda libremente convertible obliga a buscar otras fuentes de ingresos, como las exportaciones o la inversión extranjera. El directivo estima que en ninguno de los casos basta con voluntad y legislación, porque en la práctica persiste la burocracia, la centralización excesiva de decisiones, el perjuicio de los intermediarios y la intervención de subjetividades.

A veces, luego de obtener las certificaciones internacionales, sortear todas las dificultades anteriores y concretar ventas en el exterior, resulta imposible disponer del dinero ingresado, por falta de liquidez, lo cual impide sostener ciclos productivos y efectuar pagos a proveedores o socios. Esto último desacredita tanto a la empresa como al país, y obliga a empezar de cero en el mercado internacional, con otra puerta cerrada.

Sobre los créditos en moneda nacional para capital de trabajo, estima que no contemplan suficientes beneficios. Además, como los ciclos de reaprovisionamiento están desfasados, en ocasiones hay que empezar a amortizar el préstamo antes de adquirir las materias primas o materiales que asegurarán la producción, y el pago de las cuotas bancarias, unido a los aportes que realiza la empresa estatal al presupuesto, «pone a temblar la cuenta corriente de cualquier industria».

Para León Viltre, la estabilidad del capital humano —cuyas exigencias de calificación crecen cada día— también reclama atención urgente. En este punto vuelve a hacer estragos la falta de financiamiento, pues hay entidades que, tras cumplir compromisos tributarios, no pueden destinar al salario de sus trabajadores ni siquiera un medio por cada peso ingresado y se les hace muy difícil la retención de la fuerza laboral. Al mismo tiempo, es consciente de que elevar los precios sólo multiplicaría el efecto inflacionario.

«Entendemos que el país tiene una situación financiera muy compleja, pero ¿y la economía familiar? Con la falta de liquidez se nos complica hasta la distribución de utilidades, que tienen un gran impacto. Todo esto favorece el éxodo del capital humano», aseveró.

¿Cómo proyectar, en ese contexto, las inversiones, el desarrollo de nuevos productos y servicios, el mantenimiento y la modernización tecnológica?

Muchas de las respuestas radican en la consolidación de la industria 4.0, evolución inminente, aunque demanda una gran inyección de capital. El primer parque científico-tecnológico de carácter industrial, constituido recientemente en Villa Clara, seguro abrirá puertas si se opera con las llaves correctas.

La transformación digital genera nuevos modelos de negocios, ofrece valores añadidos para bienes y servicios, optimiza la gestión empresarial, adapta los procesos fabriles a la producción personalizada, acorta tiempos, incorpora tecnologías para perfeccionar los productos ya existentes y concebir otros bajo nuevos principios, y permite disponer de toda la información necesaria en tiempo real, mediante la conexión de los elementos de la cadena de valor.

Sin embargo, apremia una transformación mental, mucho menos costosa, para que primen las ventajas sobre los obstáculos. Cuba no puede negar la cuarta revolución industrial, como tampoco traerá el progreso a sus industrias mientras las tierras sigan invadidas por el marabú y otras malezas nublen el juicio de algunas mentes decisoras.

La insuficiencia de recursos materiales y financieros impone mayor control y racionalidad sobre los destinos. Ello implica priorizar industrias que cumplen sus encargos y generan mayor impacto con producciones específicas, en lugar de sectores completos que no muestran un avance homogéneo, como sugiere el Dr. C. Juan Triana Cordoví, investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana, de la Universidad de La Habana.

De igual manera, deben evaluarse e informar con transparencia los rendimientos de las inversiones y, si no alcanzan lo proyectado en determinada actividad, redirigirlas a tiempo hacia otras. A fin de cuentas, urgencias sobran.

Hay que incorporar la dinámica de mortalidad y natalidad empresarial de la que habla el Dr. C. Agustín Lage Dávila, para dejar de sufragar las pérdidas sostenidas en entidades que, por causas estructurales, no encuentran manera de ser rentables, y dar paso a otras nuevas, con capacidades para producir con eficiencia e insertarse en la economía internacional.

Esto no nos hará menos socialistas; al contrario, ratifica el principio de que el Estado intervenga a favor del pueblo, como dueño de los medios fundamentales de producción.

Un amplio trecho le queda por delante al desarrollo industrial del país, con tramos más o menos empedrados. No es opción retroceder ni renunciar al anhelo legítimo de la prosperidad, a la justicia social inherente a un Estado socialista de derecho, y a la distribución equitativa de las riquezas que seamos capaces de generar y reproducir.

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José David

Martes, 09 Enero 2024 21:56

Tengo 62 años. Desde niño escuchaba una frase que solía usar mucho: "la política y del sofá"
Con los años he logrado interpretar esto. Parte de un cuento popular que decía sobre un hombre que llegaba a casa y encontraba a su mujer con otro hombre en el sofá. Para resolver el problema, vendía el sofá.
Toda causa genera un efecto, y la vía para lograr esto se denomina nexo causal. En el caso del cuento, la causa es la mujer adúltera, el efecto es el engaño, y el nexo causal es el sofá.
Pero, siempre que exista la causa, existirá el efecto, si usted rompe el nexo, la causa buscará otro. (Puede ser bla mesa del comedor o la propia cama). Pero usted seguirá siendo un "TARRUUU!"
Aterrizo. Mientras sigamos teniendo incapaces en los puestos de toma de decisiones, seguiremos cosechando derrotas en lugar de Victorias, no importa cuántas legislaciones y normas hagamos, seguirán siendo siempre letra muerta.
Para rescatar la Revolución de Marti y Fidel hay que empezar por reemplazar a muchos Dirigentes oportunistas, y por ende, incapaces, por revolucionarios de verdad, nacidos en la pandilla de Liborio, aunque solo tengan un sexto grado, pero cuya lealtad a los principios de nuestros próceres sea mayor atributo, aunque en ello nos vaya la vida.