No todos los ganaderos villaclareños disponen de plantaciones forrajeras para el alimento animal en sus respectivas fincas. (Foto: Luis Machado Ordetx)
Luis Machado Ordetx
@MOrdetx
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21 Octubre 2024
21 Octubre 2024
hace 2 meses
«Lo despertaron los gritos de Suelta el Pollo:
—¡Juan, Juan, se comieron el novillo!...
Se vistió apresurado en la fría madrugada. Cuando llegó a la guásima donde dejaron el torete, solo vio la sangrosa osamenta…»
Así cuenta elQuijote cubano, Samuel Feijoo, en su prolífera novela Juan Quinquín en Pueblo Mocho (1964), aquella triste pérdida del animal de trabajo.También veo ahora, luego agrupar datos estadísticos, cómo la ganadería villaclareña, una de las más prósperas del país un tiempo atrás, va en declive al cierre del noveno mes de año al computar unos 362 875 animales en existencia. Es una cifra que desciende de un período a otro.
Los estragos de la sequía precedente, y por supuesto el hurto y sacrificio ilegal de ganado, de un modo u otro, conspiran y favorecen el decrecimiento. Por muchos lugares se notan los esfuerzos por contener el declive. No obstante, las muertes, hasta entonces, representaron unas 27 511 cabezas, guarismo que en el sector privado llevó el mayor volumen con un 79,31% del total de las pérdidas.
En ese número solo se incluyen reses. Obvio, qué decir de los equinos: de una finca a otra desaparecen por arte de magia y, tanto a caballos como yeguas, los sacrifican o los revenden a abultados precios. Desde hace años los propietarios de ganado tienen que dormir al lado del animal y hasta respirar al unísono el olor de la excreta y de la hierba conservada en la aledaña corraleta ubicada en las inmediaciones del hogar.
Sin embargo, resulta evidente que en fincas campesinas, y también en áreas estatales de la Agricultura y Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC), así como en otras dependencias con ganado bovino, no existe una estrategia certera de siembras de pastos y forrajes, o de plantas proteicas. Raro es el propietario que disponga de plantaciones diversificadas para alimento animal.
De todos es conocido los déficits de petróleo, y de maquinarias especializadas para roturar la tierra y disponer de pastos y forrajes frescos. No existe, incluso, preocupación por mantener áreas de semillas. Eso jamás de podrá borrar de un tirón.
Todo incide en el decrecimiento de la masa ganadera: desde la extinción de brigadas de reproducción, la escasa inseminación artificial y el insuficiente mejoramiento racial de la masa. A pesar de las carencias, y de traspiés burocráticos, los registros cuantifican nacimientos de unos 43 579 terneros y terneras. Durante el período ocurrieron pérdidas de un 18,4 % de esos animales. Monto alto, y algunos alegarán que los medicamentos también escasean y tienen precios exorbitantes, pero la desnutrición constituye la principal causa.
¿Qué decir de las muertes de vacas, y también novillas? Unas productoras de leche, y las otras futuras paridoras y madres. Unos 11 000 animales en pérdidas, principalmente en el sector privado. Hay que buscar una contención.
El folclorista Feijóo en El saber y el cantar de Juan sin nada (1984) también recoge aspectos del refranero. Hay uno que se ajusta como anillo al dedo: «Es inútil decirle a la vaca: “Hazme el favor de darme un vaso de leche"». Al existir deficiente alimentación, manejo del rebajo, casi nula inseminación, y abultadas muertes en futuras y reinantes hembras…, con independencia del precio de la leche, y del tráfico subterráneo del producto convertido a veces en queso, en las tres industrias pasteurizadoras de la provincia, los acopios en octubre no rebasan los 60 000 litros diarios.
Cuando llegue la sequía, prolongada incluso en más de seis meses, las muertes de animales irán en aumento, y los nacimientos serán menores, y por consiguiente un decrecimiento de la masa de ganado.
Por corolario: insuficiente volúmenes de leche y carne, y violadores de lo legislado habrá por muchas partes a pesar de las estadísticas que ofrezca el ejercicio conjunto de control a la posesión, el uso y legalidad de la tierra y la investigación del rebaño ganadera que se circunscribe a vacunos, équidos y búfalos.
Existirán multas y hasta justificaciones, pero si el productor privado o estatal no atiende el animal como se debe y merece, agarraremos un saco sin fondo para volcar incumplimientos, al tiempo que la ganadería villaclareña registrará los peores momentos de su historia.