María Isabel Díaz Molina: una mujer que defiende la ciencia y la vida

María Isabel Díaz Molina, quien comenzó a dirigir  el Centro de Bioactivos Químicos  este  2025, cuenta que desde pequeña le gustaba mucho estudiar, también sentía curiosidad por conocer el porqué de las cosas y que fue en el preuniversitario en donde comienza a definirse en el camino de las ciencias.

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Vanguardia - Villa Clara - Cuba
(Foto: Jean Carlos Santana Rodríguez)
Jean Carlos Santana Rodríguez, estudiante de Periodismo
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06 Marzo 2025

Al llegar al Centro de Bioactivos Químicos (CBQ) de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas (UCLV), centro tan multidisciplinario como la misma casa de altos estudios, resulta imposible no notar la presencia de una mujer de estatura pequeña, pero de valores humanos de talla sumamente grande, entregada al servicio de la ciencia. Una fémina risueña que a diario apuesta por el empoderamiento y, sobre todo, por atraer a la juventud a los espacios en los que se respira ciencia.

María Isabel Díaz Molina, quien comenzó a dirigir  el CBQ este  2025, cuenta que desde pequeña le gustaba mucho estudiar, también sentía curiosidad por conocer el porqué de las cosas y que fue en el preuniversitario en donde comienza a definirse en el camino de las ciencias. «Confieso que me gustaban las letras y que elegí Psicología, siendo esta la carrera que me llega pero la atracción por las ciencias era mayor y  por este y otros motivos decidí apostar por el cambio a la carrera a Ingeniería Química. Creo que fue válido el cambio, aún así mantengo mi pasión por la Psicología, la considero muy bonita y a la vez es de mi interés conocer estos aspectos». 

Hubo momentos y personas que constituyeron fuente de inspiración para en su motivación por la ciencia: «En la familia había presencia de mujeres de ciencia y alguna amistad y profesores que al verlos aportaron  en la formación y sí influyeron. No hubo ningún modelo de mujer reconocida en el área que influyera en la selección de la carrera, pero sí estando dentro tengo paradigmas que seguí».

También le atribuye a su infancia el apego a la ciencia y dice: «Recuerdo momentos en que los profesores de Matemática, Física y Química, reconocían cómo me gustaban esas ciencias. Me desarrollé muy bien y desde pequeña leía, estudiaba y me gustaba saber el porqué de los porqués».

Recibió mucho apoyo por parte de sus padres y destaca que es de Remate Ariosa, una zona rural y que su madre fue alfabetizadora y desde la casa ya le enseñaba. Su padre, a pesar de no haber estudiado, le inculcó el deseo por hacerlo. Agradece lo que es y toda su formación porque viviendo en el campo y lejos de la ciudad, presentando ciertos obstáculos, sus padres siempre la apoyaron y le inculcaron valores que son importantes en un ser humano y afirma: «Para estar en la ciencia y ser un buen profesional primero hay que ser un buen ser humano».

 Ya graduada en el año 1989 no se quedó en la UCLV sino que hizo su adiestramiento fuera, en la Empresa de Gases Industriales de Villa Clara. Allí estuvo en las plantas de producción, a las que debe parte de su formación. No es hasta el año 1991 que clasifica y entra al Centro de Bioactivos Químicos como plantilla en el Laboratorio de Síntesis Química, donde se dieron procesos muy interesantes de los cuales aprovechó mucho y marcó un inicio para ella, rodeada siempre de un buen equipo de trabajo.

Ya como trabajadora tuvo a su primer hijo y años más tarde se embaraza nuevamente: «Cuando estábamos embarazadas no podíamos trabajar en la planta de producción por cuestiones de seguridad y me trasladé a trabajar en otros departamentos como especialista. En enero de este año 2025 asumo la dirección del centro. Destaca que siempre ha mantenido la docencia: «Me siento bien dentro del aula, me gusta mucho la docencia y también la investigación». 

A lo largo de la carrera ha enfrentado obstáculos pero siempre ha sabido sobreponerse, trazando estrategias prácticas: «En su momento en la planta de producción se pedían más hombres para trabajar, pero las mujeres demostramos que podemos y aunque se requería de cierta fuerza, con organización se pueden hacer las cosas, los obstáculos no se miran siempre que se quiere hacer las cosas bien.

«El CBQ ha sido un centro de aprendizaje y en mi caso una oportunidad para continuar superándome. Aquí me he continuado formando, he aprendido».

Considera que la atención a la familia en general es prioridad. Cree, además, que la persona debe saber equilibrar la vida personal con la profesional y que hubo una etapa en la que le fue difícil, pero que se lleva la satisfacción porque en el tiempo necesario estuvo presente y demostró su dedicación hacia la familia: «Cuando se es buena madre y buena hija se es buen profesional». Más que como mujer de ciencia se enorgullece mucho de poder gozar del privilegio de la maternidad y  su logro más grande es ser madre: «Creo que la gratitud mayor que tengo es la de tener a mis hijos. Agradezco a la vida por ello, por lo buenos que son y por ver que el objetivo de la familia de que sean hombres y mujeres de ciencia y de bien está cumplido».

Su granito de arena ha estado en todo el tiempo que lleva en el CBQ, comenta que no se ha trasladado de Centro y eso posibilita que en el mismo lugar se mantenga aportando desde los procesos que ahí se realizan. Muestra seguridad de que su trabajo ha impactado principalmente en mujeres, porque hay mayoría en el Centro y uno aporta siempre a las personas que están alrededor y también aprende, el proceso es recíproco y de retroalimentación.

A María Isabel le gusta que las personas sean perseverantes en los sueños que tienen, que pongan empeño y amor en lo que se hace, así se logran las cosas: «Creo que trabajar y demostrar que uno puede hacer las cosas es la mejor manera de decir y hacer y que si se hace un trabajo lo mejor posible se puede confiar en las mujeres y se logra también un entorno equitativo porque se puede ser hombre o mujer que si no hay trabajo ni esfuerzo no se consigue nada».

Apoya mucho a las mujeres jóvenes. Confía plenamente en la nueva cantera y siente que ese apoyo a compañeras jóvenes es muy importante: «La juventud tiene capacidad y disposición, solo le falta la experiencia». Le gustaría que el centro se nutra de más juventud y cree que el ambiente laboral es agradable y eso se demuestra con el paso de los años y el contenido de trabajo. «Siempre que hay un objetivo de trabajo y tengamos qué hacer, apartando las limitaciones e insatisfacciones, se obtiene un mejor ambiente laboral».

Desde su ingreso en el CBQ su mayor contribución es haber transitado por diferentes procesos y transversalizar muchos de ellos, llegar a mejores resultados en las tareas que le ha tocado enfrentar, también el aprendizaje de profesores y colegas. Asegura que hay que fomentar la participación de la mujer en la ciencia, crear las condiciones y potenciar el estudio de carreras de ciencia y empapar a los jóvenes de estas mismas en la vida científica para que se nutren y complementen teoría con práctica.

En su futuro personal tratará de ayudar a su familia como lo ha hecho hasta este momento y seguirá aportando al Centro de Bioactivos Químicos, lugar al que le debe tanto. Reconoce los retos a los que tendrá que enfrentarse pero tiene la certeza de que los vencerá, siempre con la convicción de ayudar al país y cumpliendo la premisa de la Dra Rosa Elena Simeón Negrín que: «Defender la ciencia es defender la vida».

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