Especialistas de Higiene y Epidemiología en Villa Clara ofrecen una actualización sobre la incidencia de arbovirosis, infecciones respiratorias y enfermedades digestivas en la provincia, las medidas de prevención pertinentes y las campañas de vacunación que se desarrollan.
Equipo de especialistas del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología (CPHEM) de Villa Clara. (Foto: Ramón Barreras Valdés)
Mónica Sardiña Molina
@monicasm97
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22 Septiembre 2024
22 Septiembre 2024
hace 18 días
Aunque el dengue y el oropouche son los que más suenan en esta «orquesta» que pone a temblar —en lugar de bailar— la salud individual y colectiva, muchas infecciones integran el conjunto «pegajoso» que amenaza con expandirse en esta época del año.
Sobre la proliferación de enfermedades transmisibles, la necesidad de combinar esfuerzos personales e institucionales para la prevención y el enfrentamiento, la importancia de la percepción del riesgo y las campañas de vacunación que se desarrollan actualmente en Villa Clara, profundizaron especialistas del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología (CPHEM), en entrevista exclusiva con Vanguardia.
«En este momento, la provincia muestra una situación epidemiológica estable, porque no tenemos grandes epidemias ni transmisiones de virus. No obstante, varias condiciones amenazan con complicar el escenario», afirma el Dr. Neil Reyes Miranda, director del CPHEM.
Como primer aspecto, el directivo señala la elevada presencia del mosquito Aedes aegypti y de otras especies causantes de arbovirosis, como dengue, zika, chikunguña, oropouche y fiebre amarilla.
Otro elemento a tener en cuenta consiste en la circulación del virus del dengue (serotipo 3), con transmisión en Encrucijada y Camajuaní, y el reporte del oropouche en nueve municipios. «Lo tenemos prácticamente en toda la geografía villaclareña y no se descarta que esté en otros lugares, solo que no se ha demostrado a través de estudios de biología molecular», acotó Reyes Miranda.
El tercer factor está asociado a la incidencia del contexto sanitario internacional. Se ha constatado transmisión de oropouche en varios países de América Latina (Bolivia, Perú, Brasil). El dengue no ha dejado de ser una emergencia, presente casi en todas las naciones latinoamericanas con las cuales Cuba tiene intercambio. También resulta significativo el incremento del cólera, una enfermedad digestiva con más de 25 000 casos en 16 naciones, y la expansión de la viruela símica en el continente africano.
Tampoco queda olvidada la COVID-19, que ha mostrado un aumento de casos en América, Europa y países del Pacífico occidental, sobre todo, en aquellos que bajaron la guardia con las medidas de control y no han aplicado un esquema de vacunación.
«No podemos minimizar la situación medioambiental: las dificultades con el abasto de agua y la recogida de desechos sólidos, el elevado calor y las intensas lluvias, que precipitan el riesgo de propagación de todas las enfermedades transmisibles», concluyó el director del CPHEM.
Pican y mortifican
Según Idalberto Machado Valenzuela, subdirector del CPHEM, aunque la situación entomológica se muestra más favorable que el año anterior, persiste la proliferación de vectores. De las 37 áreas de Salud de Villa Clara, 33 reportan positividad a los mosquitos transmisores de arbovirosis, y en los meses que corren se registra un incremento histórico de la focalidad.
Las precipitaciones incrementan los posibles criaderos en todos los depósitos que acumulan agua y el calor acelera el ciclo de vida del vector, pues el tiempo necesario para su desarrollo disminuye de 12 o 13 días a siete u ocho.
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La afluencia de viajeros, que también crece en el último período del año, supone otra preocupación, debido a la constante circulación de arbovirosis en áreas del Caribe, Centroamérica, América del Sur y la región sur de Estados Unidos. Con la circulación de mosquitos en la provincia y el posible arribo de visitantes enfermos, aumentan las probabilidades de transmisión.
