Historia y futuro del agujero de la capa de ozono. (Foto: Tomada de Internet)
Ricardo R. González
@riciber91
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16 Septiembre 2024
16 Septiembre 2024
hace 3 meses
Decir que la capa de ozono está totalmente recuperada es ilusorio, y de acuerdo con el Panel de Evaluación Científica del Protocolo de Montreal, todavía a su proceso le queda aún un largo camino por recorrer.
La conclusión establece que para regresar a los niveles del gas alcanzados en 1980 habrá que esperar hasta 2066 en el caso de la Antártida, al 2045 en el Ártico y alrededor del 2040 en el resto del mundo.
Cada 16 de septiembre es el Día Mundial de la Capa de Ozono. Sin duda, el Protocolo de Montreal constituye un impulsor en la reducción gradual de la producción y el consumo de hidrofluorocarbonos (HFC) como poderosos gases que contribuyen al calentamiento del clima y que reemplazan las sustancias agotadoras de la capa de ozono en la industria de la refrigeración.
Villa Clara, como parte de Cuba, ha aplicado alternativas a los HFC que resulten seguras y respetuosas con el medio ambiente, y a la vez aumenten la eficiencia energética de los equipos de refrigeración.
Al eliminar sustancias como los CFC y los hidroclorofluorocarbonos (HCFC), el Protocolo ha evitado mayor acumulación de gases de efecto invernadero, lo que se traduce en un freno significativo del calentamiento global.
Aerosoles, acondicionadores de aire, sprays y espumas aislantes aparecen en la cartilla del peligro luego de descubierto, en 1985, el gigantesco agujero prevaleciente en el Polo Sur.
Aunque el 2040 —cuando se espera la recuperación de los niveles de la capa en gran parte del mundo—parezca una fecha lejana, los expertos consideran que es un triunfo de la ciencia al demostrar la posibilidad de revertir daños medioambientales si se actúa con determinación y cooperación.
Nunca está de más recordar que la capa de ozono preserva la Tierra de las radiaciones peligrosas provocadas por el sol, la cuales pueden inducir a numerosas enfermedades, tanto en humanos como en animales y plantas, e interviene en los ecosistemas y las economías.
Su rescate influye, a la vez, en los efectos del cambio climático (CC), pues al haber más ozono en los niveles superiores de la atmósfera habrá menores radiaciones hacia la superficie.
De acuerdo con las investigaciones, las variaciones en el tamaño del agujero de ozono antártico, especialmente entre 2019 y 2021, obedecen en gran medida a las condiciones meteorológicas, a pesar de que desde el 2000 fue mejorando lentamente la superficie y profundidad del agujero.
Actualidad
Si bien los gases CFC ya no resultan uno de los mayores problemas, quedan otras amenazas que frenan la recuperación. Una de ellas es la emisión de gases de efecto invernadero, la presencia de componentes químicos en la atmósfera y los gases producidos por los incendios forestales.
La visión de los científicos va más allá de incendios y gases contaminantes, y se detienen en otras sustancias como los halógenos de vida corta, no recogidas en los protocolos, y que, contrariamente, se trasladan de una manera muy rápida a las capas de la atmósfera para incidir sobre el ozono existente.
En 2020 el agujero de la capa de ozono tenía unos 24 millones de kilómetros cuadrados, una superficie equivalente al doble de Europa.
Dinámicas cambiantes
Parece algo caprichoso, pero las características de la capa de ozono presentan etapas de disminución o aumento constantes en ciclos anuales. Señalan los expertos que al llegar la primavera al hemisferio sur, se observa la acumulación de sustancias nocivas para el ozono en la estratosfera, y al combinarse con las radiaciones solares, las bajas temperaturas y las nubes, incrementan el tamaño del agujero durante ese período.
En contraste, hacia mediados del otoño, la capa se espesa de manera natural y, junto a otros factores, provoca una disminución considerable del agujero.
Retos
A pesar de los avances, es imposible asegurar que el camino está ganado, y entre los factores preocupantes se incluyen los incendios forestales y la emisión continua de gases de efecto invernadero, que contribuyen, de forma indirecta, al debilitamiento de la capa.
Lo cierto es que, con sus altas y sus bajas, el impacto del Protocolo de Montreal es indiscutible al lograr que la capa inicie su reparación y reduzca la radiación ultravioleta recibida en la Tierra, lo que se suma a las contribuciones en la lucha contra el cambio climático.
De interés
—El Día Mundial de la Capa de Ozono obedece a la firma del Protocolo de Montreal en 1987, pacto que limitaba la emisión de sustancias nocivas y fue proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) siete años más tarde.
— La preocupación por el deterioro de la capa de ozono tiene su origen en 1985, cuando los científicos Joe Farman, Brian Gardines y Jon Shankin detectaron una gran disminución del espesor de esta, especialmente, en la zona correspondiente a la Antártida.
(Fuente de consulta: National Geographic Magazine)