Una recordista en olimpiada diferente

Laura Benítez Toboso es la donante de mayor cantidad de leche humana que registra Villa Clara hasta este momento

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Laura Benítez y su hijo Darío.
Ternura de madre e hijo. Laura Benítez y pequeño Darío, cuyo nacimiento se convirtió en donante de leche humana. (Foto: Ricardo R. González)
Ricardo R. González
Ricardo R. González
@riciber91
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11 Agosto 2024

Ahora que vivimos emociones en juegos olímpicos, existe una villaclareña que merece escalar un podio de premiaciones, pero por un motivo diferente del deportivo. Se trata de Laura Benítez Toboso, quien tiene el récord de donar 27 litros salidos de sus pechos al Banco de Leche Humana (BLH), radicado en el hospital ginecobstétrico Mariana Grajales, de Santa Clara.

Su historia comenzó con la llegada del primogénito Darío Quintana Benítez. Ya tiene dos años y medio, y arribó al mundo con ocho libras mediante un parto natural a manera de «milagro», al decir de su progenitora.  

«Rompí fuente a las dos de la madrugada y a las seis ya había parido sin dolor y sin puntos, y es parte de una familia que, tradicionalmente, ha tenido la facilidad de lactar».

Laura, José y su hijo Darío.
Trilogía de amor. Laura trabaja ahora como asesora jurídica de la Empresa Inmobiliaria del Turismo (Inmotur); su esposo, José Orestes Quintana Rangel, es el asesor jurídico de Transtur, y el pequeño duerme entre la cobija de sus padres.   (Foto: Cortesía de la entrevistada)

Este gesto de donar leche materna tiene varios antecedentes en Villa Clara. Con anterioridad el récord estaba en poder de la corralillense Ilianet Borges Avilés, con 25 litros, y vive muy feliz con su pequeña Vanessa de la Caridad Reyes Borges, que en aquel momento nació prematura y apenas pesó 2.6 libras.

Una interrogante común es válida para estas mamás sobre los motivos que la llevan a vincularse al BLH. En el caso de Laura, tenía demasiada leche. Al ver que las cantidades eran inmensas y que el niño no se la iba a tomar, le daba sentimiento eliminarla. Una vecina intervino para que la Dra. Reyna Alodia González Velázquez, directora del BLH, visitara el hogar.

«No pasaron dos horas y ya ella estaba en mi casa. Al ver las cantidades, comenzaron las donaciones desde el hogar, algo permitido siempre que una comisión evalúe las condiciones sanitarias, por lo que extraía la leche en frascos estériles hasta su recolección».

A su modo de ver, el BLH es una familia. Quien haya estado allí lo sabe. En el período de febrero de 2022 hasta julio del propio año, las extracciones eran diarias.

«Siempre hubo recomendaciones que propiciaron un incremento marcado del peso del bebé, y ya al mes tenía diez libras, sólo con lactancia materna exclusiva en los primeros seis meses, hasta que pasado ese tiempo se combinó con otros alimentos.

—¿Qué es para ti el acto de lactar?

—Algo sublime. El primer mes es complejo, pero cuando el niño y mamá aprenden, resulta el proceso más lindo por el que pasa una mujer, No hay nada más hermoso que ese intercambio. Es adorable, y en las madrugadas sentía más el vínculo con él».

—¿Momento de intimidad y maternidad?

—Sientes que te acaricia, que a veces abre los ojitos, te mira y se establece una especie de lenguaje. Tienen que acostumbrarse madre e hijo, y desplegar mucha paciencia para que ellos desarrollen la succión. Cuando te sientas a lactar, a la hora que sea, debes dedicarte a ese acto nada más. Como mi leche era óptima, con ocho minutos de lactancia tenía; esto difiere según los casos en específico.

—¿La etapa difícil de la donación?

—En aquel momento estaba la COVID en su apogeo, que impedía la movilidad, sin descartar los apagones. La Dra. Reyna tenía que traerme diariamente los frascos estériles y recogerlos después para su procesamiento en el BLH por parte de las enfermeras. Era un trabajo con marcado esfuerzo.