«Es muy importante que la población contribuya desde casa y mantenga la percepción de riesgo, sobre todo, ante el déficit de plaguicidas, combustibles y equipos necesarios para combatir las poblaciones adultas, y la deficiente fuerza de trabajo para el control de vectores, que se encuentra al 57.6 % de completamiento.
«Hoy se está concentrando el tratamiento adulticida (mediante fumigación) en el bloqueo de los síndromes febriles inespecíficos; sin embargo, no todos llegan al sistema de salud, y esto impide acometer acciones integrales, con eficiencia y calidad en muchos lugares. Si en una manzana hay cinco personas con síndrome febril inespecífico, pero solo se trata una, no logramos nada.
«Seguimos abogando por el trabajo multisectorial para garantizar el saneamiento de las áreas con mayor complicación entomoepidemiológica, aunque dependemos mucho de la conciencia del enfermo y de la comunidad para actuar de manera oportuna», precisó Machado Valenzuela.
Realizar el autofocal en la vivienda cada siete días, mantener bien tapados y fregados los recipientes que almacenan agua, colocar boca abajo y bajo techo los depósitos vacíos y eliminar los que están en desuso resultan algunas de las recomendaciones de los expertos.
«Si bien en años anteriores realizamos la fumigación masiva para reducir los niveles de infestación, no se elimina por completo el vector con este método. Nuestros especialistas identifican más del 80 % de los focos de mosquitos dentro de las viviendas, en los depósitos de almacenamiento de agua limpia. Sin minimizar la responsabilidad institucional, necesitamos que los moradores ayuden con la búsqueda activa, al menos una vez por semana, y la destrucción de todos los criaderos en las casas», alertó Reyes Miranda.
Ante la aparición de fiebre u otros síntomas de un posible contagio, el epidemiólogo recomienda acudir de inmediato a la atención primaria de salud y obedecer las indicaciones médicas.
«Este año hemos recibido un número elevado de pacientes en nuestros hospitales con una evolución grave, y el denominador común, en la mayoría de los casos, es que van tardíamente al médico y no dan importancia a la enfermedad. El dengue y el oropouche pueden ser pasajeros, pero también mortales», aseveró.
El doctor Reyes Miranda especifica que ambas arbovirosis presentan una sintomatología tan parecida que a veces resulta imposible diferenciarlas, sobre todo, en los estadios iniciales. A su juicio, descartar una enfermedad u otra pasa a un segundo plano, y adquiere mayor importancia adoptar las medidas pertinentes para cualquiera de los dos. «Al sexto día de evolución del caso, a través del área de Salud, se realiza el examen serológico para determinar de qué virus se trata».
La máxima autoridad de Higiene, Epidemiología y Microbiología en Villa Clara ratificó que el oropouche se caracteriza por un cuadro febril con manifestaciones articulares, y muchas veces provoca una falsa mejoría, pues las personas evolucionan de forma satisfactoria, para después comenzar nuevamente el estado agudo. Por tanto, es fundamental el seguimiento, como mínimo, durante siete días, hacer reposo y evitar salir para prevenir el contagio de otros miembros de la familia o personas cercanas.
Idalberto Machado Valenzuela anunció la apertura de un nuevo frente de trabajo para el control de vectores que transmiten el oropouche.
«Hasta hace unas semanas, el mosquito Culex era el único agente transmisor del virus en el país, pero ya se detectó la presencia del jején del género culicoides en las provincias de Cienfuegos, Santiago de Cuba y La Habana, y el Ministerio de Salud Pública indicó la búsqueda en otros territorios. Durante esta semana, especialistas cubanos y de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) se reunieron en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), para establecer la estrategia de enfrentamiento», detalló.
Enfermedades respiratorias y digestivas
Tanto las infecciones respiratorias (IRA) como las enfermedades diarreicas agudas (EDA) han experimentado un incremento de casos en las últimas semanas, fundamentalmente, en niños menores de un año, según refirió la Dra. Yarelyn Lorenzo Oyarzábal, subdirectora provincial de Epidemiología.
