Reciclar hoy la oportunidad del mañana

Un nuevo proyecto de desarrollo local comenzará a implementarse en Santa Clara, para contribuir a la gestión ambiental de los residuos sólidos urbanos, aliviar uno de los malestares más agudos de los pobladores y fomentar la cultura del reciclaje.

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Proyecto de reciclaje Recicla a color.
La campaña comunicacional del proyecto Recicla a color aspira no solo a promover la cultura del reciclaje a nivel social, sino a fomentar valores, desde la educación ambiental, con los cuales los niños podrán convertirse en divulgadores espontáneos. (Foto: Cortesía del PDL D’SANDE)
Liena María Nieves Portal y Mónica Sardiña Molina
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28 Abril 2025

El incremento de la población global y el proporcional aumento de desechos resultantes de un consumo también exacerbado acentúan los desafíos medioambientales que determinan, de hecho, la permanencia de la humanidad en la gran casa que compartimos. De la conciencia social y gubernamental deben derivarse prácticas sustentables para reducir nuestro impacto en el planeta, y dejar una huella transformadora hacia entornos amigables y seguros.

Sobre tales premisas, el Gobierno de Santa Clara impulsa el proyecto de desarrollo local (PDL) Recicla a color —en alusión a la norma internacional de diferenciar por colores los depósitos colectores de los diferentes tipos de materias primas reutilizables—, para contribuir a la gestión ambiental de los residuos sólidos urbanos, aliviar uno de los malestares más agudos de los pobladores de la capital provincial y fomentar la cultura del reciclaje.

De acuerdo con Osmani García López, presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular de Santa Clara, la iniciativa surgió de la necesidad de buscar alternativas, desde la ciencia y la innovación, ante el déficit de combustibles, vehículos, partes y piezas, lo cual dificulta la recogida y disposición final de los desechos sólidos en la ciudad.

La alianza incluye el Parque Científico Tecnológico de Villa Clara, la Empresa de Recuperación de Materias Primas, la Unidad Presupuestada Servicios Comunales, la Empresa Militar Industrial (EMI) Batalla de Santa Clara, el proyecto de desarrollo local D’SANDE, la Dirección de Educación, varios centros de investigación de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas (UCLV) y la Delegación Territorial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma).

Entre las principales problemáticas locales asociadas al tratamiento de los residuos sólidos, García López señala el manejo inadecuado, pues el 80 % llega mezclado al vertedero municipal y solo se recicla un 20 % del volumen generado. También refiere la falta de una infraestructura apropiada para su tratamiento, debido a las carencias de recursos humanos, transporte y combustible, lo que genera acumulación de desechos en calles y espacios públicos, y la consecuente proliferación de vectores y enfermedades.

A pesar de la existencia de proyectos como Reciclo mi barrio, impulsado por la Empresa de Recuperación de Materias Primas de Villa Clara y extendido a todo el país, su alcance social no resulta suficiente. A ello se suman la poca sensibilización en la comunidad sobre la importancia de separar los residuos orgánicos e inorgánicos y las reiteradas indisciplinas sociales, sobre todo, de personas que rompen los depósitos y esparcen la basura en busca de materiales que puedan venderle a Materias Primas.

El cambio desde la comunidad

En aras de transformar problemáticas acumuladas en un contexto sanitario en franco declive, el presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular de Santa Clara explica que, desde «Recicla a color», se trabajará en varios frentes. El consejo popular José Martí será la comunidad piloto, y los niños, los protagonistas del cambio.

La elección de la zona no resulta aleatoria: en este consejo popular se localizan las instituciones sociales que fungirán como espacios educativos de socialización. Asimismo, cohabitan amplias representaciones de diversos grupos generacionales, y se cuenta con el apoyo de una nutrida comunidad de residentes militares, profesionales de Salud y de Justicia con sus familias.

«Varios centros educacionales del populoso reparto santaclareño cuentan con círculos de interés vinculados con el tema del reciclaje. Además, hay convenios con un PDL que se dedica a la recolección de plásticos, para que los pioneros los aporten en las escuelas, con el incentivo de que, posteriormente, se entregarán módulos para la limpieza (cubos, cestos para basura y escobas, entre otros utensilios) a cada una de las aulas. Esto no es solo una propuesta, sino una relación que ya viene funcionando.

Osmani García López comentó la aspiración de extender estas buenas prácticas a otras áreas de la ciudad y, de manera paulatina, ir creando en las comunidades capacidades para la recolección y clasificación, sobre la base de la participación popular y la educación ambiental.

Proyecto Recicla a color, en Santa Clara.
(Foto: Cortesía del PDL D’SANDE)

«Además, estamos apoyando la instalación de una planta de reciclaje que procesará todos los residuos sólidos urbanos de los consejos populares José Martí y Antón Díaz, con 24 643 habitantes, para su reutilización en la economía —exportación de chatarra, producción de materiales de la construcción y abonos orgánicos— y la generación de energía», agregó.

