
Por estos días el Dr. C. Luis Lecha Estela participa, junto a la delegación villaclareña, en la V Convención Internacional Cuba—Salud 2025. Como incesante investigador ratifica lo iluso de pensar que en el contexto regional de Las Américas y el Caribe el archipiélago escape a los efectos del estado del tiempo bien marcado en estas etapas, o más en específico de las influencias que ejerce el régimen térmico sobre la adaptación de la población cubana.
Puede, entonces, hablarse de los pronósticos biometeorológicos cuyo alcance identifican y avisan con antelación suficiente la ocurrencia de los llamados efectos meteoro-trópicos ante un cambio climático agudo que no minimiza el incremento de la temperatura en el aire con el consecuente aumento del calor intenso en el archipiélago.
Una alerta del Dr. C. Lecha Estela sugiere incorporar este peligro «a las acciones de enfrentamiento, manejo y prevención de los desastres que lleva a cabo el Sistema Nacional de la Defensa Civil».
Estudios e investigaciones realizadas en la provincia desde hace años han posibilitado estimar la magnitud del riesgo meteoro-trópico diario y llegar a un modelo estadístico que facilita su pronóstico a corto plazo, sin excluir las características de los procesos de intercambio de calor entre el cuerpo humano y su entorno circundante.

Todo ello y mucho más forman parte del libro Pronósticos Biometeorológicos, de la autoría de Lecha, junto a un grupo numeroso de investigadores, que permanece en formato digital, prologado por el Dr. C. José Rubiera. Su contenido es aplicado desde hace años en Sagua la Grande en cuyo proyecto inicial participaron el ingeniero Lency Carvajal Medina y su esposa Elena Ciomina de Carvajal, entre otros expertos.
«Es allí donde ha encontrado la aplicación requerida de manera conjunta entre especialistas de la facultad de Ciencias Médicas, del Centro Universitario Municipal (CUM), y del hospital provincial general universitario Mártires del 9 de Abril con alcance comunitario y acciones entre médicos de familia y en el Cuerpo de Guardia».
Resulta notorio el gran contraste de las temperaturas nocturnas y diurnas, y al decir del investigador «los efectos desfavorables de las condiciones meteorológicas sobre la salud poblacional están aumentando en frecuencia e intensidad, por lo que urge tomar la situación como prioridad».
Si bien en Villa Clara constituye el único proyecto de este tipo que existe en toda Cuba e incluso en el mundo queda la insatisfacción de que no sale del marco experimental, según atestigua el Dr. C. Luis Lecha.
«Es necesario que el sector de la Salud conozca cada detalle del proyecto y muchas veces no ocurre así. En el caso de nuestro equipo ofrecemos información previa para evitar consecuencias mayores cuando llegan los fenómenos en sectores poblacionales como las personas asmáticas, pacientes encamados, embarazadas, ante irregularidades cardiovasculares, entre otras, por lo que impera conocer que resultan útiles para disminuir los impactos negativos sobre la salud».
Ahora el Dr. Lecha acaba de realizar las perspectivas biometeorológicas del próximo verano. Son proyectos de innovación que tiene el Centro de Estudios y Servicios Ambientales (CESAM) de Villa Clara con el propósito de «proteger a la gente al demostrarse la existencia de un vínculo real entre la ocurrencia de determinadas condiciones meteorológicas extremas que actúan a corto plazo, directa o indirectamente, en los grupos más vulnerables de la población local».
Un poco de historia
No todos conocen que las averiguaciones iniciaron entre 1986 y 1990 con el monitoreo en 17 hospitales cubanos, a partir de los reportes de la ocurrencia diaria de asma, enfermedades cardiovasculares, infarto del miocardio, cefaleas, isquemias cerebrales, y las infecciones respiratorias agudas (IRA). Estos comportamientos se confrontaron con los reportes meteorológicos aportados por las estaciones en cada momento para formar las bases de datos.
Así surgieron los primeros estudios de este tipo realizados en el país en pos de alerta temprana para la salud cuando comenzaba a hablarse del cambio climático y de sus efectos con un equipo que trabajaba desde Cuba, Estados Unidos y Alemania.
«El primer sistema de alerta salió en 1996. Por aquella etapa no existían computadoras sofisticadas ni altas tecnologías, y tuvimos que viajar a Washington a probar el sistema. Ya en 2006 se pudo desarrollar desde el Centro Meteorológico Provincial (CMP) a partir de las modernizaciones tecnológicas», sustenta Lecha.
Hace algún tiempo le pregunté al científico un detalle que vale la pena recordar.
— Si nos apoyamos en que más de un millón de cubanos padece de asma, sin hablar del grado de la afección, y un 37, 3 % de la población es hipertensa ¿hay que pensar en los cambios de tiempo?
— El asma es de las causas más frecuentes de asistencia a los cuerpos de guardia, sin descartar los problemas cardíacos, pero la población tiene que conocer esos puntos de alerta, y debe implementarse entre las prioridades del sistema de Salud al disponer cada estudio de basamento científico. Sagua la Grande lo aplica por la acción de un grupo de profesionales de diversas ramas que sigue dando sus frutos. No así en los restantes lugares.
Tos, catarro, muerte súbita, desmayos, accidentes vasculares severos, falta de aire, cefaleas, dolores articulares, variabilidad en el carácter son indicios que muchos sienten en su cuerpo originados por los cambios de tiempo. Todo depende de la capacidad de adaptación o no que es expresión de la vulnerabilidad de cada persona».
De estos efectos meteoro-trópicos tampoco hay percepción de riesgo en un mundo donde la temperatura toma valores nunca antes observados, en tanto prolifera el incremento del nivel del mar, existe variación en las precipitaciones, predomina la sequía, hay pérdida de la calidad del aire y del agua, y más afectaciones por huracanes.
En otro orden vale decir que la tendencia al incremento de la temperatura incide en el ascenso de las enfermedades cerebrovasculares e isquémicas como principales causas de muerte en el territorio.
Las pautas están bien diseñadas. Aplicarlas pudiera resultar uno de los retos que convoca un tiempo inminente.