El instrumentista de la Meteorología

Mario Alberto Ávila García está considerado entre los mejores de esta rama en Cuba.

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Vanguardia - Villa Clara - Cuba
Mario Ávila está considerado entre los mejores instrumentistas meteorológicos de Cuba, en una ciencia que estudia el estado del tiempo, el medio atmosférico, los fenómenos que ocurren y las leyes que los rigen. (Foto: Cortesía del entrevistado)
Ricardo R. González
Ricardo R. González
@riciber91
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09 Febrero 2024

Su historia no guarda relación con los instrumentos musicales, pero si se trata de los dedicados a las ciencias meteorológicas, su nombre va en mayúsculas, porque Mario Alberto Ávila García dirige una «orquesta diferente» y está considerado entre los mejores de esta rama en Cuba.

Jamás imaginó, en su natal San Juan de los Yeras, que llegarí a dominar el mundo de las precisiones. Soñaba entonces con las maquinarias, porque «soy guajiro». Luego cumplió el Servicio Militar en La Habana, y una vez desmovilizado, acudió al Ministerio del Trabajo, donde le propusieron pasar un curso de Meteorología en la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas.

Mario Ávila, instrumentista meteorológi
Mario Vidal. (Foto: Ricardo R. González)

Nuevas motivaciones tocaron a sus puertas. Trabajó en esa institución algún tiempo, hasta que se conformó la Estación Meteorológica de Yabú, en 1976, bajo el proyecto Cuba 7, y así comenzó su andar laboral.

—¿Cómo llega a ser observador meteorológico?

—Había que dominar esa técnica. Regresé a la capital cubana para el proceso de adiestramiento y así convertirme en meteorólogo. Cuando retorné a Villa Clara comencé en el Centro Meteorológico Provincial, que radicaba por entonces, finales de la década de los 80, en la calle Cuba y Carretera Central.

Breve reseña del instrumental meteorológico 

— Los primeros instrumentos para medir las variables meteorológicas correspondieron a Galileo, en 1607, con el termómetro. Luego Torricelli (1643, barómetro) y, en 1667, Hooke ideó el anemómetro.

— El conjunto general de esta ciencia incluye: anemógrafo, anemómetro, barógrafo, barómetro de mercurio, caseta o abrigo meteorológico, evaporímetro, heliofanógrafo o heliógrafo y el nefobasímetro o instrumento destinado originalmente a medir la altura de la base de las nubes.

—¿Es cierto que está considerado entre los mejores instrumentistas de Cuba?

—Dicen eso… y ciertamente es la especialidad en que más tiempo he estado.

«El instrumento meteorológico es el todo en una observación, de no estar bien calibrado o no contar con el mantenimiento requerido, es imposible hacer un trabajo óptimo ni tener datos precisos. Es la vida de la meteorología».

Un mundo por dentro

Vale agregar que los dispositivos se emplean tanto en interiores como en exteriores, a fin de medir humedad, temperatura, velocidad del viento, presión del aire. También los hay de mano, de mesa, conversores de medición para aplicaciones industriales o estaciones meteorológicas.

«Existen cerca de diez instrumentos con funciones específicas. Los hidrotermógrafos miden temperatura y humedad, los barógrafos registran la presión atmosférica a lo largo del tiempo en forma gráfica y los microbarógrafos resultan más sofisticados. Deben agregarse los barómetros de mercurio, patrones de lo que es la presión atmosférica; la propia termometría, para conocer la temperatura ambiente, tanto las mínimas como las máximas; el pluviómetro, que mide el agua caída; los anemómetros, destinados al viento, y el heliógrafo, empleado en el registro de la duración e intensidad de los rayos solares o insolación».

Caseta para el instrumental meteorológico.
La caseta o abrigo tiene características peculiares y protege los instrumentos de la intemperie. (Foto: Cortesía del entrevistado)

—En las estaciones de la rama existe una caseta o garita peculiar. ¿Cuál es su función?

—Contiene el instrumental necesario para las mediciones atmosféricas. Están pintadas de blanco, ya que todas las ondas de luz son reflejadas y no existe ingreso de energía; además de que sus persianas impiden la entrada directa del aire hacia el instrumental. Presenta su sobretecho, y el superior también exige el blanco y debe construirse a una altura específica desde el piso, junto a otras características.

Innovador de la vida

Mario Ávila es un verdadero multioficio por difícil que resulte la encomienda. Confiesa que no puede estar quieto y sus neuronas siempre andan en movimiento. A la vez, es mecánico, y el motor con sidecar que comandó años atrás le sirvió para recorrer con algunos compañeros la red de estaciones ubicadas en el sur del Jíbaro, Trinidad, Topes de Collantes, Aguada de Pasajeros y en el resto de la región central.

«Prefería el motor hasta que llegó un jeep y tuve que decidir, sin abandonar las faenas constructivas o emprender el montaje de una estación meteorológica».

—¿Y cuál fue la innovación que lo consagró?

Instrumento meteorológico de plumilla.
Instrumental de plumilla. En este caso, para medir la humedad del aire. (Foto_ Tomada de Internet)

—Me puse a innovar con los equipos meteorológicos de plumillas, ante la falta de recursos, e inventé un sistema a partir de repuestos de lapicero con tinta gel, que adapté a los registradores de temperatura, humedad y viento. Ello permitía mejorar la calidad de la información que se visualiza en los gráficos. O sea, con trazos parecidos a los que reflejan los electrocardiogramas.

—¿Cuáles eran las ventajas?

—Le hice un brazo que sostenía  esos repuestos para marcar los datos. La tinta duraba de 18 a 23 días sin tocarlo ni cambiar los dispositivos; de lo contrario, todos los días había que suministrarle tinta por el método convencional.

«La innovación fue montada en Sancti Spíritus y Cienfuegos, y se le facilitó a La Habana con vistas a su generalización. Creo que en Pinar del Río también lo utilizaron, y recibí varios estímulos».

Con 46 años de ejercicio laboral, un día se acogió a la jubilación, pero la inercia no forma parte de su día a día y optó por la recontratación como chofer,  instrumentista o lo que haga falta, porque puede llenarse las manos de grasa e insistir con equipos de todo tipo que han estado desahuciados, hasta que, en su mayoría, los echa a andar.

Este hombre, con cinco hijos, seis nietos y dos bisnietos, en una familia muy bien llevada, acumula varias distinciones, diplomas y reconocimientos. También cortó caña durante tres años, como parte de una brigada del sector, allá por los años 80.

—¿Pudiéramos hablar de una estirpe de innovador?

—No tengo antecedentes de innovadores en mi familia, pero así me considero. Hay que estar «inventando» ante el déficit de piezas y equipos originales. para no paralizarnos. Mi mente siempre está en ejercicio para asumir proyectos complejos, por ello no me arrepiento de ser un innovador de la vida.

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