Si alguien desea incursionar en los caminos de la meteorología escuche bien la recomendación de Julia Socarrás Padrón, quien aboga por la precisión y exactitud de los datos emitidos porque ningún proyecto e investigación que se respete admite resultados falsos.
Fiel a este precepto lleva más de cuatro décadas en el Centro Meteorológico Provincial (CMP), luego de estudiar técnico medio en la rama, y vincularse desde sus inicios al departamento de clima.
Allí profundiza en el conocimiento de sus variables, e impulsa la implementación de nuevos sistemas dirigidos a la vigilancia de la sequía y del resto de los suscesos que es preciso seguir, aunque en lo fundamental labore en la parte de datos.
—¿Puede decirse que tienes en tus manos la memoria histórica del Centro Meteorológico Provincial?
—Es la recopilación de todo lo que llega de nuestras estaciones meteorológicas con las variables de temperatura, humedad, precipitaciones y fenómenos atmosféricos, entre otros, como antecedentes para luego realizar proyectos e investigaciones.
«Se incluyen los récords en esos indicadores climáticos extremos, muy seguidos por la población, y resultan de utilidad a fin de determinar los cambios climáticos en la provincia.
—¿Puede decirse, entonces, que disponen de la historia de la meteorología?
—La realizamos, junto al experimentado José Lamadrid, y consta desde los primeros instrumentos rudimentarios que llegaron en la época de Marta Abreu y se ha enriquecido con el paso del tiempo. Una labor minuciosa que se ha presentado en varios eventos científicos.
—¿Años acumulados?
—Hay estaciones como las de Caibarién y Sagua la Grande, que disponen de registros desde 1966 con su debido seguimiento, y otra que radicaba en la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas y luego fue trasladada al Yabu, en Santa Clara, con una base de datos a partir de 1977.
—¿Solo en soporte tradicional o suman ya la digitalización?
—Estos contenidos se han homogeneizado, y paulatinamente comenzamos la digitalización, lo que permite su uso más práctico a pesar de mantener los archivos de papel que no se pueden eliminar porque son parte de la historia. Ahora rescatamos desde 1970 y sus años precedentes.
—De todas las etapas, ¿cuál ha sido la mejor?
—Pasar del registro tradicional al digital. Ahorra tiempo y utiliza mucha información disponible. No resultó una tarea sencilla, fue prolongada, y participó casi todo el colectivo de Meteorología, a partir de un proyecto de carácter nacional orientado a todas las provincias.
—¿Solo lograron conservar datos?
—Incluye, además, gráficos a partir de un aporte del Dr. Guillermo Saura González, director del CMP, junto a la colaboración del cibernético Tony Guardado Topes.
—¿Hablas de que resulta una mejor etapa, mas puede inferirse que constituye la más compleja de tu trabajo?
—Sin dudas, debido a las dificultades actuales en el envío de la información, unido a la fluctuación de los observadores meteorológicos como oficio que requiere de experiencia para validar cada dato.
«Incluyo, también el período de los años 90 debido a las dificultades en la entrada de la información al CMP; sin embargo, no se cerró ninguna de las estaciones como ardua tarea mantenida por el Instituto Nacional de Meteorología (Insmet) en función de brindar los servicios a los múltiples usuarios y organismos.
—En tu currículo aparecen otros desempeños colaterales.
—Estuve al frente de la sección sindical desde los 18 años hasta los 55 en el área de Meteorología, y también en el Citma cuando era un solo sindicato.
—¿Qué es para ti la meteorología?
—Ha sido mi primer y único trabajo. En lo personal se traduce en conocimiento, implementación, desarrollo, tanto local, territorial y nacional, y una labor a enfrentar con los retos impuestos por el cambio climático que llaman a seguirlos con mayor dedicación.
—Me han dicho que pronto vas a cambiar de trabajo ¿Es cierto?
—¿Quién lo dice? Yo aquí me jubilo.