El Che Guevara y la nueva universidad

Este 28 de diciembre se cumplen 65 años de la entrega al Che del título de doctor honoris causa en Pedagogía por la universidad villaclareña, momento en el que pronunció un discurso de notables aportes para la educación superior cubana.

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El Dr. C. Emilio Plana Ruiz, profesor de la Facultad de Pedagogía, leyó las palabras de elogio al Guerrillero Heroico en su investidura como doctor honoris causa.
El Dr. C. Emilio Plana Ruiz, profesor de la Facultad de Pedagogía, leyó las palabras de elogio al Guerrillero Heroico en su investidura como doctor honoris causa. (Foto: Archivos de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas)
Lisvany Martín Rodríguez
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28 Diciembre 2024

Durante los días finales de 1958, la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas (UCLV) acogía la primera coman­dancia del Che durante la batalla de Santa Clara, hecho trascen­dental para el logro del triunfo revolucionario del 1.º de enero. Un año después, el 28 de diciem­bre de 1959, la alma mater volvía a ser epicentro de las atenciones dentro y fuera de su campus. Cambiaba el contexto histórico, pero no su protagonista.

El comandante Ernesto Gueva­ra de la Serna llegaba otra vez a la casa de altos estudios villareña; en esta ocasión también vestía su uniforme verde olivo, al que solo le incorporó la boina con la estrella solitaria. Esa noche, la co­munidad estudiantil y académica de la UCLV presenciaría un suce­so sin precedentes: el legendario guerrillero y médico argentino re­cibiría el título de doctor honoris causa en Pedagogía.

La propuesta de entregar tal condición surgió del claustro de la Facultad de Pedagogía, es­pecíficamente de los doctores Séntola Ribalta Suárez y Emilio Plana Ruiz. Por primera vez, la elitista educación superior cuba­na de aquella época confería tan importante reconocimiento a un luchador revolucionario; de ahí el carácter inédito del momento.

El Dr. C. Mariano Rodríguez Solveira, rector de la universidad en aquella época, entregó al Che el atuendo.
El Dr. C. Mariano Rodríguez Solveira, rector de la universidad en aquella época, entregó al Che el atuendo. (Foto: Archivos de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas)

Ya era la hora exacta y el tea­tro estaba abarrotado de profe­sores y estudiantes. El acto so­lemne lo presidían las máximas autoridades académicas, encabe­zadas por el entonces rector, Dr. C. Mariano Rodríguez Solveira. Muchos anhelaban ver al comba­tiente internacionalista ataviado con la toga y el birrete que, inva­riablemente, exigía el protocolo de la ceremonia; sin embargo, el Che, consecuente con sus prin­cipios, solo aceptó llevar en el brazo aquella indumentaria tra­dicional. 

Luego del discurso en nombre de los directivos universitarios y las correspondientes palabras de elo­gio, el Guerrillero Heroico comen­zó su magistral alocución. Desde las primeras líneas dejó claro que solo aceptaba el título «como un homenaje general a nuestro ejér­cito del pueblo», porque toda la pedagogía que había ejercido era «la pedagogía de los campamentos guerreros, de las malas palabras, del ejemplo feroz».

Para asombro de los catedrá­ticos defensores de la élite estu­diantil presentes en el acto, el Che compartió un mensaje que revo­lucionaba las concepciones de la enseñanza universitaria: «¿Y qué tengo que decirle a la Uni­versidad como artículo primero como función esencial de su vida en esta Cuba nueva? Le tengo que decir que se pinte de negro, que se pinte de mulato, no solo entre los alumnos, sino también entre los profesores; que se pinte de obre­ro y de campesino, que se pinte de pueblo, porque la Universidad no es el patrimonio de nadie y perte­nece al pueblo de Cuba […]».

El comandante Guevara impar­tió una lección de igualdad y jus­ticia social al preguntarse cuántos hombres trabajadores estaban representados en la alma mater villareña. Sus criterios mantenían total coherencia con los preceptos martianos de la república «con todos y para el bien de todos», así como los ideales de la naciente Revolución «de los humildes, por los humildes y para los humildes».

