Linner Marrero Turiño, uno de los mayores cosecheros de tabaco en la provincia, está en la nómina que opta por la distinción de Hombre Habano en Cuba. Humildad y altruismo caracterizan al cosechero villaclareño.
El joven Marrero Turiño es la propuesta villaclareña del Hombre Habano en la próxima cita internacional y cubana. (Foto: Luis Machado Ordetx)
Luis Machado Ordetx
@MOrdetx
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13 Diciembre 2024
13 Diciembre 2024
hace 8 días
De los ancestros viene el alma guajira apegada a la riqueza que aporta la tierra y, también, a esas costumbres propias del andar por el campo. Allá está Juan, el padre, junto a los pastizales y la crianza de bovinos, y aquí está Linner, el veguero que se empina en la producción de capas de excelencias para aportar riquezas materiales y espirituales a la comunidad, en La Puntilla, sitio alejado del poblado de Falcón.
De Marrero Rodríguez, el progenitor, y el paso por la finca San Miguel de la Plata, perteneciente a la Cooperativa de Créditos y Servicios Manuel Fajardo, viene ese gozo con que, en refranes al uso, cuenta de que «un buey solo no ara», como quien dice que las personas deben ayudarse y corresponderse mutuamente. Ese ocurre de múltiples maneras en la localidad: desde kilómetros y kilómetros de caminos arreglados hasta donaciones materiales y de alimentos…
Eso está a la orden del día en La Puntilla, sitio que se ubica entre los mejores vegueríos villaclareños, y Linner Marrero Turiño, junto con la familia y los trabajadores de la finca, apuesta siempre por resultados crecientes en la producción de tabaco tapado y de sol ensartado.
Durante 13 años de faenas agrícolas, entre las que incluye, además, siembras de cultivos varios y la crianza de aves y cerdos para garantizar la alimentación de la fuerza contratada en la atención al tabaco y su beneficio, ha acumulado una profunda experiencia que, en voz propia, homologa a «la conquistada por un profesor en el aula junto con sus alumnos». De sencillo y altruista, cuando aparece una duda acude a instructivos técnicos y a aquellos cosecheros que registran infinitas vivencias en los vegueríos.
Por allí, en octubre pasado, comenzó la siembra de tabaco en la provincia, y días atrás arrancó la cosecha de las primeras plantaciones de sol ensartado. Hoy, confiesa Marrero Turiño, está a punto de concluir con el calendario de siembra, ascendente a 50 hectáreas contratadas.
De los primeros tiempos, cuando siguió el camino trazado por el abuelo y el padre en el apego a la tierra, ha llovido mucho. Actualmente contrató 30 hectáreas en la tecnología sol ensartado y otras 20 de tabaco tapado, y si el pasado año superó el 80% de capas de primera calidad para la exportación, estima que, «después del beneficio de la hoja en la escogida que tiene en el poblado de Falcón, el monto será rebasado por las atenciones culturales a las plantaciones; rendimientos por encima de 1.3 toneladas por hectárea, y la garantía de insumos para el cultivo», dijo el joven de 31 años dedicado a las faenas del campo.
Y no es que en La Puntilla se «corra como un zepelín», pues allí todo está cronometrado, en ambiente familiar íntimo, junto a la fuerza de trabajo que diariamente recorre más de 100 kilómetros, de ida y vuelta, desde Manicaragua a Falcón, con el empeño de disfrutar de los crecimientos productivos que se traducen en sustento económico para todos.
«Ellos viajan en un ómnibus arrendado, y disponen de una cultura tabacalera envidiable, que aunque aquí en los predios de Falcón y en otros lugares también existía antes, no se puede desaprovechar. Eso es una ganancia que se traduce en laboriosidad y desarrollo productivo», detalló.
No se trata de sembrar y sembrar, aun cuando de esa menera se alcancen los pronósticos de contratación de superficies agrícolas. Lo trascendente en el cosechero es, precisamente, «producir las posturas que requiere de acuerdo con una rigurosa y probada selección de variedades, y atender las áreas en cultivos escalonados para lograr el mayor por ciento posible de capas destinadas a la hechura de habanos de exportación», indicó.
Quienes allí laboran en el campo también lo hacen en las casas de curación, ya beneficiadas con paneles solares y otros aditamentos tecnológicos, y, además, en la escogida. «Es una fuerza de trabajo joven y que da gusto apreciarla en sus acciones diarias porque adquieren especialización, sentido de pertenencia y compromiso productivo», dijo.
La defensa del veguerío de calidad, desde la humildad y el altruismo que caracterizan la estirpe guajira del joven Marrero Turiño, lo convierten en la actualidad en uno de los cosecheros villaclareños que más conquistas económico-productivas obtiene desde su finca convertida en coto familiar de todos los trabajadores que lo acompañan en las faenas agrícolas.
Enterado de que ahora constituye la propuesta de la Empresa de Acopio y Beneficio de Tabaco La Estrella —con el consenso de todos los vegueros de la provincia— para incluirlo en la categoría de Hombre Habano el próximo año, pregunté a Linner qué significaba ese mérito. Con la humildad que lo caracteriza, y desde su finca prodigiosa escondida en la lejanía de Falcón, se encogió de hombros y miró a la lejanía.
De inmediato respondió: «Siempre seré un guajiro natural, de pies a cabeza, que siente gusto por disfrutar del olor de la tierra y mirar la prosperidad que dejan al país las plantaciones de tabaco que ahora cultivo. Esa es una de las supremas razones del por qué el tronco familiar reside aquí en la finca de antaño, aumentada ahora con suelos en usufructo. Sin el apoyo de la familia, llegue o no ese galardón, no existe ningún triunfo posible, y todo resultado pertenece a esas personas de excelencia que siempre me acompañan en las labores del campo».