En cuanto a las IRA, los municipios con mayor incidencia son Remedios, Santo Domingo, Sagua la Grande, Quemado de Güines y Santa Cara, donde el hospital pediátrico José Luis Miranda recibe la mayor cantidad de niños, algunos de ellos en estado grave.
La vigilancia a pacientes con IRA demuestra la circulación de la COVID-19, aunque en menor grado que en los años 2020 y 2021. También se ha detectado la influenza tipo A y B, con las cepas H1N1 y H2N3, entre otros virus respiratorios capaces de causar tanto daño o más que el SARS-CoV-2, fundamentalmente, a embarazadas, ancianos y pacientes con enfermedades crónicas.
Por otro lado, la época lluviosa, las dificultades con el abasto de agua y el almacenamiento del líquido en condiciones higiénicas inadecuadas devienen caldo de cultivo para las EDA, con muchos más casos que en el año anterior, y mayor presencia en Remedios, Placetas y Santa Clara.
Para la prevención y el control de ambos tipos de enfermedades, los expertos del CPHEM aconsejan el lavado frecuente de las manos, el uso del nasobuco en espacios con aglomeración de personas, la actualización de los esquemas de vacunación, el tratamiento del agua potable con hipoclorito de sodio, y extremar las medidas higiénicas durante el almacenamiento y la manipulación de alimentos. En caso de infección, recomiendan la asistencia oportuna a los servicios de Salud y la permanencia en la vivienda para evitar transmisión en centros de estudio y trabajo.
El arma de la vacunación
«Las vacunas salvan vidas y nuestro Sistema Nacional de Salud, con su enfoque hacia la prevención, realiza ingentes esfuerzos por mantener coberturas elevadas de vacunación, la manera más eficiente de prevenir estas enfermedades», aseguró Yusimy Pedraza Sánchez, responsable provincial del Programa Ampliado de Inmunización.
Actualmente, se aplica en la provincia un refuerzo contra la COVID-19 para las personas de los grupos de riesgo: adultos mayores de 65 años —institucionalizados o no—, pacientes de centros piscopedagógicos, hospitales psiquiátricos y otras instituciones cerradas que brindan atención de salud, así como quienes padecen enfermedades crónicas.
«Al cumplir los dos años de edad, los niños reciben un esquema de tres dosis de Abdala, con un intervalo de 14 días. En todas las áreas de Salud disponemos de vacunas sin tiomersal», informó la especialista.
Al mismo tiempo, como cada año, se administra la vacuna antigripal para un grupo poblacional muy similar al que recibe el inmunógeno contra la COVID-19; pero en el caso de los adultos mayores, será a partir de los 85 años.
Continúa la campaña antineumocócica para los lactantes nacidos entre enero y junio del 2024. De manera paulatina, se incorporarán los niños que arriben a los dos meses de edad. El esquema comprende una dosis a los dos meses —en concomitancia con la pentavalente—, otra a los cuatro y un refuerzo a los 11.
«La vacuna india Pneumosil-10 contiene diez serotipos de neumococo y cuatro de los que más inciden en la morbilidad y la mortalidad en Cuba. En noviembre, pretendemos introducir, para los niños de dos años, Quimi-Vio, la vacuna cubana contra el neumococo, cuyo ensayo clínico se realizó en Cienfuegos y no ha demostrado inferioridad con respecto a otras desarrolladas en el mundo.
«Estos inmunógenos también tienen la capacidad de generar inmunidad colectiva o de rebaño. Es decir, que generan un efecto positivo indirecto sobre otros grupos de riesgo», aclaró Pedraza Sánchez.
La responsable del Programa Ampliado de Inmunización en Villa Clara anunció la próxima incorporación de Gardasil, la vacuna contra el virus del papiloma humano, que contiene, entre los cuatro genotipos, los dos que más incidencia tienen sobre el cáncer cervicouterino en nuestro país.
«Se aplicará a las niñas nacidas en el 2015, porque los ensayos y estudios posteriores demostraron mayor efectividad si se administra antes del inicio de las relaciones sexuales, y como cada vez son más tempranas, acordamos hacerlo a los nueve años de edad», concluyó.