Fiel a su pensamiento económi­co, el Che también dedicó espacio en su discurso a la planificación estatal y a la importancia de for­mar profesionales capaces de asu­mir las nuevas estrategias en ese sentido: «Nadie más que el Go­bierno Revolucionario, que pla­nifica el desarrollo industrial del país de una punta a la otra, tiene derecho a fijar las características y la cantidad de los técnicos que ne­cesitará en un futuro para llenar las necesidades de esta nación».

Reconoció que recibía el título de profesor de Pedagogía por com­promiso con el pueblo y no por po­seer las mejores condiciones para ello; de la misma forma asumió el cargo de presidente del Banco Central de Cuba. Sobre la base de su experiencia, exhortó a las jó­venes generaciones a prepararse para cumplir las tareas asignadas «sin vacilaciones y sin necesidad de aprender por el camino».

Acto de entrega del título de doctor honoris causa en Pedagía a Ernesto Che Guevara.
La presidencia se constituyó en todo el escenario del teatro universitario y las autoridades académicas portaban la toga y el birrete. (Foto: Archivos de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas)

De forma reiterada e incisiva, la alocución planteaba el cambio en el acceso a la enseñanza y en los cuestionables métodos de selec­ción de la matrícula universitaria. En el discurso retumbaba la idea de que «el estudio no es patrimo­nio de nadie» y que la alta cátedra académica debe bajar siempre a las masas para nutrirse de la sabi­duría popular.

Las concepciones abordadas por el Che en sus palabras de in­vestidura sirvieron como guía y se materializaron en la Ley de Re­forma de la Enseñanza Superior, aprobada por el Gobierno Revo­lucionario el 10 de enero de 1962. Entre otras transformaciones, el documento jurídico planteaba las bases de la nueva universidad so­ñada por el Guerrillero Heroico, la cual abría sus puertas a los di­ferentes sectores sociales a través del sistema de becas y la Facultad Obrero-Campesina.

Vigencia en la acción

Han transcurrido 65 años de aquel suceso que cambió los desti­nos de la UCLV, como lo definiera en una ocasión el eminente peda­gogo Dr. C. Juan Virgilio López Palacio, testigo del momento. A lo largo de este tiempo, no sin gran­des desafíos, la casa de altos estu­dios villaclareña ha convertido en acciones concretas las ideas defen­didas por el comandante Guevara.

De acuerdo con el Dr. C. Gin­ley Durán Castellón, director de Patrimonio Universitario, el dis­curso produjo un eco inmediato en el profesorado, en la recon­formación del perfil demográfico de la universidad, así como en su práctica académica, cultural y so­cial. Además, impulsó la vocación humanista y democratizadora de la enseñanza superior cubana, la cual se proyectó a las comuni­dades y al desarrollo pleno de la sociedad.

Marcha de estudiantes universitarios en homenaje al Che.
Cada 8 de octubre los estudiantes universitarios reeditan la ruta del Che en Santa Clara, con punto de partida en la UCLV. (Foto: Favio Artiles Vilches)

Para el Dr. C. Luis Antonio Ba­rranco Olivera, rector de la UCLV, las palabras del Guerrillero Heroi­co se han transformado en hechos a través de la diversificación del proceso formativo en consonan­cia con las demandas nacionales, lo cual ha posicionado a la casa de altos estudios como la más multi­disciplinaria de Cuba.  Igualmen­te, los ideales guevarianos impul­saron el protagonismo estudiantil y su vínculo con los sectores de la investigación y los servicios; así como promovieron la ciencia, la tecnología y la innovación enfo­cadas en el desarrollo económico del país.

«La UCLV, orgullosa de su his­toria, comprometida con el pre­sente y abierta hacia el futuro, re­cuerda al Che desde su dimensión humana, como gigante intacha­ble, guerrillero de pensamiento y acción, ejemplo imperecedero y prototipo de hombre nuevo. Esa es la universidad que él soñó y por la que trabajamos todos los días», destacó Barranco Olivera.

Desde hace más de seis déca­das, el 28 de diciembre es recorda­do en Cuba por la histórica batalla de Santa Clara, pero también por aquel discurso que modificó las concepciones de la enseñanza y definió las esencias de la educa­ción superior. La alma mater villa­clareña hoy se prestigia de enarbo­lar entre sus doctores honoris causa al comandante Ernesto Guevara, el héroe de América que la enseñó a pintarse de pueblo.

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