De dólares y dolores: una historia repetida

Una situación similar a la que vive hoy Cuba, con la manipulación de la tasa de cambio en el mercado informal de divisas, se produjo en Venezuela, hace más de diez años. Aunque en contextos distintos, el motivo es el mismo: la desestabilización económica, política y social.

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Vanguardia - Villa Clara - Cuba
(Ilustración: Martirena)
Mónica Sardiña Molina
Mónica Sardiña Molina
@monicasm97
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23 Noviembre 2025

Érase una vez un país en guerra, envuelto en un enfrentamiento no convencional, sin armas de fuego ni violencia directa por parte de la potencia agresora, pero con consecuencias atroces para el pueblo.

¿El campo de batalla? La economía nacional. Una mirada superficial advertía las enormes colas y la desesperación de las familias para adquirir bienes insustituibles como alimentos, productos de higiene o medicamentos, y al no hallarlos en los comercios, se veían obligados a pagar los precios exorbitantes del mercado ilegal (bachaqueo).

La escasez y la inflación que desde mediados de 2012 aquejan, especialmente, a la clase trabajadora de aquella nación no se corresponden con el comportamiento de las variables reales de la economía, sino que son el resultado de manipulaciones políticas imperiales ejecutadas por una minoría poderosa que aspira a dominar al país con la mayor reserva de petróleo, la segunda más rica de gas, y la más grande de agua dulce, oro y coltán en el mundo. ¡Qué casualidad!

Al profundizar el análisis, se devela un arsenal lo suficientemente potente para provocar la desestabilización: desabastecimiento programado de productos esenciales, inflación inducida, boicot en el suministro de bienes de primera necesidad, embargo comercial encubierto y bloqueo financiero internacional. Además, estas situaciones se agudizaron en los momentos de mayor tensión política y durante procesos electorales.

Por supuesto, hablamos de la patria del Libertador de América, y el relato pormenorizado de lo que ha ocurrido lo ofrece la Dra. C. Pasqualina Curcio Curcio, profesora titular de la Universidad Simón Bolívar, en su libro La mano visible del mercado. Guerra económica en Venezuela, cuya primera edición se publicó en 2016.

Con argumentos, la autora detalla el panorama y desmonta la narrativa del supuesto fracaso del modelo bolivariano. ¿Les suena el lema de «Estado fallido»?

Aunque cada una de las formas de agresión citadas anteriormente resultan tan complejas como ricas de abordar, centramos esta reflexión en la inflación inducida, por los puntos de contacto evidentes con la realidad cubana de los últimos años y las denuncias que han resurgido en torno a El Toque como plataforma digital que promueve la desestabilización en Cuba.

«Los niveles de precios en la economía [de Venezuela] no están determinados por la demanda agregada ni por la liquidez monetaria, sino que están siendo influenciados por la tasa de cambio de la moneda “fijada” en el mercado paralelo», expuso Curcio.

«La manipulación del tipo de cambio ha sido la principal y más efectiva estrategia de la guerra económica contra el pueblo venezolano. Sus efectos, no solo en el mercado cambiario, sino en los niveles de precios de la economía (inflación), en la pérdida del poder adquisitivo de los venezolanos, en la distorsión de los mercados, e incluso, los últimos meses, en la caída de la producción, pueden calificarse de atroces», añadió.

Según los gráficos publicados por la académica, el tipo de cambio en el mercado paralelo mostró una tendencia constante desde 1999 hasta julio de 2012. A partir del mes siguiente, experimentó un crecimiento exponencial atípico. Entre agosto de 2012 y junio de 2015 el dólar paralelo e ilegal aumentó de 9.42 a 1040 bolívares. La mayor variación interanual de la tasa ocurrió entre 2014 y 2015, cuando alcanzó un 475 %.

Los valores de la moneda que diariamente publicaban páginas web como DolarToday —fundada en 2010 por un grupo de venezolanos radicados en el exterior— y eran difundidos en las redes sociales no se correspondían con la realidad económica, sino que obedecían a una intencionalidad política.

Basándose en la teoría económica monetarista, la experta señaló que tal disparo del tipo de cambio tendría que derivarse de una caída de las reservas internacionales (oferta de divisas en el mercado cambiario) o de un incremento desproporcionado de la liquidez monetaria (dinero en manos del pueblo). Sin embargo, la alteración registrada en el tipo de cambio paralelo no guarda relación con el comportamiento de ninguna de las dos variables.

Los propios «artífices» de DolarToday explicaron que basaban la tasa de cambio paralela en un promedio de las operaciones que se realizaban en la frontera colombiana.

A partir de febrero de 2016, la brecha entre el tipo de cambio oficial y el real estimado registró una disminución, como resultado de la implementación de un nuevo esquema cambiario basado en dos tramos: en el primero, un tipo de cambio fijo de 10 Bs/USD dirigido a los sectores que importan bienes prioritarios, y el segundo, con un tipo de cambio fluctuante mediante subastas.

«En la medida en que aumente la proporción de divisas ofrecidas en el fluctuante y disminuya en el tramo protegido, el ponderado tenderá más rápido a su valor real», apuntó Pasqualina Curcio.

