Cuando el sistema de control interno muestra ineficiencias, se producen grietas que allanan el camino al fraude, abuso en el ejercicio del cargo, el engaño, apropiación indebida y la malversación, manifestaciones más frecuentes de la corrupción administrativa.
A veces de forma muy sutil, casi en puntillas se mueve por los diferentes espacios para no ser descubierta, claro, andar con ese demonio a cuestas, hasta un día. Y cuando ese flagelo prende, en cualquier lugar comienza la degradación moral.
Caer en las aguas sucias de ese pantano, puede suceder, y ha ocurrido nadie sabe desde cuándo, haciendo cómplice a muchas personas.
¿Cuántos administrativos y trabajadores no se han visto enrolados en tales enfermizas prácticas de apropiación indebida, ignorando su responsabilidad ante el colectivo y la sociedad?
Y si bien habría que lamentar esa tendencia, no es menos verdad, además, que revela un mayor enfrentamiento por los sistemas de auditoría y de control.
Si bien se ha avanzado y en las entidades existe mayor percepción del riesgo y de la urgencia de aplicar sistemas de control interno efectivos, se reiteran problemas y no se logra detener la ocurrencia de indisciplinas y los muros contra la malversación no han sido levantados a la altura suficiente en muchos lugares.
Con ese propósito anualmente se desarrolla en nuestro país un ejercicio puntual, encauzado por la Contraloría General de la República: la comprobación al control interno, que esta vez está fijada del 18 de septiembre al 31 de octubre, sobre el cual estaremos dando detalles.(Ramón Ávalos Rodríguez)