Darío a los cuatro meses de nacido.
Darío a los cuatro meses de nacido. (Foto: Cortesía de le entrevistada)

«La falta de corriente eléctrica incidió en que no toda la leche fuera útil, y debo reconocer la labor de las enfermeras al analizar cada muestra. Muchas veces quien hacía de transportista era el hijo de la Dra. Reyna. Un esfuerzo de todos. Por eso se insiste en la creación de los centros de recolección».

—En tiempos tan complejos, ¿tuviste vínculo directo con el BLH? 

—Debíamos asistir con cierta frecuencia para los correspondientes exámenes. También a favor de comprobar la evolución del niño, si correspondía el incremento de peso con la calidad de la leche.

—Desde el punto de vista alimentario, ¿algo en particular en tu caso?

—Ingería mucha agua, acompañada de una alimentación balanceada, sin mucha grasa ni batidos; son mejores los jugos naturales. No es tomar leche para producir leche, sino una alimentación normal, Tampoco excederse en maní, pues tiene demasiada grasa.

—En torno a la lactancia existen diferentes mitos…

—Hay personas que hablan de que se desfiguran los senos, entre muchas otras. Y estás en la disyuntiva: ¿quieres figura bonita o bebé sano? Para mí, la salud de mi hijo era lo primero. Además, lactar te ayuda mucho a recuperar tu peso anterior, junto a la evolución del útero.

«Para mí la leche materna no se acaba ni el seno se vacía, mientras que tenga al niño no existen contratiempos. Las personas se ponen equipos mecánicos modernos que, supuestamente, hacen la succión. Yo los tuve; sin embargo, esta tecnología me decía que no había contenido, entonces ponía al pequeño y era lo contrario».

—Hablabas de que tu embarazo había sido una especie de «milagro». ¿Por qué?

—Tenía ovarios poliquísticos, una patología que tiene múltiples síntomas, y uno de ellos puede ser la infertilidad, pero logré el embarazo. Estuve de certificado todo el tiempo, cuando aquello trabajaba en la Fiscalía de Santa Clara, como fiscal municipal. Mi colectivo me ayudó mucho. Como otro detalle, parece que Darío se sentía muy cómodo dentro de mí y estuvo cuatro horas para salir a conocer el mundo externo.

El niño Darío  observa ilustraciones.
Darío tiene predilección por las ilustraciones, y a los dos años y medio identifica los colores, las vocales, y en cuanto a la música, prefiere al gatico Vinagrito, de nuestra Teresita Fernández. (Foto: Ricardo R. Gpnzález)

—¿Consideras que el niño se educa desde antes del nacimiento?

—Sin dudas, e incluso, en el propio acto de lactar. No puedes acostumbrarlo a un solo seno. Hay que alternarlos.

—Por el hecho de donar 27 litros de leche materna, de febrero de 2022 a julio de igual año, ¿te consideras la madre «adoptiva» de muchos infantes villaclareños?

—No lo había pensado, pero en una ocasión me enseñaron en el BLH muchos de los niños beneficiados con la leche. Al ver esas criaturas, el pecho se me sobrecogió, era una manera más constatar la importancia de la solidaridad y el altruismo.

«Durante todo este período mi familia fue muy importante. A las tres de la mañana tenía que extraerme leche para que Darío siguiera durmiendo, y quien se despertaba conmigo y ayudaba a consignar los datos que exigen los frascos eran mis padres. Ellos guardaban los recipientes en refrigeración, y, por supuesto, mi esposo siempre ha sido un gran apoyo.

«Después de valorar estos detalles, creo que sí, que pudiera ser la madre “adoptiva” de una parte de la infancia villaclareña.      

—¿Cuál es tu recomendación respecto a la lactancia?

—Es lo más importante en esa etapa de la vida, el único alimento seguro que lo va a fortalecer, a crearle inmunidad ante múltiples afecciones y garantizarle todos los anticuerpos que el niño necesita, sobre todo en el primer año de vida. En ese tiempo yo no supe lo que era un catarro, ni siquiera un resfriado. Además, resulta un alimento gratis y a libre demanda, con la responsabilidad de que la criatura tiene que estar contigo.

Laura Benítez tiene ahora 29 años. Quizás más adelante piense en buscar el hermanito o la hermanita de Darío para ver cómo se desarrolla la historia; en tanto, aunque no posee una medalla, tiene su propia «olimpiada» y pudiera subir a un podio por tantas contribuciones a la vida.

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