Como los importadores se basaban en el tipo de cambio paralelo para calcular el precio de los productos en la moneda nacional —aunque hubieran adquirido la divisa a una tasa oficial menor—, la manipulación de esta variable se reflejó en los costos de los insumos importados, en la cadena de producción y comercialización, y en el precio final.

«Es un deber del Estado intervenir en la economía mediante políticas de regulación de precios y fijación de precios máximos para, por una parte, contrarrestar los efectos de las manos visibles que están manipulando el tipo de cambio paralelo y, por la otra, controlar el poder de los monopolios en la fijación de los precios internos de la economía», aseveró la autora de La mano visible del mercado...

No fue la primera y tampoco será la última vez que se ejecutan manipulaciones económicas con fines políticos y efectos sociales. Ocurrió en Chile (1970-1973) para derrocar al Gobierno socialista de Salvador Allende; en Nicaragua, a finales de la década de los 90, durante el Gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional, y en la Unión Soviética a finales de los 80.

La utilización de plataformas digitales para inducir la inflación también se llevó a cabo en Argentina, con Dolar blue, que no desapareció ni siquiera cuando la administración neoliberal de Mauricio Macri eliminó la regulación estatal de las tasas cambiarias. Y en Cuba lo vivimos desde hace unos años, con El Toque a la cabeza.

Las denuncias y el debate reciente dejan claras varias certezas: el medio de comunicación devenido informador cambiario pretende la desestabilización macroeconómica para provocar un estallido social, un cambio de régimen y la restauración capitalista. Para ello cuenta con financiamiento y respaldo del Gobierno de Estados Unidos, agencias y asociaciones históricamente ligadas a los intereses anticubanos. Forma parte de la guerra no convencional contra nuestro país, vulnera nuestra soberanía económica y perjudica, mayormente, al pueblo que dice defender.

No obstante, su posicionamiento e influencia nacieron de un vacío y se convirtió en el principal referente ante la ausencia de un mercado cambiario oficial, funcional que permita la convertibilidad a la moneda nacional. Este «elemento clave y estratégico», en palabras de Ian Pedro Carbonell Karell, director de Políticas Macroeconómicas del Banco Central de Cuba, no se materializó con la unificación monetaria de 2021, y aún lo estamos esperando.

En el artículo «Fuentes de oferta y demanda del mercado informal de divisas en Cuba» (2022), Ricardo Torres Pérez, Karina Cruz Simón y Michel Carmona Seguí explican que durante los últimos años se ha producido una expansión del volumen de los flujos monetarios canalizados a través de este espacio, junto a la reducción de la capacidad del sistema financiero de captar recursos y asignarlos en función del desarrollo del país.

Los autores —especialistas del Centro de Estudios de la Economía Cubana, de la Universidad de La Habana, y del Banco Central de Cuba— atribuyen el incremento reciente de la demanda de divisas en el mercado informal (MID) a la comercialización minorista en dólares de productos de primera necesidad, la reducida oferta en moneda nacional y las limitaciones del sistema financiero para vender divisas a la población.

Asimismo, refieren que los cambios motivados por las restricciones sanitarias durante la pandemia de la COVID-19, la reducción de la actividad económica, la dolarización parcial y la inconvertibilidad de la moneda nacional se materializan en un incremento del empleo de vías no oficiales para la canalización de los flujos de divisas, y de los incentivos.

«De no corregirse las condiciones anteriormente mencionadas, puede esperarse la acentuación del protagonismo del MID en las transacciones que involucran divisas extranjeras, lo cual tiene impactos sobre la efectividad de las políticas económicas en general y sobre la conducción de la política monetaria en particular. Por ello se hace necesario el monitoreo continuo de este espacio», concluyeron.

Cuba no es Venezuela. Las «bombas» de la guerra no convencional que se nos hace caen sobre una economía desgastada por más de seis décadas de bloqueo made in USA, la deprimida entrada de divisas, la exigua producción de bienes y servicios que no permite levantar el PIB, los efectos de la pandemia, la crisis energética, el desabastecimiento de combustibles y otros recursos fundamentales, los desequilibrios macroeconómicos, y los resultados tardíos, distorsionados o contrarios a lo previsto que han arrojado las medidas tomadas en los últimos años.

Aparejada al derecho a denunciar toda injerencia va la responsabilidad de transformar la realidad que tanto nos golpea. El reto es inmenso y urgente. Impone un ejercicio verdadero de participación y control popular, con especial atención a los criterios expertos.

Por otra parte, encontrar un remedio definitivo contra el asedio del dólar no resulta un desafío exclusivo de los países afectados, porque ninguna economía por sí sola podría pulsear con el sistema monetario y financiero internacional dominado por Estados Unidos y sus aliados. En los últimos años, conciencias, voces y voluntades se han alineado sobre la necesidad de la desdolarización desde el Sur global, impulsada por grupos como los BRICS, para dotar a las naciones en desarrollo de alternativas prácticas a la moneda históricamente usada como arma geopolítica para castigar y sancionar. No se trata de una encomienda sencilla ni posible a corto plazo, pero resulta la única vía para la liberación del yugo imperial.

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