Según el ingeniero Orlando Darío Morfi González, director general de la Empresa de Recuperación de Materias Primas de Villa Clara, la instalación de dicha planta de tratamiento permitirá optimizar la gestión de los residuos, aumentar la tasa de recuperación y contribuir al desarrollo sostenible de la ciudad.

Para garantizar el éxito del proyecto, sugiere crear alianzas con el Gobierno e industrias del territorio para el estudio y la fabricación del equipamiento, con la participación de los innovadores; ubicar la planta considerando la accesibilidad, el impacto ambiental, la disponibilidad de servicios básicos y la proximidad a fuentes de residuos; detallar un plan para la construcción y operación que incluya aspectos técnicos, financieros y logísticos, así como un cronograma de implementación, y diseñar un programa educativo sobre la importancia del reciclaje, la separación de residuos, el compostaje y la generación de energía a partir del biogás, como fomento de una cultura sostenible.

En cuanto a los resultados esperados, Morfi González enuncia la eliminación de los microvertederos y la disminución en un 90 % de la contaminación del agua y los suelos, así como de los riesgos para la fauna, la flora y la salud pública; el incremento del 30 % en la tasa de reciclaje de residuos en la comunidad en un plazo de dos años; la generación de, al menos, el 20 % de la energía necesaria para operar la planta, a partir del biogás generado con residuos orgánicos; la producción anual de compost utilizable en la agricultura urbana para promover el uso sostenible del suelo y reducir la dependencia de fertilizantes químicos; la generación de empleos y el mejoramiento de las oportunidades laborales en la comunidad; el aumento de la conciencia ambiental en la mayoría de los residentes locales y la reducción en un 40 % del consumo de combustible empleado en el traslado de los residuos hacia los vertederos.

Como otros criterios de factibilidad del proyecto Recicla a color, la máxima autoridad gubernamental de Santa Clara añade la mejora de la economía familiar a partir de los ingresos que recibirán las personas que recolectan las materias primas, la sustitución de importaciones, la contribución al incremento de las exportaciones de la Empresa de Recuperación de Materias Primas, el aporte del plástico utilizable por la EMI Batalla de Santa Clara, el ahorro al presupuesto de la Dirección de Educación, y la contribución a la cultura ambiental, la limpieza, la imagen y el ordenamiento de las comunidades.

Un atractivo adicional del programa, dadas las carencias objetivas y las deudas enquistadas en el tiempo en cuanto a las posibilidades de que las personas puedan edificar sus viviendas por esfuerzo propio, resulta la producción de materiales de la construcción a partir de los residuos sólidos, un propósito en el que Materias Primas y otras entidades ya tienen experiencia, pues manufacturan bloques plásticos y de vidrio con excelente terminación, viguetas de madera plástica para techos, además de las tejas plásticas para las cubiertas.

Transformar desde la conciencia social

«Recicla a color» no limita su alcance a la limpieza de espacios públicos, sino que constituye una oportunidad para impulsar la economía local mediante la creación de empleos en la industria del reciclaje y el fomento de la innovación en la gestión de residuos.

No obstante, para que dicha práctica sea en verdad efectiva resulta crucial que se convierta en un hábito cotidiano y no solo en una actividad ocasional u optativa. Este propósito demanda una transformación cultural que inicia en la educación básica, desde el hogar, lo cual convertiría a los más pequeños en agentes de socialización de prácticas ecologistas y ambientalmente comprometidas.

Por ende, las acciones —en particular, las comunicativas— de la campaña proponen, en primera instancia, que las escuelas, áreas de Salud, centros públicos de alta afluencia (bancos, bodegas, comercios, puntos de gas, terminales y piqueras de transportación, oficinas de trámites, etc.), de conjunto con los líderes comunitarios y los gobiernos locales, se conviertan en plataformas naturales para la divulgación de informaciones referidas a cómo reciclar adecuadamente y los beneficios que implica.

Sin embargo, no basta con la difusión. Resulta fundamental que, a la par, se creen infraestructuras de reciclaje accesibles y eficientes.

Para la viabilidad de esta campaña es necesario que, a nivel gubernamental, se implementen políticas que también incentiven a las empresas a adoptar prácticas sostenibles.

La creación de una cultura de reciclaje también implica un cambio en la mentalidad de los consumidores. Cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar, y la participación activa en iniciativas comunitarias deviene peldaño básico hacia la creación de la conciencia crítica colectiva.

Solo a través de la educación y la accesibilidad podremos construir un futuro más sostenible para las próximas generaciones. El reciclaje no es solo una opción, sino una responsabilidad que todos debemos asumir.

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