Que un alumno cubano participe en una olimpiada internacional de conocimientos constituye un mérito. Que lo hagan varios y, además, obtengan medallas, valida el desempeño de entrenadores y estudiantes, pone en alto el nombre del sistema de educación de Cuba en el mundo.
En ese empeño resulta imprescindible destacar la labor del Centro de Entrenamiento para Concursos de la provincia de Villa Clara, con frutos alentadores, explica el entrenador Francisco Hernández González.
«La escuela, es decir, el Instituto Preuniversitario Vocacional Ernesto Che Guevara (IPVCE), en un periodo de diez años, podía tener dos representantes en eventos internacionales. El Centro, en cuatro, casi copó con sus estudiantes las delegaciones cubanas en estos eventos de la élite del talento mundial, y, en especial, de los países del primer mundo. Participar en esas competencias es un mérito, ser medallistas es lo máximo a lo que se puede aspirar», confesó el profesor de Informática, licenciado en Cibernética-Matemática y doctor en Ciencias Pedagógicas.
Explicó, como peculiaridad del centro, que goza de una especie de autonomía espacial y funcional dentro del IPVCE. Ubicado en un edificio independiente, cuenta con una disciplina que potencia la importancia del estudio.
Maité Morales Carreras es una de sus alumnas. Parece una joven común, con el pelo por encima de los hombros, algo despeinado y ni una gota de maquillaje. Quien la encuentre, quizá no perciba que esa muchacha de décimo grado acaba de ganar una medalla de plata en las Olimpiada Iberoamericana de Informática (OII). En la competencia anual de Programación Cuba brilló, en buena medida, gracias a los villaclareños.
La Olimpiada Internacional se celebrará en Egipto del primero al nueve de septiembre. La comitiva criolla estará compuesta por cuatro jóvenes, tres de ellos de Villa Clara.
Maité integró el equipo nacional para la venidera cita. Su padre, Juan Bosco Morales Beltrán, es un profesor que ha formado a cientos de estudiantes en la vocacional. Desde pequeña le enseñó Matemáticas, en séptimo grado ya aprendía con sus hermanos el arte de competir en concursos de este tipo y desde noveno se insertó en el Centro.
En un laboratorio de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas dedica su tiempo al estudio. Cerca de ella, Camilo Triana Barata también se enfrasca en la autopreparación. Él nunca había participado en un concurso hasta que llegó a la vocacional. Allí hizo las pruebas de captación para el Centro y su vida giró 180 grados.
Camilo es muy callado, modesto. También obtuvo medalla de plata en el certamen iberoamericano y representará al talento cubano en la cita egipcia. Quizá ni siquiera estén conscientes de ello, pero ambos constituyen el futuro de la ciencia en el país.
Estos alumnos reciben clases de ciclo general y una preparación intensiva en las asignaturas en las que compiten, divididas en dos grupos: las que van a olimpiadas internacionales (Matemática, Física, Química, Biología, Informática y Geografía), y las que llegan a nivel nacional (Historia, Español e Inglés).
Para la entrada al centro se hace un examen de captación. «También llegan alumnos por recomendaciones o debido a los resultados de otros eventos. Por lo general, se convoca a todos los estudiantes a que se presenten. Se aplica la prueba en las primeras semanas de décimo grado. Además, contamos con un grupo de noveno grado, integrado por estudiantes que han tenido buenos resultados en los concursos provinciales de los años anteriores. Se empiezan a atender por los entrenadores del preuniversitario y ha dado muy buenos resultados», explicó.
Cada estudiante cubano y villaclareño que asciende al podio de premiaciones en estos certámenes hace brillar el talento de Cuba, esta isla pequeña, que siempre ha soñado en grande y tiene más brillantez de la que muchas veces logra imaginar. (Leslie Díaz Monserrat)